Una
vez más y gracias a Ediciones B tuve la oportunidad de acudir hace unos días a
una tertulia en el Café Gijón. En
esta ocasión el autor que nos acompañaba era Antonio Gómez Rufo con su último libro publicado, “Madrid. La novela”,
en cuya lectura precisamente me hallo inmersa.
Aunque
llegué un poco tarde y la mala acústica del lugar no facilitaba la charla fue
un placer escuchar hablar al autor que nos contó cómo la idea de escribir una novela sobre Madrid llevaba mucho tiempo en su
cabeza por lo que cuando la editorial se lo propuso no lo dudó y se puso
manos a la obra con una novela en la que Madrid no es un escenario más o menos
importante, sino que es la gran protagonista en un libro que aúna el rigor
histórico con la ficción y que se articula a través de tres familias que un
buen día, allá por el siglo XVI, llegaron a Madrid procedentes de otros lugares
y se convirtieron en madrileños.
Gómez
Rufo opina que los madrileños en general
conocen poco de su historia y espera que esta novela sirva para ponerle
remedio a esto. Por ello ha intentado ser riguroso en todo lo que se cuenta y
aquello que no deja de ser una leyenda que no está demostrada, ha preferido
ponerlo en boca de los personajes. En cualquier caso, él mismo ha aprendido
mucho sobre la ciudad y espera haber conseguido trasladar toda esta historia de una forma amena y sencilla. Yo, que
llevo la lectura ya muy avanzada, os aseguro que sí lo ha conseguido.
Dos
son los grandes momentos que marcan el inicio y el final de una novela que
comienza cuando Felipe II traslada la capitalidad del reino a Madrid desde
Toledo y termina con los atentados del 11 de marzo de 2004, esa última gran
tragedia que ha vivido esta maravillosa ciudad, pero que también sirvió para
mostrar la solidaridad y generosidad de
una ciudad y de sus ciudadanos. Barajó otros momentos para finalizar el
libro, como la abdicación de Juan Carlos I, pero al final llegó a la conclusión
que no debía ser un hecho nacional el que marca el fin de “Madrid. La novela”,
sino un acontecimiento local.
Preguntado
por su metodología de trabajo nos sorprendió a todos confesando que escribe siempre desde las 11 de la noche
hasta las 6 de la mañana, en casa, en medio de lo que denomina un caos
ordenado y con música de fondo cuyo estilo cambia según el tema del capítulo
que esté escribiendo. Que todo parte siempre de una primera idea que él
considera una gestación, un embarazo que va creciendo en su cabeza y que cuando
rompe aguas ya sabe dónde se va a desarrollar, qué personajes tendrá y, lo más
curioso, cuántas páginas tendrá. Gómez Rufo lo tiene todo claro cuando se
sienta a escribir y no permite que los
personajes tomen el mando y lo tienten a cobrar más protagonismo, “hay que
pararles los pies”, nos dijo.
Nos
comentó también que aprendió a escribir diálogos trabajando con Berlanga y que
un buen diálogo, cosa nada fácil de conseguir para que resulte natural, es como
una escalera por la que se avanza y en la que no sobra ningún peldaño. Construyendo diálogos es como más cómodo se
siente, siendo las descripciones lo que más complicado le resulta en sus
novelas. Novelas que, recalcó, solo publica cuando se siente plenamente
satisfecho.
Escribir
“Madrid. La novela” le ha resultado agotador y ha terminado realmente cansado,
agotado, ha supuesto un verdadero esfuerzo que sin duda ha merecido la pena ya
que hace mucho tiempo que pensaba que Madrid merecía un libro así como
igualmente piensa que a Madrid le falta
una novela sobre los años ochenta, sobre los años de aquella movida
madrileña que sí ha dejado huella en la música y en el cine, pero no en la
literatura. Él no se considera el más adecuado para hacerlo porque no cree
tener la perspectiva necesaria para ello ya que es una época que ha vivido y
teme que la novela resultara demasiado subjetiva.
Y
entre preguntas y anécdotas terminó una tarde que finalizó con la firma de
ejemplares. Agradecer una vez más, tanto a Ediciones B como al autor la
oportunidad de acudir a estos encuentros que espero pronto se repitan.
Que interesante tuvo que resultar el encuentro y no me extraña que haya sido agotador escribir esta novela, es mucha información a recopilar y luego plasmar en el libro
ResponderEliminarBesos
¡Con ganas de leerla! Gracias por contarnos esta experiencia. Saludos
ResponderEliminarLa verdad es que me parece una labor increíble la de plasmar toda esa información en una novela y conseguir que se convierta en una lectura nada tediosa. Gracias por tu crónica.
ResponderEliminarBesos
Me alegro de que lo pasases bien :)
ResponderEliminarSin duda, a pesar de ser una gran lección de historia, ha conseguido hacer una novela muy amena
ResponderEliminarManuela, que envidia insana me está entrando. Esto de vivir en una ciudad pequeñita es un coñazo. Quiero leer esta novela, yo soy madrileña de nacimiento y viví en Madrid hasta los veinticinco años, cuando acabé la carrera de psicóloga. Luego me destinaron al País Vasco. En Lleida las cosas son tan distintas...
ResponderEliminarNo sé te ve mucho, con lo reguapa que eres.
Besitos
Ando a medias con la novela, bastante más atrasado que tú, y aunque no es lo que esperaba, al hablar de cosas que conozco, me resulta curioso y entretenido.
ResponderEliminarLo estoy disfrutando.
Una muy buena crónica, Manuela. Una pena que la acústica no acompañase como se merecía el acto, pero está claro que fue un encuentro interesante e instructivo al mismo tiempo. A ver si un autor o autora madrileñ@ nos sorprende con una novela dedicada a la famosa movida de los 80. Besos.
ResponderEliminarQue bueno por todo, por el lugar, el libro y el autor. Felicidades por ese momento
ResponderEliminarEstos encuentros siempre resultan muy interesantes. La novela tiene muy buena pinta y... me he quedado también sorprendida con los horarios habituales de este autor.
ResponderEliminarUn besin
Hola! Yo creo que si escribiera historias, también lo haría a esas horas, cuando todo está más tranquilo, sobre todo en verano, en invierno seguramente me congelaría, jejeje.
ResponderEliminarMe parece un libro muy interesante que espero leer pronto. Me alegro que lo disfrutaras :)
Besos!
Que envidia sana me das! es genial que puedas asistir a estos encuentros.
ResponderEliminarUn abrazo
Me alegro que fuera divertido y provechoso. Un beso ;)
ResponderEliminarComo siempre, poniéndonos los dientes largos :)
ResponderEliminarBs.
Lo de la acústica del Café Gijón es tremendo. Con tanto ruido se oye fatal. Besos.
ResponderEliminarQué envidia, acabo de terminar la reseña y me doy cuenta de que le falta el haber acudido a este encuentro,
ResponderEliminarbesucus