La
novela histórica es uno de mis géneros favoritos y a pesar de ello últimamente
no asoma demasiado por aquí así que ya iba tocando un poco de viaje al pasado
en el blog y aunque ya sabéis que cada vez huyo más de trilogías y similares, y
ésta es la primera entrega de una de ellas, no pude resistirme a la propuesta
de Ediciones B de conocer un poco más sobre una poderosa e influyente familia
del Renacimiento en Florencia. Hoy os hablo de Los Médici. Una
dinastía al poder.
Sinopsis
Florencia,
1429. A la muerte del patriarca Giovanni de Médici, sus hijos Cosimo y Lorenzo
se encuentran al frente de un auténtico imperio financiero pero, al mismo
tiempo, cercados por enemigos acérrimos como Rinaldo degli Albizziy Palla
Strozzi, exponentes de las más poderosas familias florentinas. Valiéndose de su
inteligencia y su ausencia de prejuicios, los dos hermanos conquistan el poder
político, hallando el equilibrio entre un implacable sentido de los negocios y
el amor por el arte y la cultura. Mientras los trabajos para la construcción de
la cúpula de Santa María del Fiore se ejecutan con la dirección de Filippo
Brunelleschi, los adversarios de siempre continúan tejiendo sus tramas. Entre
ellos se halla también una mujer de infinita belleza, pero de peligroso
encanto, capaz de atrapar el corazón de un hombre. Entre homicidios, traiciones
e intrigas de palacio, esta novela narra la saga de la familia más poderosa del
Renacimiento, el inicio de su ascenso a la Señoría florentina en una sucesión
de intrigas y giros inesperados que tienen como protagonistas a capitanes sin
escrúpulos, envenenadoras fatales, sanguinarios mercenarios suizos... y muchos
otros personajes que mantendrán al lector pegado a sus páginas.
Mi opinión
Giovanni
de Médici, fundador de la poderosa familia Médici y de origen modesto, vio
nacer el poderío familiar de la mano de la Banca Médici y con esta base comenzó
su ascenso político y social en Florencia, lo que le proporcionó no pocos
enemigos. Cuando fallece en 1429 sus hijos Cosimo y Lorenzo, que no descartan
que se trate de un envenenamiento, heredan no solo su inmensa fortuna y todo su
imperio financiero, sino también la acérrima enemistad de la antigua nobleza
florentina que no ve con buenos ojos el fulgurante ascenso de una familia que
vino prácticamente de la nada y que, poco a poco, adquirió la máxima relevancia
en todos los aspectos.
Matteo
Strukul utiliza un narrador omnisciente
para abarcar 25 años del Renacimiento y para recorrer los edificios más
emblemáticos de la ciudad de Florencia, desde el Palazzo Vecchio en la
Plaza de la Señoría, hasta la impresionante catedral de Santa María del Fiore,
los escenarios florentinos se suceden sin apenas detalle en la descripción,
perdiendo de este modo uno de los aspectos que más me atraían en la lectura de
esta novela: el arte. Y es que los Médici fueron unos importantes banqueros y
tuvieron gran influencia política pero creo que no me equivoco si digo que la
mayoría de nosotros al pensar en ellos es el arte el que en primer lugar viene
a nuestra cabeza ya que fueron los mecenas más importantes de uno de los
períodos de mayor esplendor artístico y artistas tan relevantes como
Bruneleschi, autor de la cúpula de Santa María del Fiore, Donatello o
Boticelli, disfrutaron de su mecenazgo. Esta parvedad en la descripción
artística sorprende aún más cuando el autor sí se detiene a la hora de
describir, por ejemplo, la lucha en los distintos campos de batalla, o la
belleza y atributos físicos de algún personaje femenino.
La
misma escasez muestra el autor a la hora de perfilar a los personajes de modo
que serán unas pocas pinceladas las que nos mostrarán a unos protagonistas que, tanto en el caso de
principales como de secundarios, se mueven por grandes pasiones:
amor, odio, venganza, luchas de poder… Todas ellas motivaciones que
difícilmente llegan al lector a través del trazado realizado y que solo
conoceremos, no por los actos, sino por lo que directamente nos cuenta el
narrador omnisciente del que os hablaba. Solo Cosimo, hijo mayor del fundador,
y al que está dedicado esta primera entrega de la trilogía, se nos presenta más
perfilado y cercano al lector dibujando el autor a un hombre amante del arte
que se ve abocado a tomar decisiones que no siempre son de su gusto. A pesar de
todo ello la lectura de Los Médici. Una
dinastía al poder es amena y ágil gracias principalmente a una prosa clara y
directa y a un perfecto equilibrio entre narración y diálogo que facilita
la fluidez de lectura en una novela de riguroso corte histórico y en la que
queda patente la que sin duda ha sido una ardua labor de documentación ya que
el autor incluye en la trama no solo numerosos personajes reales, sino también
gran cantidad de datos históricos y de conflictos políticos con los que en
ocasiones me fue muy complicado situarme.
No
recuerdo dónde leí o escuché que la novela histórica debe cumplir la regla de
la triple E: entretener, enseñar y emocionar. Los Médici. Una dinastía al poder sin duda entretiene y enseña,
pero a mí no me ha emocionado y eso es lo que he echado en falta en una lectura
que a priori lo tenía todo para conquistarme. No quiero con ello decir que sea
una mala lectura porque en absoluto es así y lo que a mí me emociona no tiene
por qué emocionar al resto, éste es un aspecto totalmente subjetivo
y en este caso concreto creo deriva de su estructura
por escenas con numerosos e importantes saltos temporales que para mi gusto
le restan continuidad a la trama.
En
definitiva, Los Médici. Una dinastía al poder es una novela bien escrita y de fácil lectura con la que Matteo
Strukul nos da a conocer a una de las familias más relevantes del Renacimiento combinando con acierto el rigor histórico y
la ficción y sumergiendo al lector en una trama de conspiraciones, intrigas
y traiciones. Una buena alternativa para conocer a esta importante familia.