A la
subinspectora Álex Serra la conocimos en No hay luz bajo la nieve, segunda
novela de Jordi Llobregat tras El secreto de Vesalio. Fue en aquella donde ya
nos presentó a esta policía tan especial y donde supimos de la huella indeleble
que la desaparición de su hermana Lía, más de veinte años atrás, había dejado
en ella.
Tras la resolución del último caso en el que casi pierde la vida, Álex decidió retirarse y dedicarse a buscar a aquella hermana cuya desaparición la llena de culpa, pero cuando una niña, muy parecida físicamente a su hermana, desaparece, decide volver al cuerpo de policía con la firme convicción de que esta nueva desaparición está íntimamente relacionada con su pasado.
Si ya en No hay luz bajo la nieve la subinspectora Serra se nos presentó como una investigadora
muy especial, es en esta nueva entrega donde más conoceremos, no solo sus
demonios interiores, sino esa peculiar capacidad que tiene para conectar con
las víctimas a través del tacto de objetos y a través de los sueños. Un
toque paranormal que no siempre es de mi gusto y que no voy a negar que prefiero
que sea evitado, pero que Jordi Llobregat maneja con soltura de modo que queda
perfectamente integrado en la particular investigación que la policía lleva a
cabo.
Destaca en la
novela la magnífica ambientación a la que el autor ya nos tiene acostumbrados. De
nuevo el entorno pirenaico, en esta ocasión la Vall Fosca, se nos presenta como
el escenario perfecto en el que la lluvia y los bosques cargados de bruma crean
una atmósfera que por momentos se vuelve asfixiante y siempre misteriosa
para acercarnos con unas pocas pinceladas a la mitología catalana. La
Pesanta, el Papu, las dones d’aigua… desfilan brevemente ante los ojos
de un lector, al menos en mi caso, ávido de saber más sobre estos seres
fantásticos.
Salpican la
lectura algunos capítulos en los que un desconocido, al que sin duda
relacionaremos intuitivamente con las desapariciones, acude a terapia y va
desgranando para el psiquiatra un pasado duro y cruel desde la infancia. Un
relato que, poco a poco, va tornándose tan inquietante como revelador a la hora
de resolver el caso.
Donde no llegan
las sombras me ha resultado una lectura tan entretenida como bien escrita con una
prosa fluida que no descuida los detalles a la hora de armar una trama sólida
en la que la tensión narrativa no decae. No me cabe duda de que tendremos
más Álex Serra en un futuro, la subinspectora tiene aún mucho que contarnos y
yo estaré encantada de adentrarme de nuevo en las páginas de nueva entrega.
No hay luz bajo la nieve me resultó entretenida sin más (ni menos). Estoy en un momento en que leer cosas entretenidas es lo que más me conviene por lo que no la descarto.
ResponderEliminarUn beso.
No pinta nada mal, pero juraría que tengo un libro del autor en la estantería esperando desde hace tiempo (sí, a veces dudo de lo que tengo...), así que seguramente empiece con ese.
ResponderEliminarBesotes!!!
Ahora mismo no me apetece leer thriller, pero no lo descarto más adelante. Un beso.
ResponderEliminarMadre mía, qué retraso llevo con ciertos autores que me atraen. ¡¡No he leído nada del autor!! Pero es que tengo un par de libros en casas que, además, compré yo misma. Pero no me ha dado tiempo a leerlos. No sé yo si me va a dar lugar a embarcarme en las investigaciones del personaje. Besos
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