Ganas tenía ya
de leer a Liane Moriarty, solo veía cosas buenas sobre sus novelas y, además,
me declaro fan de la serie Big Little Lies así que no pude ni esperar al
lanzamiento en papel, que se ha producido hoy, de su última novela y en cuanto
estuvo disponible en formato electrónico me hice con ella. Hoy os hablo de
Nueve perfectos desconocidos.
Mi opinión
Un variopinto
grupo de nueve personas llegan al balneario Tranquillum House dispuestos a
seguir un tratamiento de diez días que, según la directora del centro y gurú
del mismo, cambiará sus vidas y los transformará en unas personas distintas a
las que eran cuando llegaron allí. Y ciertamente, a pesar de las reticencias
iniciales por algunas de las estrictas normas que imperan en el centro, el taichí
al amanecer está muy bien, pero el obligado silencio es más complicado, pasados
unos días comienzan a sentirse mejor.
Y hasta aquí os
voy a contar porque si siempre es importante saber poco de lo que nos vamos a
encontrar en nuestras lecturas, en el caso de Nueve perfectos desconocidos este
extremo cobra aún más importancia porque solo así esta novela sorprende y conquista, en primer lugar, por sus fantásticos
personajes. Dirigiendo el lugar, y a mitad de camino entre una gurú
iluminada y un mando castrense, Masha, un personaje peculiar, con un carácter
llevado al extremo que aún así resulta creíble y natural, no nos cuesta nada
imaginar a esta loca imponiendo normas absurdas. Y los nueve perfectos
desconocidos dispuestos a cambiar sus vidas, encabezados por Frances, una
escritora de novelas románticas de mediana edad con el corazón roto y a la que
acaban de rechazar su última novela; Tony, un consultor deportivo que vivió su
época dorada en el deporte; Ben y Jessica, un joven matrimonio que al
convertirse en millonarios han perdido todo aquello que les unía; Napoleon y
Heather, padres de la joven Zoe, que arrastran un profundo y compartido dolor,
aunque cada uno guarde sus propios secretos sobre esa pérdida común; Carmel,
madre de tres hijas abandonada por su marido por una mujer más joven; y Lars,
un atractivo abogado matrimonialista adicto a los spas.
Todos ellos
comparten, además de protagonismo, la cualidad de ser personajes sólidos y creíbles, naturales, con historias que podrían
ser las de cualquiera de nosotros. Personajes que se convierten durante la lectura en un compañero más de la misma,
haciéndonos partícipes de sus miedos y de sus alegrías, de sus inseguridades y
de sus certezas, rebosantes todos ellos de eso que convierte a los personajes
de un libro en personas reales y todo ello sin que a la autora le tiemble el
pulso a la hora de incluir más de un cliché que viene a reforzar el magnífico
dibujo realizado.
Y cuando nos
hemos hecho tanto a ellos como a la apacible, y curiosa, vida en Tranquillum
House mientras disfrutamos de lo que parece ser una agradable novela coral que nos habla de superación
personal y nos invita a reflexionar sobre nuestras propias vidas y sobre
cómo las dirigimos. Mientras aborda con
humor e ironía las inseguridades y aspiraciones propias de la clase media, llega
el giro que me dejó pegada al sofá y con los ojos como platos y del que no os voy
a contar nada de nada, solo os voy a invitar a que leáis Nueve perfectos
desconocidos.
Mi estreno con
Liane Moriarty no ha podido ser más satisfactorio, no será esta la única
lectura de la autora que veréis por aquí.