Hoy de nuevo os traigo una novela negra. A veces me pregunto si para ser capaz de resistirme un día de estos al género va a tener que retarme alguien con un “a qué no eres capaz” porque es verlas en los catálogos de novedades o en las notas de prensa que recibo y ya se me nubla todo. Justo eso me sucedió con la novela que os traigo hoy, Los buenos samaritanos.
Mi opinión
Seth padece insomnio y en sus largas noches en vela, en cuanto su mujer se va a la cama, él empieza a llamar a desconocidos intentando entablar conversación con ellos. Maeve es su mujer y sabe perfectamente a lo que se dedica su marido por las noches. Hadley, una joven con la autoestima por los suelos, es una de las personas que una noche recibe una llamada de Seth y sí, Hadley está dispuesta a hablar, aunque confunda quién está al otro lado del teléfono. Y en medio de todos ellos, Ant, un joven que tras el suicidio de un amigo trabaja como voluntario en una línea telefónica de ayuda a personas con problemas emocionales y psicológicos.
Si a estos cuatro personajes le sumamos dos víctimas que, con diferencia de unos meses, han aparecido en la misma zona y han sido lavadas a fondo con lejía, obtenemos el diabólico puzle que el detective Pace debe resolver.
Os confieso que hasta muy avanzada la lectura anduve muy despistada yendo de un personaje a otro y preguntándome dónde quería llevarme el autor y cuándo iba a saltar por los aires esa tensión que se palpa en el ambiente desde el principio y, curiosamente, sin estar del todo implicada en la lectura porque mi sensación era de esto no me está llevando a ninguna parte, lo cierto es que no podía parar de leer, sin prisa, pero sin pausa. La prisa vino luego con un giro magistral con el que Will Carver me dejó con los ojos de par en par y la mandíbula desencajada. De hecho tuve que releer porque no podía creérmelo, uno de esos giros tan buenos que no parecen ciertos y no por ser uno de esos que más bien parecen sacados de una chistera. Para nada, el giro que todo lo cambia en Los buenos samaritanos es coherente y sencillamente perfecto.
Y a partir de ese magnífico vuelco que da la novela, la lectura ya es sencillamente un no poder parar, un quitarle horas al sueño. Si al principio íbamos conociendo a los personajes, perfectamente perfilados en su complicada psicología, e íbamos recogiendo datos que no teníamos muy claro para qué nos iban a servir, a través de una narración que va alternando la primera y la tercera persona dependiendo de en qué personaje se ponga el foco en ese momento, toda la calma acumulada hasta entonces se convierte en pura adrenalina y nos aboca a una novela tan oscura como absorbente que ahonda en lo más abyecto del comportamiento humano, dejando de lado el aspecto más policíaco porque es precisamente el detective Pace, encargado del caso, quien menos protagonismo tienen en una novela en la que la investigación policial es inexistente. Esto, porque ya que tenemos a un policía entre los personajes qué menos que haya algo de investigación, y el hecho de que existan, en cuanto a tensión narrativa, esas dos partes tan diferenciadas, es lo único que impide que Los buenos samaritanos sea el thriller perfecto.
En definitiva, Los buenos samaritanos es una buena novela negra que nos narra una historia muy oscura. Una novela que va de menos a más va creciendo en intensidad hasta un desenlace muy satisfactorio.