Desde que leí
Respirar por la herida tuve claro que Víctor del Árbol era uno de esos autores
de los que leería todo lo que publicara, sin importarme ni el tema, ni el
género, ni nada de nada. Y aclaro esto porque probablemente su última novela yo
no la habría leído si no fuera suya. No lo voy a negar, leer sobre niños
soldado no me apetecía en absoluto, en general las historias de niños no me
resultan atractivas, las ambientaciones en África tampoco… En fin, una sinopsis
con todas las papeletas para que yo rechazara la lectura, pero el autor me
tiene ganada y menos mal porque de lo contrario me habría perdido no solo una
gran historia, sino también una gran lección de vida. Hoy os hablo de Antes de
los años terribles.
Sinopsis
Tras años de
brutalidad y crueldad y siendo poco más que un niño, Isaías Yoweri consiguió
llegar a España y dejar atrás el horror vivido en su país natal, Uganda. Pero
cuando todo parece lejano, al menos en el tiempo y en la distancia física,
recibe la visita de un compatriota que le pedirá que regrese para participar en
unas conferencias sobre la reconciliación que se van a celebrar próximamente. A
pesar de su reticencia inicia, Isaías accede y emprende el camino hacia todo
aquello que un día dejó atrás.
Y poco más se
debe decir sobre una novela cuya lectura me ha dejado total y absolutamente
conmocionada. Incapaz de una reacción clara cuando cerré sus páginas. Fueron
mil y una emociones las que me acompañaron mientras leía, fueron muchos los momentos de lectura en
los que la única salida que tuve fue parar, respirar, cerrar los ojos y
respirar de nuevo. Leí las últimas páginas despacio, muy despacio,
releyendo, alargando el instante de ponerle fin, pero solo ese fin, digamos
físico, de cerrar un libro porque, ahora lo sé, Antes de los años terribles es una de esas historias que nunca tendrán
un final en mi corazón porque tras cerrarlo y colocarlo en su lugar en la
estantería, tras superar aquella conmoción inicial que me impidió dormir
aquella noche que creía haberme despedido de Isaías, siento que no solo vive en
mí, él y tantos otros niños a los que se les roba la infancia cada día de mil y
una formas, sino que crece, evoluciona y se expande en mí y es que, aunque
quisiera olvidar a Isaías, aunque quisiera olvidar el horror leído y pasar
página, Antes de los años terribles ha abierto una brecha que siempre
permanecerá ahí.
Independientemente
del género en el que hayamos encuadrado hasta ahora a Víctor del Árbol todas
sus novelas tienen un denominador común y son esos personajes llenos de
profundidad que nos invitan a mil y una reflexiones, pero hoy no quiero
hablaros ni de la prosa ni del estilo del autor, no quiero hablaros de sus
personajes, ni de recursos literarios, ni de tensión narrativa. Hoy realmente
me gustaría tener la capacidad suficiente para transmitir lo que ha supuesto
esta lectura, pero lo cierto es que tampoco lo voy a intentar, cualquier tentativa
sería infructuosa y no haría justicia a una gran novela que va mucho más allá
de todo eso. Antes de los años terribles Isaías Yoweri era un niño feliz y, aunque él es un personaje ficticio, su historia no lo es y no solo no lo es, sino que ocurre ante la, si no indiferencia, sí la inacción de todos. Y es tan real como lo es la historia de los miles de niños que cada día, a la fuerza, se convierten en adultos, y
no es algo que solo esté ocurriendo con los niños soldado en África, porque se
destrozan infancias todos los días y mucho más cerca de nosotros que un lejano
país al que la mayoría solo conocemos por los libros de texto en su momento y
por las terribles noticias que desde la televisión nos amargan una comida o una
cena para, después, volver a nuestra vida como si tal cosa.
¡Qué lectura tan
dolorosa! Estaréis pensando y, sin duda, acertáis. Más de uno por esa razón la
estaréis descartando y en eso no acertaréis. Antes de los años terribles es una historia dura, cruel, brutal… pero
como os decía al principio, es también una lección de vida que, a mí personalmente,
a pesar de su sabor agrio, me deja un mensaje
de esperanza gracias a esos que no se rinden nunca ante ninguna adversidad.
No os la perdáis.
Aun no he leído nada de Víctor, pero por el momento tampoco me animo ^^
ResponderEliminarLas historias duras, crueles,... sobre niños no me gusta leerlas, lo paso mal, pero es verdad que Víctor escribe muy bien y solo por eso le daría una oportunidad.
ResponderEliminarBesos
Si no hubiese leído ya la novela después de tu reseña me hubiera lanzado a ella. Besos.
ResponderEliminarYa sabes que también me ha gustado. Me ha hecho gracia lo que comentas de la lectura dolorosa y que parece que estemos recomendando una tortura para el lector, te lo comento porque yo también he puesto algo similar en mi reseña y a veces me parece que este autor es de los más difíciles de reseñar aunque nos encante, es complicado hacer atractiva la lectura, pero mucho no solo leemos para entretenernos ¿verdad? también leemos para sentir y con las novelas de Víctor se siente siempre.
ResponderEliminarBesos
No me la pienso perder! Las lecturas de Víctor siempre duelen, pero no se pueden dejar pasar.
ResponderEliminarBesotes!!!
Paso por aquí cuando termine de leerla que estoy en plena acción. Vaya historia más dura.
ResponderEliminarBesos
No sé si he hecho bien en leerte, lo tengo ya en la mesita y soy muy influenciable, no te digo más que voy a cenar salmón porque lo he visto en un anuncio 😂😂😂
ResponderEliminarVoy a tener que ponerme mala mañana para no ir a trabajar y leerlo de un tirón 🤗
Besitos 💋💋💋
Las novelas de Víctor son para leer sin prisas, deleitándote con cada frase y más aun si la historia es tan dolorosa como comentas. La voy a leer en breve y espero disfrutarla tanto como tu. Besos
ResponderEliminarHola, Manuela. Qué ganas de leer la novela. No nos la perderemos...
ResponderEliminarBesos.
Me pasa igual con Víctor, leería cualquier cosa...y de hecho, este tema también me costaría en otro autor y sin embargo me muero de ganas de leerlo. Acabaré por hacerlo fijo ;)
ResponderEliminarBesitos
Me dejó devastada... Muy buena reseña
ResponderEliminarBesos
La tengo pendiente. Me apetece mucho pero quiero encontrar el momento justo para leerla :D
ResponderEliminarNo te leo que la quiero leer pronto. Vuelvo cuando lo haya hecho a comparar impresiones
ResponderEliminarBesos
Justo estoy con ella. Cuando la termine volveré.
ResponderEliminarApenas acabo de comenzar a leerlo, pero desde el principio ya estoy notando que no será una lectura agradable, por el tema, pero sí necesaria. Que buen escritor que es Víctor del Árbol.
ResponderEliminarUn abrazo
Yo la llevo a la mitad, así que te leo en trasversal. Besos
ResponderEliminarPues como comentaba en otra reseña, lo leeré, pero todavía no, que no es el momento teniendo en cuenta que sé cómo lo voy a pasar. Un beso!
ResponderEliminarYo acabo de ser papá y creo que esta novela me ha impactado muchísimo más... es muy dura, te pones en la piel de Isaias y no dejas de sufrir... yo también leí las últimas páginas despacio y varias veces... y yo también la sigo digiriendo... un novelón!!!! Como todo lo que escribe Víctor del Árbol.
ResponderEliminarLa he terminado este fin de semana y coincido contigo en impresiones, brutal y conmovedora a partes iguales, me ha gustado mucho, este hombre bo tiene techo y con cada novela se supera.
ResponderEliminarUn beso
Parece una lectura muy dura. Hace tiempo que leí una novela del autor y me gustó muchísimo su estilo.
ResponderEliminarEsta me la apunto para el futuro.
Un saludo
Acabada de leer, muy dura, pero me ha gustado. Es el primer libro que leo de éste autor y repetiré.
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