Una joven ha desaparecido en Irún y un
misterioso mensaje enviado a la Ertzaintza deja muy claro que no se trata de
una desaparición voluntaria. La desaparecida es Sua, nieta de una vecina de la
oficial Lur de las Heras que junto a la agente Maddi Blasco se encargará de la
investigación en esta segunda entrega de una serie que comenzó con Blanco
inmaculado.
Arranca Purasangre con un
planteamiento inicial que atrapa al lector desde la primera página al
tiempo que le permite acercarse a la personalidad de las dos protagonistas, Lur
y Maddi, ambas muy bien desarrolladas. La primera es una mujer fuerte,
atormentada por el pasado y por la enfermedad que padece, que se ve obligada a
enfrentarse a sus propios demonios. Maddi, en cambio, es más impulsiva e
intuitiva, aportando frescura a la investigación a pesar de los problemas
personales que este trabajo le causa.
Noelia Lorenzo estructura la novela
con múltiples saltos al pasado que nos permitirán conocer de primera mano a la
desaparecida, su forma de ver y entender la vida, y a su entorno más cercano.
Al mismo tiempo la investigación va desvelando múltiples secretos y mentiras
con los que la autora nos adentra en temas tales como las relaciones
tóxicas, el miedo, la depresión y las adicciones.
Mención especial merece también la
atmósfera claustrofóbica y opresiva por la que la autora nos hace pasear al
tiempo que describe con detalle los paisajes de Irún, lo que contribuye a crear
una ambientación realista y envolvente.
Pero ese arranque tan atractivo, los
interesantes temas que aborda la novela y la magnífica ambientación no son
suficientes para mantener un ritmo regular en la tensión narrativa que
comienza a zozobrar al tiempo que la investigación no avanza. Un ritmo
que solo cuando nos acercamos al desenlace remonta de nuevo para conducir al
lector hasta un final más que correcto y con la adecuada dosis de emoción que
cierra sin fisuras todos los interrogantes abiertos.
En definitiva, Purasangre es una
novela negra entretenida y de fácil lectura en la que el suspense sufre
altibajos. Una novela con la que pasar el rato, pero que no ha terminado de
satisfacer mis expectativas. Cierto es que no había leído la primera entrega,
aunque dudo que mi opinión, especialmente en cuanto al ritmo y al escaso dibujo
de algunos de los personajes secundarios, difiriera demasiado caso de haberlo
hecho.