Sant Jordi bloguero. Mi regalo

Después de pasar los últimos días de la pasada semana dando viajes al buzón de casa... Despotricando del servicio de Correos (pobres...) Acosando al conserje de la finca donde vivo: "¿Seguro que no ha llegado nada para mí? ". Me encontraba esta mañana medio dormida en mi puesto de trabajo (que no se entere nadie pero anoche otra vez me dieron las tantas leyendo) cuando ha aparecido el motorista de Correos, con casco y gafas de sol incluídas, y un paquete en la mano. No le he dado tiempo ni a decir "buenos días" y ni qué decir tiene que, muy a mi pesar cuando he sido consciente de ello, he perdido mis buenos modales y solo he acertado a repetir "Sí, sí, soy yo, soy yo, Manuela soy yo" a pesar de que soy la única mujer en la oficina, así que tampoco había pérdida...ejem, ejem... ¡los nervios! 

Los mismos nervios que me habían hecho olvidar que no puse la dirección de casa ya que los repartos, al ser por la mañana, me pillan siempre trabajando y al no estar en casa me toca ir a las oficinas de Correos y me da pereza. Y los mismos nervios que casi me hacen gritar a los clientes que han entrado justo en ese momento y no dejaban de preguntarme cosas cuando yo lo único que quería era abrir mi paquete. Y sí...los nervios que también me impedían ver ¡por dónde abrir la caja!

Todo ello mereció la pena cuando el vi el contenido que mi bloguera invisible, Cristina de MiMar de Letras, había escogido y empaquetado con mimo.

¿No me digáis que no son unos regalos absolutamente maravillosos? Estoy desde entonces como una niña con zapatos nuevos y mientras escribo esta entrada no dejo de mirar embelesada mi libro, "La lápida templaria" de Juan Eslava Galán, y mis rosas. Sí, rosas en plural, porque tengo cuatro: una preciosa rosa grabada que incluso se puede colgar; un punto de lectura que conmemora el día que hoy celebramos; una tarjeta (que también se convierte en punto de lectura aunque yo la voy a dejar íntegra) con unas palabras de Cristina y una rosa de color azul que me cuenta mi bloguera invisible de Sant Jordi que significa confianza, afecto y armonía.

Muchísimas gracias Cristina, creo que ya te lo he dicho mil veces pero no me canso de repetirlo, se nota que lo has hecho con muchísimo cariño y eso es algo que se transmite con solo ver los regalos.

Y gracias también a Kayena por organizar esta iniciativa tan maravillosa en la que estoy deseando repetir.

¡Feliz día del libro a todos!