Amélie Nothomb se sube en Tokio a la montaña rusa de una
hilarante educación sentimental en brazos del muy delgado y muy oriental Rinri,
un ávido lector que sueña con entrar en la orden del Temple. Amélie, decidida a
aprender japonés enseñando francés a los autóctonos, conoce a Rinri en un bar.
Pero, pocos días después, la relación entre maestra y alumno dará paso a una
hermosa historia de amor. Distintos episodios nos sitúan, una vez más, ante una
rica y peculiar visión de Japón, la de alguien nacido allí pero cuyos orígenes
son occidentales, y donde la percepción de la alteridad cobra los más
variopintos matices. Nothomb analiza sus experiencias desde una perspectiva
casi antropológica, nunca exenta de ironía. La diversión está asegurada, pero
también la ternura e incluso la melancolía…, porque cuando Nothomb escribe en
primera persona fascina, divierte, hace pensar y hace reír. «Los lectores de
Amélie no se quejarán ante tan espléndida cosecha Nothomb» (Marianne Payot, L’Express).
LA AUTORA
Amélie Nothomb
nació en Kobe (Japón) en 1967. Proviene de una antigua familia de Bruselas,
donde reside actualmente, aunque pasó su infancia y adolescencia en Extremo
Oriente, principalmente en China y en Japón, donde su padre fue embajador.
Habla japonés y trabajó como intérprete en Tokio. Es una de las autoras
francesas más populares y con mayor proyección internacional.
MI OPINIÓN
Hace algún tiempo
leí “Una forma de vida” de Amélie Nothomb y me conquistó con un estilo muy
particular y una prosa original, muy expresiva e incluso audaz. Desde entonces
tenía claro que volvería a leer a esta prolífica autora belga y, aunque he
tardado un poco más de lo previsto, hoy os hablo de otra de sus novelas
autobiográficas ya que la protagonista vuelve a ser la propia Amélie la cual
nos cuenta como con 21 años vuelve a Japón, país en el que nació y vivió hasta
los 5 años. En Tokio, Amélie intenta recuperar el dominio del japonés y decide que
un buen método para ello es impartir clases de francés y de paso ganar algo de
dinero. De este modo conocerá a Rinri, un joven japonés de 20 años,
universitario, adinerado y tímido, con el que terminará teniendo una relación
amorosa.
Pero “Ni de Eva ni
de Adán” no es una novela romántica, la verdad es que ni siquiera la relación
que mantienen Amélie y Rinri lo es sino que se trata de una relación un tanto
atípica, en la que él ejerce de amante y de cicerone con visitas a lugares tan
emblemáticos como Hiroshima (donde leerán “Hiroshima mon amour”) y el monte
Fuji donde Amélie realizará una peregrinación llena de simbolismo y magia. Es una
historia de amor en la que ella parece que simplemente se deja mimar en una relación de pareja en la que hay
mucha ternura y poca pasión, o al menos eso es lo que nos deja ver la autora.
Una pareja extraña y poco creíble si no fuera porque uno de los miembros de esa
pareja es la autora, esa persona que tan peculiar se nos presenta a través de
sus libros.
Amélie Nothomb |
Realmente la
historia de amor entre ambos es la excusa para que la autora nos hable Japón
desde el punto de vista occidental. Amélie se mostrará llena de asombro pero
siempre respetuosa ante las costumbres y la cultura japonesas y, sobre todo,
huirá de los tópicos en los que tan fácil hubiera sido caer. Que la autora es
una apasionada del país nipón queda más que patente, su amor por el país es
casi reverencial y se siente más cercana e interesada por su cultura y sus
costumbres incluso que Rinri, el cual siente más desapego que ella por las
tradiciones de su país. Todo ello queda patente muy especialmente en las
relaciones que la autora mantiene con la familia de Rinri, que aunque intenta
ser amable con ella no pueden aceptar que sea occidental, o con los amigos de
él y sus costumbres de ocio que no dejan de sorprenderla.
Amélie logra
contagiarnos su pasión por el país nipón a través de su visión de la sociedad y
de la cultura japonesas y, a pesar de su amor casi reverencial por el país,
ejerce también la crítica hacia algunas leyes como por ejemplo las que obligan
a los niños de cinco años a pasar unas duras pruebas de acceso a la escuela
primaria, pruebas de las que dependerá que el niño pueda asistir o no a una escuela de prestigio. No quiero ni
imaginarme la presión que pueden llegar a sentir estos niños con semejante
responsabilidad a sus espaldas a tan tierna edad y la frustración de aquellos
que no lo consigan.
Una novela en la que la
literatura también está muy presente ya que la autora se nos muestra como una
ávida lectora, también Rinri, por lo que las referencias a autores como
Marguerite Duras, Stendhal o Mishima están muy presentes a lo largo de la
novela.
Un libro lleno de
reflexiones, especialmente en el final del mismo. Y llegado este punto tengo
que hablar del final, no lo voy a destripar pero tengo que hacer mención, como
ya lo hice en “Una forma de vida” a lo bien que cierra Amélie Nothomb sus
libros, al menos los dos que he leído. No deja de ser curioso ya que son
historias difíciles de cerrar, con esa mezcla de cotidianidad y absurdo, esa
mezcla de lo rocambolesco y lo natural, que me hace temer siempre un cierre
precipitado y de los que me dejan con cara de ¿y ahora? Pero no, Amélie cierra
sus historias, incluso cuando sus finales dejan siempre abierto el camino a un
paso más.
En definitiva una
historia divertida, llena del sarcasmo y de la fina ironía de la autora, menos
ácida que en “Una forma de vida” pero tan cautivadora como aquella y con su
dosis justa de reflexión sin descuidar nunca el entretenimiento. Un libro
breve, como todos los que escribe, con una prosa ágil y directa y con el sello
inconfundible de Nothomb que vuelve a dejarme con ganas de leer más.
Ficha técnica
Título: Ni de Eva
ni de Adán
Autora: Amélie
Nothomb
Traductor: Sergi
Pàmies
Editorial: Anagrama
Nº de páginas: 176
ISBN: 9788433975010