29 de noviembre de 2022

El Café del Ángel - Anne Jacobs


¿Qué os voy a contar que no sepáis los que sois habituales de este espacio? Veo una novela ambientada en la Segunda Guerra Mundial y se me van los ojos detrás y, aunque a algunas me resisto porque todo no puede ser, muy a menudo os traigo lecturas con este escenario bélico. Hoy es el turno de El Café del Ángel.

Mi opinión

Hilde y Luisa, las dos protagonistas principales de la novela, dan inicio a El Café del Ángel con sendos capítulos centrados en cómo se desarrolla su vida cotidiana en 1938 para inmediatamente dar un salto en el tiempo y trasladarnos hasta 1945 en Wiesbaden, escenario principal de la novela y ciudad en la que se halla el legendario Café del Ángel, propiedad de la familia de Hilde. La guerra da sus últimos coletazos y ya todos asumen que Alemania la ha perdido. En medio del caos que supone la entrada de los americanos en la ciudad, Hilde y su madre luchan por reabrir ese café que ha sido toda su vida.

Alrededor de esta trama principal se desarrollan varios hilos algo más secundarios que irán confluyendo hacia la principal para terminar por formar un todo. Así iremos saltando de uno a otro y para ir conociendo al resto de protagonistas ya que a los dos iniciales centrados uno en Hilde y otro en Luisa, se unirán y se irán alternando capítulos que, aunque en menor medida, pondrán el foco en el resto de personajes y sus avatares: Heinz, Julia y Jean-Jacques. La profusión de hilos secundarios impide a la autora centrarse y a mí como lectora me impidió interesarme en lo narrado, en unos casos porque el hilo que realmente me atraía parecía ser olvidado a menudo, y en otros casos porque alguno de ellos, como el de Jean-Jacques, está alargado en exceso, entrando en una profusión de detalles que no solo carecen de interés alguno, sino que no aportan nada, salvo mayor número de páginas, a la lectura.

La sinopsis nos dibuja una apasionante saga familiar en la que los conflictos no tardan en surgir (cito textualmente) y animada por ello continué con una lectura que no me estaba convenciendo y que tenía que haber abandonado, pero avancé esperanzada por esos conflictos que no iban a tardar y que finalmente lo hacen a menos de 200 páginas para el final, es decir, cuando ya llevaba leídas más de 300, demasiado tiempo perdido como para plantearme dejarlo ya.

Hasta ahora no había leído nada de la autora a pesar de las muchas recomendaciones de su anterior saga, pero lo cierto es que, aunque su temática en principio me atraía, algo me decía que no eran lectura para mí y no sé si aquellos lo hubieran sido o no, lo que sí sé es que El Café del Ángel no ha sido la lectura esperada a pesar de lo atractiva que pintaba la sinopsis. Anne Jacobs introduce tantos ingredientes que es imposible profundizar en nada de lo narrado ni sentir empatía por un puñado de personajes tan deslavazados como ajenos al lector. Si, además, la protagonista indiscutible, Hilde, te resulta tan insoportable como me ha resultado a mí el resultado final solo puede ser… el que ha sido.

Leo en algún sitio que se trata del inicio de una nueva saga que, como os podéis imaginar, yo no voy a leer, ni creo que lo haga con ningún otro título de la autora ya que su estilo, ligero y en ocasiones tan simple que su narrativa carece de elaboración alguna, tal y como intuía, no es de mi agrado. No dudo que vais a encontrar opiniones mucho más positivas que la mía y es que no puedo negar que El Café del Ángel es una lectura fácil y sencilla que a buen seguro aportará a otros lectores, como mínimo, entretenimiento, que no es poco.

Ficha técnica

24 de noviembre de 2022

Punto ciego - Paula Hawkins


Fui una de aquellos que se lo pasaron pipa con La chica del tren y, aunque ni Escrito en el agua ni A fuego lento, me engancharon de la forma que lo hizo aquella primera novela lo cierto es que siempre me han resultado novelas entretenidas así que en cuanto veo que Paula Hawkins publica de nuevo ni me lo pienso. Hoy os hablo de Punto ciego.

Mi opinión

Edie, Jake y Ryan son inseparables desde niños y ni el matrimonio de los dos primeros parece que ha podido romper ese triángulo perfecto que los tres forman, pero cuando Jake aparece asesinado y Ryan es acusado, el mundo de Edie se viene abajo.

¿Novela corta o relato largo? Y es que solo 157 páginas son las que Paula Hawkins necesita para despacharnos una historia oscura que podría dar mucho de sí si se desarrollara. Leo en alguna parte, no recuerdo dónde, que esta publicación forma parte de una iniciativa para fomentar la lectura a través de novelas breves a cargo de autores muy conocidos y no me cabe duda de que ese objetivo puede cumplirlo en lectores no habituales. Para el resto se queda en un simple esbozo, tal vez el esquema sobre el que desarrollar una historia más amplia que probablemente habría cubierto mis expectativas y es que ahí están los ingredientes que caracterizan las novelas de la autora como son la indagación en los aspectos psicológicos del criminal y la violencia de género que, como ella misma ha comentado en alguna entrevista, tanto le interesa.

No os voy a negar que me sentí un poco estafada. Quizá la culpa es mía por no pararme ni a mirar el número de páginas cuando lo vi entre las novedades, pero lo cierto es que no me fijo en ese tipo de cosas cuando se trata de un autor que me gusta. Sea como sea lo cierto es que Punto ciego no solo es corto, es que se me ha quedado corto y me deja con la sensación de haber tenido entre las manos el esbozo de un domestic noir que podría haber disfrutado muchísimo.

Leo también en prensa que ya se han vendido los derechos cinematográficos y pienso que sí, como esquema de un guion también me vale Punto ciego.

Ficha técnica 


22 de noviembre de 2022

Un bien relativo - Teresa Cardona


Tras dos novelas publicadas en Francia bajo seudónimo Teresa Cardona debutó en nuestro país a principios de este año con Los dos lados, una magnífica novela que me convenció de volver a leer a la autora en cuanto tuviera oportunidad y esa oportunidad no se ha hecho esperar con la reciente publicación de Un bien relativo.

Mi opinión

Tres paseantes dan aviso de un cuerpo que han hallado en el camino de La Horizontal en San Lorenzo de El Escorial. Se trata de una monja, Sor Lucía, que se recuperaba de una neumonía en el convento de Las Carmelitas y, aunque todo parece indicar que podría tratarse de una caída accidental, no puede descartarse la intervención de una tercera persona por lo que la teniente Blecker, con la ayuda del brigada Cano, comienzan a reconstruir tanto el presente como el pasado de una mujer para la que solo parece haber admiración y cariño.

Como ya hiciera en Los dos lados, Teresa Cardona vuelva a basar la estructura de la novela en la alternancia de dos épocas, de forma que los hechos investigados en 2015 hunden sus raíces en lo acontecido 35 años atrás. Este otro hilo temporal nos lleva hasta Madrid en 1980 mostrándonos las grandes diferencias sociales a través de Inmaculada, sus cinco hijos y su marido alcohólico y maltratador. Inmaculada debe realizar auténticos malabarismos para llegar a fin de mes, poniendo en riesgo incluso su salud, en contraposición con aquellas otras familias de la alta sociedad madrileña para las que trabaja como asistenta. Y conoceremos también a Sor Lucía en su juventud, de forma que el lector empezará a intuir sin género de dudas por dónde van a ir los tiros de una novela que, en ese aspecto, es muy distinta a la anterior ya que carece del misterio y la tensión que sí encontramos en Los dos lados.

No por saber más que los investigadores se pierde el interés en la lectura de Un bien relativo y es que os he de confesar que ese hilo del pasado atrapó de tal forma mi atención que hasta me fastidiaba un poco tener que volver a presente y continuar con la investigación y es que ¡qué novelón tendríamos con solo esa historia! Poco importan los muchos lugares comunes que en esa narración hallamos cuando los personajes que la habitan son tan contundentes como veraces y cuando la autora consigue meternos de lleno en sus vidas para sentir y padecer con ellos sus muchas desgracias y sus pocas alegrías.

Si en Los dos lados la autora ponía sobre la mesa el eterno debate sobre si el justifica o no los medios, en Un bien relativo le da una vuelta de tuerca y nos propone el análisis de las circunstancias particulares para juzgar una conducta sobre la que, en principio, todos calificaríamos como reprobable.

He vuelto a disfrutar mucho con la lectura de Un bien relativo, tanto por la historia narrada como por las reflexiones a las que nos invita. Y es que el sello de identidad de Teresa Cardona parece ser precisamente ese, hacer que el lector reflexione sobre temas controvertidos a la par que disfruta de una buena prosa y una buena historia con la que entretenerse.

Ficha técnica

21 de noviembre de 2022

Esta semana leo...

Ando tan perezosa que hace tiempo que ni siquiera os cuento mis planes de lectura para la semana, pero hoy me he levantado animosa y puedo contaros que comienzo la semana con Feliz año nuevo de Malin Stehn, un thriller nórdico bastante entretenido y que se lee con facilidad.

Dado que tengo la lectura bastante avanzada supongo que a mitad de semana podré comenzar con una nueva novela y en esta ocasión la elegida será Lejos de Luisiana de Luz Gabás, el flamante Premio Planeta 2022.

Y vosotros ¿qué leéis?


17 de noviembre de 2022

La llama de Focea - Lorenzo Silva


Con este son trece los títulos de la serie y, aunque confieso que no los he leído todos, desde hace tiempo no falto a una cita con mi pareja favorita de guardias civiles, Bevilacqua y Chamorro. Hoy os hablo de La llama de Focea.

Mi opinión

El cadáver de una joven, con claros signos de violencia, aparece en Samos, en pleno Camino de Santiago. Se trata de Queralt Bonmatí que tres semanas antes tuvo un incidente con un desconocido en Roncesvalles y que resulta ser hija de Ferrán Bonmatí, expolítico y empresario vinculado al independentismo catalán. De la investigación del crimen se encargará el subteniente Bevilacqua que no podrá evitar revivir los años que pasó en la Barcelona del sueño olímpico.

Con esta novela y con la excusa de los años vividos por el protagonista en la Barcelona de los 90, Lorenzo Silva nos regala una novela en la que la investigación de un crimen convive en armonía con el debate del independentismo, ofreciéndonos el autor una lectura en la que las reflexiones priman sobre la acción, que la hay, y en la que se da voz a dos posturas enfrentadas ahondando, a través de historiadores como Vicens Vives, en el origen histórico de los argumentos que desembocaron en la situación actual. Un auténtico jardín el que el autor se mete para mostrarnos las distintas perspectivas mientras recorremos la Cataluña que conoció Bevilacqua en su juventud, alejada de la que ahora pisa durante la investigación en los días previos a la sentencia del Procés.

En la llama de Focea viajamos de nuevo, al igual que hiciéramos en El mal de Corcira, al pasado del protagonista permitiéndonos ahondar un poco más en un personaje que no por conocido deja de sorprender entrega tras entrega. Y es que en esta novela transitamos junto a Bevilacqua un doloroso viaje personal que finalizó con su divorcio y con el que somos espectadores de las luces y las sombras que componen al personaje. Un personaje con el que he tenido la sensación en esta novela de que empieza a despedirse del lector a la par que prepara el que debe ser su relevo.

No puedo terminar la reseña sin hacer mención a ese título que nos traslada hasta Focea, polis griega origen de los que un día fundaron una colonia en Ampurias, y hasta la llama del fuego que los griegos llevaban hasta sus colonias y que en la novela ofrece, entre otras, la imagen de aquello que los padres intentamos transmitir a nuestros hijos. Un título que no solo engarza maravillosamente con toda la lectura, sino que conecta de modo muy especial con el sentido homenaje de la dedicatoria que abre las páginas de La llama de Focea.

Ficha técnica

15 de noviembre de 2022

La ciudad - Lara Moreno



Descubrí a Lara Moreno con Piel de lobo hace ya unos cuantos años y, aunque no había vuelto sobre sus letras, con la publicación de su última novela y tras leer su contraportada no me quedó ninguna duda de que había llegado el momento de retomar a la autora. Hoy os hablo de La ciudad.

Mi opinión


La vida de tres mujeres coincide en un edificio del centro de Madrid, en pleno barrio de La Latina. En el cuarto interior vive Oliva con su pareja, con la que mantiene una tormentosa relación de la que no se ve con fuerzas para salir. En el luminoso tercer piso, Damaris pasa los días cuidando a los hijos de sus patrones y haciéndose cargo de la casa. Y en el bajo, en lo que antaño fuera la casa del portero, vive Horía que llegó desde Marruecos para la temporada de la fresa en Huelva y ahora limpia las escaleras y el patio.

Oliva, madre divorciada, custodia compartida… su nueva pareja se ha convertido en su carcelero. Damaris cuida a los hijos de otros mientras piensa en aquellos hijos propios que tuvo que dejar en Colombia para intentar darles una vida mejor. Horía, en principio solo eran unos meses, pero las circunstancias la obligaron a quedarse en un país que siente cada día más extraño. Lara Moreno nos dibuja tres personajes tan veraces que cualquiera de ellas podría ser nuestra vecina, nuestra amiga, nuestra conocida… cualquiera de ellas podría ser cualquiera de nosotras. Ninguna ha tenido un pasado fácil, son tres supervivientes para las que el presente y el futuro se presentan más oscuros de lo que querrían, de lo que merecen.

Tres mujeres muy distintas entre sí, pero que comparten el dolor y la asfixia, la desesperación y el miedo al que la prosa descarnada y austera, huyendo de sentimentalismos, de Lara Moreno nos arrastra. Tres mujeres unidas por la violencia en sus distintas formas y tres historias que avanzan en paralelo, sin apenas cruzarse, habitando una ciudad, Madrid, que se nos aparece como un personaje más mostrando toda la dureza de cualquier gran ciudad con su amplio abanico de desequilibrios y en la que estallan todas las desigualdades.

Lara Moreno en La ciudad obliga al lector a reflexionar. Una reflexión que, dependiendo de las circunstancias de cada cual, nos acercará más a uno u otro personaje siendo inevitable preguntarse ¿podría pasarme a mí? ¿podría yo vivir lo que vive Oliva? Porque mi vida está lejos de la de Damaris y Horía, ¿pero Oliva? Una mujer independiente, profesional que, sin apenas darse cuenta, y envuelta en las disculpas, se ve atrapada en una relación de sometimiento que la paraliza y anula. Una relación asfixiante y llena de angustia que traspasa las páginas mostrando al lector el reflejo de una realidad que se vive en silencio de puertas para adentro.

En definitiva, La ciudad es una intensa y dura novela que no dudo en recomendaros. La violencia, el miedo, la soledad y la precariedad laboral son muchos de los temas que se dan cita en una lectura que deja huella.

Ficha técnica


10 de noviembre de 2022

La postal - Anne Berest



Avalada por distintos premios, entre ellos el Renaudot des Lycéens, en septiembre se publicó en España esta novela de investigación en la que la propia autora cruza su pasado familiar y se adentra en la memoria de sus antepasados. Hoy os hablo de La postal.

Mi opinión

En enero de 2003 llegó a la casa de los padres de la autora una postal con una imagen antigua de la Ópera Garnier y, en el reverso, solo cuatro nombres: Ephraïm, Emma, Noémie y Jacques. Los nombres de sus bisabuelos maternos y dos de sus hijos, fallecidos todos ellos en Auschwitz en 1942.

A pesar del revuelo que la recepción de esa postal causó en su momento, no es hasta casi 20 años después que la autora decide averiguar quién y por qué se envió y para ello, con la ayuda en ocasiones reticente de su propia madre, se remontará un siglo atrás para reconstruir la vida de sus antepasados, los Rabinovitch, desde su salida de Rusia hasta su llegada a Francia en 1929 tras un periplo que los llevó antes a Letonia y Palestina.

A estos años dedica Anne Berest la primera parte del libro gracias a la cual el lector conoce la vida de Ephraïm y Emma junto a sus hijos. Sus anhelos por obtener la nacionalidad francesa y la perfecta integración de sus tres hijos estallan por los aires con la Segunda Guerra Mundial, la invasión de Francia y la instauración de un antisemitismo que casi parecía latente.

La búsqueda de la persona que escribió la postal lleva a la autora no solo a realizar una ardua investigación, sino a explorar temas tales como la transmisión de lo que es ser judío y el sentimiento de pertenencia, ahondando en su propia, y compleja, relación con el judaísmo. No faltan tampoco los apuntes sobre la implementación en Francia de las redadas, el colaboracionismo del gobierno de Vichy e incluso las aristas que pueden surgir en las relaciones maternofiliales.

La autora explora el doloroso pasado de sus antepasados con una prosa tan sencilla como efectiva, emotiva en muchos momentos. Una investigación que se lee como la más apasionante saga familiar que he tenido en mis manos en los últimos tiempos mientras se reflexiona sobre la identidad, la búsqueda de los orígenes, el dolor de los sobrevivientes… Desde las primeras páginas es palpable la determinación de Anne Berest por saber realmente, no solo quién escribió la postal, sino qué ocurrió y cómo y esta determinación involucra al lector en este apasionante relato.

La postal es un homenaje lleno de sensibilidad a la memoria de sus antepasados. Un relato emocionante y conmovedor que me tuvo atrapada hasta su última página porque a pesar de ser muchos los libros que he leído sobre la Segunda Guerra Mundial, ya sabéis que es una de mis ambientaciones favoritas, este es realmente distinto a todos los demás. No os lo perdáis.

Ficha técnica

8 de noviembre de 2022

Nos crecen los enanos - César Pérez Gellida



Hace unos días comentaba con una amiga, bloguera también para más datos, lo complicado que puede ser reseñar a un autor, no ya del que lo has leído todo, sino que te ha hecho flipar con todas y cada una de sus novelas porque ¿qué más podíamos decir que no hubiéramos dicho ya en alguna de las doce ocasiones anteriores?

Pero pensándolo bien puede ser hasta fácil, no tengo que esforzarme demasiado ni intentar conseguir sorprender a nadie asiduo a este espacio diciéndole a estas alturas que César Pérez Gellida se pasa eso de los listones por donde haga falta porque una y otra vez se supera y nos regala a sus fieles lectores otra de esas novelas que lo han catapultado a la cima de la novela negra española. Pérez Gellida es uno de esos autores que demuestran, publicación tras publicación, que el entretenimiento y la calidad narrativa van de la mano cuando es él quien se sienta delante del teclado y saca las armas de matar y las de mucho sangrar y para muestra la cubierta del novelón que nos ocupa hoy, Nos crecen los enanos.

Lo cierto es que hoy lo que no me apetece demasiado es hablaros de la trama, basta con que sepáis que va de un escritor asesino, un personaje tan bien dibujado que pone los pelos como escarpias y, lo que es peor aún, un personaje que me tuvo toda la lectura imaginando al propio autor ejecutando sin ton ni son los mismos asesinatos que luego plasmaría en sus novelas. Lo siento, César, creo que me va a costar mucho dejar de imaginarte… En fin, mejor sigamos con esa trama de la que sí os cuento que es tan sólida como original, excesivamente dura en ocasiones y con una puesta en escena tan visual que el lector se adentra en sus páginas y se sitúa en el centro de la acción como un personaje más por mucho que quiera evitarlo y salir de allí corriendo.

Un personaje más de esos que vuelven a ser uno de los puntos fuertes del autor, bien dibujados y mejor caracterizados, especialmente, cómo no, el asesino. En serie, para más datos, con una espeluznante tendencia a obtener su propio placer a través del dolor ajeno, desconocedor absoluto de la más mínima empatía y amante de sí mismo por encima de todo. Inevitable para sus lectores habituales recordar a Augusto Ledesma (los que me conocéis sabéis que no hay para mí otro personaje como él) e inevitables las comparaciones. En este aspecto el autor, en su nota final, nos deja un apunte con una intención que no os desvelaré, pero aquellos que ya habéis leído la novela estaréis de acuerdo conmigo en que la prueba ha sido superada y con nota.

Capítulos encabezados por títulos circenses adaptados a la literatura y continuos cambios de personajes y escenarios comenzando el párrafo con las palabras que finalizaron el anterior, nos introducen en una historia tan violenta como estremecedora en la que, una vez más, se palpa a cada página la intensa labor de documentación que el autor lleva a cabo para que todo se adecúe a la realidad y todo ello sin perder un ápice de tensión narrativa aderezada por los giros justos en el momento adecuado y, sobre todo, sin engañar al lector y es que el autor no necesita sacar conejos de la chistera cuando sencillamente lleva haciéndonos el lío desde la primera página.

No me quiero enrollar más, solo me queda deciros que el espectáculo circense que César Pérez Gellida nos ha preparado se va derecho a mis mejores lecturas del año. Nos crecen los enanos es un novelón y ya van…