Virginia Gasull |
El pasado martes día 27 tuve
la oportunidad de asistir junto a otros blogueros a un encuentro en la sede de
Penguin Random House Mondadori con Virginia Gasull, autora de “In vino veritas”
para poder charlar sobre su libro y preguntarle cuanto nos apeteciera.
Que el personal de Suma de
Letras nos trata de maravilla siempre es un hecho y en esta ocasión nos
esperaba una suculenta merienda a base de vinos de Burdeos y algo para picar.
Como buena conocedora de los vinos, Virginia nos contó un poco sobre los caldos
que íbamos a catar: un Cabernet Sauvignon de 2006 con mucho cuerpo y un Merlot de 2009 más afrutado que el anterior.
Y entre vinos y picoteo la
autora nos contó cómo la idea de escribir este libro surgió durante un viaje a
Burdeos donde le contaron la expoliación a la que se habían visto sometidos por
parte de los nazis tras la ocupación de Francia en la Segunda Guerra Mundial. Una expoliación en la que se
vieron obligados a proteger sus vinos y sus viñedos. Tras esta primera idea,
Virginia volvería a visitar Burdeos, acompañada por su madre, para documentarse
tanto sobre la historia como sobre la zona y encontrar el château que
finalmente serviría de escenario para el que aparece en la novela. El título
casi vino solo y lo ha tomado de la famosa frase pronunciada por Plinio el
Viejo, “In vino veritas”. A los que aún no habéis leído el libro os aseguro que
no podría ser más adecuado.
Nos habló también de ese
estado de enajenación que vivió mientras escribía el libro, un estado en el que
sólo pensaba en el libro, en los personajes… y que sólo podían entender los más
allegados. A Virginia le gusta llenarlo todo de post-it, tener todos los
capítulos de la novela así distribuidos en un intento de tener una visión
global de todo el libro e intentar que éste no pierda nunca el ritmo narrativo
necesario para mantener la atención y el interés del lector. Y con todos los post-it
a su alrededor y todo aquello que se le vaya ocurriendo también colgado en la
pared (sí, ella misma confesó que cualquiera podría pensar que se trata de la
casa de una psicópata…) se pone a escribir siempre con música, sin ninguna
preferencia especial ya que es el momento de la trama que está narrando el que
decide si necesita algo tranquilo o, por el contrario, Virginia
vive un momento metal y es el turno de Rammstein.
Y una vez que terminas el
libro ¿qué? Virginia nos contó que evidentemente uno se plantea enviarlo a
editoriales, pero al mismo tiempo piensa que simplemente será uno más de los
tantos que se acumularán y que nunca la verán la luz, así que se lanzó a la autopublicación
en Amazon intentando desde el primer momento que el producto fuera lo más
profesional posible y echando mano de la amiga filóloga para corregir, la amiga
ilustradora para una buena portada… De esta forma “In vino veritas” llegó a
Amazon y desde allí a Suma de Letras. La autora no niega que tuvo sus dudas,
que siempre te apetece conservar tu independencia, pero que finalmente no pudo
resistirse a ver su obra editada en papel.
Todos los que habíamos leído
el libro teníamos mucha curiosidad por saber si volveremos a encontrarnos con
Oteiza, la inspectora de Patrimonio protagonista de la novela, y Virginia nos
confesó que sí, que actualmente se encuentra trabajando en la que será su
segunda novela, pero que aún se hará esperar un poco ya que todavía está en la
fase de documentación y es muy minuciosa con este tema, aspecto que tras leer
“In vino veritas” yo misma os puedo confirmar, pero que os contaré con más
detalle en la reseña que publicaré la próxima semana.
Como veis en esta ocasión os cuento más cosillas que otras veces y es que esta vez sí que tomé notas de
verdad y no me dediqué sólo a hablar, pero aún así sé que me dejo muchas cosas
en el aire ya que la tarde, a pesar de que se pasó volando, dio para mucho y
como no sólo de libros vive el bloguero, nos fuimos para casa con una botella
de vino que podéis ver en la foto que ilustra esta entrada.