Mi opinión
El cadáver de
una joven, con claros signos de violencia, aparece en Samos, en pleno Camino de
Santiago. Se trata de Queralt Bonmatí que tres semanas antes tuvo un incidente
con un desconocido en Roncesvalles y que resulta ser hija de Ferrán Bonmatí,
expolítico y empresario vinculado al independentismo catalán. De la
investigación del crimen se encargará el subteniente Bevilacqua que no podrá
evitar revivir los años que pasó en la Barcelona del sueño olímpico.
Con esta novela
y con la excusa de los años vividos por el protagonista en la Barcelona de los
90, Lorenzo Silva nos regala una novela en la que la investigación de un
crimen convive en armonía con el debate del independentismo, ofreciéndonos
el autor una lectura en la que las reflexiones priman sobre la acción,
que la hay, y en la que se da voz a dos posturas enfrentadas ahondando, a
través de historiadores como Vicens Vives, en el origen histórico de los
argumentos que desembocaron en la situación actual. Un auténtico jardín el que
el autor se mete para mostrarnos las distintas perspectivas mientras recorremos
la Cataluña que conoció Bevilacqua en su juventud, alejada de la que ahora pisa
durante la investigación en los días previos a la sentencia del Procés.
En la llama de
Focea viajamos de nuevo, al igual que hiciéramos en El mal de Corcira, al
pasado del protagonista permitiéndonos ahondar un poco más en un personaje
que no por conocido deja de sorprender entrega tras entrega. Y es que en
esta novela transitamos junto a Bevilacqua un doloroso viaje personal
que finalizó con su divorcio y con el que somos espectadores de las luces y
las sombras que componen al personaje. Un personaje con el que he tenido la
sensación en esta novela de que empieza a despedirse del lector a la par que
prepara el que debe ser su relevo.
No puedo
terminar la reseña sin hacer mención a ese título que nos traslada hasta Focea,
polis griega origen de los que un día fundaron una colonia en Ampurias, y hasta
la llama del fuego que los griegos llevaban hasta sus colonias y que en la
novela ofrece, entre otras, la imagen de aquello que los padres intentamos
transmitir a nuestros hijos. Un título que no solo engarza maravillosamente con
toda la lectura, sino que conecta de modo muy especial con el sentido homenaje de
la dedicatoria que abre las páginas de La llama de Focea.
Me quedé en el primero de la serie, que mira que me gustó, pero los pendientes no me dejan hacerle hueco. A ver si se lo hago, que me dejas con ganas, pero claro, tardaré mucho en llegar a este libro.
ResponderEliminarBesotes!!!
Yo ya he desistido de volver sobre los que he ido dejando atrás. Quizá en otra vida... jeje
EliminarYo he ido leyendo toda la serie poco a poco. Tan poco a poco que llevo veintidós años con ella.
ResponderEliminarEstos dos últimos son los que más me han gustado. Me gusta su visión, nada sectaria, de la problemática vasca y catalana. Dejando aparte el terrorismo que es inadmisible desde todo punto de vista, las ideologías no son condenables por mucho que no se compartan, y ahí, veo al autor genial. Moviendo al análisis, a la reflexión, dando a un lado y a otro... Mucho me han gustado, aunque he de decir que El mal de Corcira me gustó más aún.
Un beso.
Yo también me quedo con El mal de Corcira.
EliminarEste no es para mí pero tengo ganas de leer algo de Lorenzo, creo que no lo he hecho nunca.
ResponderEliminarBesos
Tiene otras muchas novelas que no son de la serie y que seguro disfrutarías.
EliminarMe gustan mucho Vila y Chamorro pero me he quedado un poco descolgada. Creo que me faltan esta, la anterior y quizás otra más por leer
ResponderEliminarNo me termina de atraer este autor...
ResponderEliminarUn beso.
A ver, te leo sesgadamente porque lo tengo en lista de espera. ¿Crees que el personaje se está ya despidiendo? Pero si a mi me dijo con la anterior novela que todavía le quedaban unas cuantas balas para gastar jejeje. En fin, será un drama el fin de este personaje. Y qué rabia me dio no ver a Silva en la Feria del Libro. El puñetero covid me pilló en la peor semana. Besos
ResponderEliminarMarisa, esa impresión me ha dado con algunos diálogos... Pero no deja de ser eso, una impresión, cuando lo leas comentamos.
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