31 de mayo de 2017

Largo invierno en París - Juan Vilches


Confieso que Te prometo un imperio lleva unos años esperando en mis estanterías a ser leído, pero ha sido el último título de Juan Vilches, tercero ya para el autor, el que se ha colado y ha supuesto mi estreno con este escritor porque no pude resistirme a una fantástica portada y a una época histórica que como sabéis me fascina. Hoy os hablo de Largo invierno en París.

Sinopsis


Una historia llena de drama y amor, lujo e intriga, en la Francia de la ocupación nazi.

París, invierno de 1943. La Ciudad de la Luz se ha convertido en la ciudad de las sombras. París vive un largo y frío invierno que parece no tener fin. En sus calles y bulevares, antes alegres y bulliciosos, proliferan los uniformes alemanes, los controles de la policía y las redadas de la Gestapo. La ocupación ha convertido a París en una ciudad triste y silenciosa, pero repleta de cabarets y prostíbulos destinados al recreo y entretenimiento del invasor. Solo los colaboracionistas, los conocidos collabos, parecen disfrutar de la presencia alemana en sus calles, como si nada hubiese ocurrido.

En una lujosa habitación del hotel Ritz, una carismática diseñadora de alta costura, aburrida y cansada de presenciar tanta miseria y tanto dolor, decide poner fin a la guerra.

Mi opinión


Tras un primer capítulo en el que se nos describe el asesinato de Benito Mussolini y su amante Clara Pettaci en abril de 1945 en Milán, la novela retrocederá hasta 1943 y el escenario cambiará a París en plena ocupación nazi, con la esvástica ondeando en la Torre Eiffel. Allí, Gabrielle Chantal, personaje inspirado en Coco Chanel, se encuentra alojada en el hotel Ritz tras cerrar su negocio y despedir a miles de empleadas para mantener abierta tan solo su tienda de perfumes y complementos. Junto a ella conoceremos a Daniela, la que un día fuera una de sus modelos, hoy convertida en su secretaria y asistente personal. Y conoceremos también a Jaime Urquiza, más conocido como Jeff, un periodista español al que no le falta el dinero y al que, además de sus artículos, le interesan más el lujo y las mujeres que los problemas por los que atraviesa la población parisina.

La vida de estos y otros personajes ficticios se entrecruzará en una trama en la que convivirán con personajes históricos por todos conocidos, como es el caso de Francisco Franco y su mujer Carmen Polo, Serrano Suñer, Galeazzo Ciano, Mussolini…, en perfecta conjunción y consiguiendo trasladar al lector la que ha debido ser una importante labor de documentación que queda perfectamente integrada en la trama. Todo ello da como resultado una historia en la que realidad y ficción se entremezclan  en una novela llena de misterio e intriga que nos deparará más de una sorpresa especialmente en su desenlace final. Un desenlace que, si bien cierra la trama sin fleco alguno, a mí como ya sabéis algunos no me ha dejado del todo satisfecha por algún detalle que por razones obvias no puedo comentar, pero que en cualquier caso se basa principalmente en mis gustos personales.

Juan Vilches dibuja unos personajes que rápidamente sentiremos cercanos y reales. Personajes llenos de matices, con los claroscuros que caracterizan a cualquier personal real en la que ni todo es perfecto ni todo es negativo. Unos personajes que evolucionan conforme las circunstancias que acaecen en la novela van marcando sus vidas y van haciendo que cambien sus puntos de vista y sus prioridades. Este es el caso de Jeff Urquiza, el que al comienzo de la lectura fuera un vividor solo preocupado por su placer en todos los sentidos, va convirtiéndose en alguien totalmente distinto según avanzamos en la novela y según empieza a tomar conciencia de lo que realmente le rodea, empezando a ver más allá de sus propios intereses. 

Espionaje, política y romanticismo se dan cita en Largo invierno en París junto al lujo, la intriga y el drama. De la mano de Juan Vilches pasearemos por la ciudad y seremos testigos de cómo la mayoría de la población de Francia pensaba que la ocupación era un mal menor, solo un pequeño porcentaje formaba parte de la Resistencia. El autor dibuja con acierto los contrastes en una ciudad en la que convivían el derroche de unos y las miserias de otros, una ciudad dividida en la que incluso algunos franceses se relacionan con las altas esferas alemanas sin el más mínimo pudor. Una fantástica ambientación en ese París ocupado que en todo momento he sentido y vivido. 

Destaca también la prosa de Juan Vilches, que con un narrador omnisciente en tercera persona hace gala de una narración fluida que propicia que un libro tan extenso como éste se lea sin casi apenas darte cuenta. Su estilo es sencillo sin descuidar por ello el aspecto más formal y el perfecto equilibrio entre narración diálogo confiere gran agilidad a la novela, aunque en mi opinión algunos personajes secundarios sin relevancia alguna para el desarrollo de la trama gozan de más dedicación de la que yo hubiera deseado y si bien su papel anecdótico e incluso representativo de una parte de la sociedad casan bien con el espíritu de la novela creo que ésta habría ganado acortando su participación.

Y es que junto a la gran historia que nos narra la novela, se dan cita en sus páginas numerosas subtramas con gran variedad de personajes secundarios. Se intercalan también entre los capítulos algunas cartas que un miembro de la red APIS, un servicio de espionaje que durante la dictadura franquista se dedicó al espionaje exterior y que dirigía una monja teresiana, dirige a Carrero Blanco. Nunca había oído hablar de esta red de espías, compuesta también por monjas, y la verdad es que me ha resultado realmente curiosa.

En definitiva, Largo invierno en París es una novela histórica que aúna en sus páginas otros géneros como la novela negra, la de espionaje y unos toques de romanticismo, dando como resultado una lectura agradable con la que podrá disfrutar cualquier tipo de lector.

Ficha técnica

29 de mayo de 2017

Esta semana leo... #192

Tras un fin de semana agotador de Feria del Libro de Madrid y de amigos, reencuentros, risas, libros, autores, colas y sol, un lunes más estoy aquí para contaros que esta semana leo Azul de medianoche de Simone Van der Vlugt, una novela de ficción histórica que estoy disfrutando muchísimo.

Y leeré también a partir de mañana o pasado, si llegan todos los libros, La chica en la niebla de Donato Carrisi en el marco de una lectura conjunta organizada por Libros que hay que leer. Una novela que me apetece un montón porque El cazador de la oscuridad me encantó y de la que iremos comentando nuestras impresiones en Twitter con la etiqueta #LaChicaEnLaNiebla.

Y vosotros ¿qué leéis?

27 de mayo de 2017

Ganador de La noche que no paró de llover


Ayer mismo os hablaba de La noche que no paró de llover de Laura Castañón y hoy ya tenemos a la flamante ganadora de un ejemplar y es...

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¡Felicidades, Natàlia! Envíame tus datos postales y número de teléfono a entremislibrosyo@gmail.com para que se los haga llegar a la editorial y el resto no olvidéis visitar los otros blogs organizadores por si habéis sido afortunados con ellos.


¡Gracias a todos por participar!

26 de mayo de 2017

La noche que no paró de llover - Laura Castañón


Que soy una fetichista de los títulos bonitos y que me dejo llevar por las portadas vistosas es de sobra conocido por todos los que habitualmente pasáis por aquí, pero es que si además de eso tiene una sinopsis apetecible, con protagonistas femeninas de esas que se adivinan potentes, el drama está servido. Sí, habéis leído bien, he dicho drama porque con todo lo que tengo pendiente de leer, elegir lectura y colar las recién llegadas a casa no puede calificarse de otra forma, pero qué buena elección hice. Hoy os hablo de La noche que no paró de llover.

Sinopsis


Valeria Santaclara necesita reunir la fuerza necesaria para abrir un sobre cerrado que está en su poder desde hace años y en cuyo exterior alguien ha escrito «El perdón». Para ello, y no por casualidad, acude a la consulta de la psicóloga Laia Vallverdú, quien a través de las sesiones de terapia la ayudará a recomponer el puzle de su existencia desde la infancia acomodada en el Gijón burgués de finales de los años 20, la relación conflictiva con su hermana, las circunstancias históricas de un tiempo convulso, y la culpa que vive en el fondo de su ser y cuya naturaleza última no es capaz de confesarse.

La noche que no paró de llover explora desde una triple vertiente los mecanismos del mal: el infligido de forma deliberada, el que jamás imaginaríamos haber causado y el que creímos ocasionar y que no fue tal. A través de la historia de Valeria Santaclara y de las vidas que se cruzan en ella, se van trenzando los destinos de todos los personajes, con el poder de la palabra como elemento redentor, y con la ciudad de Gijón como telón de fondo. Una novela sobre el mal, la culpa y la redención, y sus efectos sobre la vida de unos personajes náufragos en su propia memoria, en el marco histórico de los últimos cien años.

Mi opinión


Valeria, con más de ochenta años a sus espaldas, es el último miembro con vida de la acomodada familia Santaclara. Desde hace años vive en una residencia para ancianos donde ocupa dos habitaciones y donde, a sus espaldas, la llaman la Marquesa. Es estirada, solitaria, soberbia y clasista, no se relaciona con nadie y su vida es un transcurrir de un día igual a otro salvo los martes. Solo ese día Valeria sale de la residencia, se va de compras, acude a la peluquería e introduce una novedad de lo más asombrosa en su rutina: decide acudir a la consulta de Laia Vallverdú, una psicóloga recién llegada a Gijón. Con su ayuda, Valeria intentará enfrentarse a algo que le provoca un miedo atroz y que no es otra cosa que atreverse a abrir el sobre que hace 18 años le entregó su hermana Gadea antes de morir, un sobre en el que solo está escrito “El perdón”.

A través de estas sesiones Valeria nos desgranará su vida y nos ofrecerá un testimonio de la Segunda República, el ambiente crispado previo a la Guerra Civil, las represalias del régimen posterior… Con sus palabras conoceremos no solo a un personaje de los que hacen mella en el lector, sino que su perfil se irá trazando con sus recuerdos, con sus actitudes ante lo que fue aquella vida, una sociedad de contrastes en la que unos vivían en la miseria mientras que otros nadaban en la abundancia y paseaban su clasismo como quien enarbola una bandera. Y así es Valeria, impecable siempre en su aspecto físico y convencida de estar en posesión no solo de la verdad, sino de los valores que ella cree deben imperar en la vida. Y así es como la vamos conociendo porque Laura Castañón no necesita de descripciones para presentarnos a este personaje, su perfil se dibuja por sí mismo con su actitud y sus palabras e incluso cuando ella misma intenta engañarse, consigue mostrar al lector el enorme vacío que en realidad ha sido su vida, la envidia que ha dominado su infancia y madurez, y el dolor y la culpa que atenazan su vejez. Valeria Santaclara es un personaje de diez.

La otra gran protagonista de la novela, Laia, me ha resultado menos natural y real que Valeria. No he logrado entenderla, sus palabras no siempre me han parecido coherentes con sus actos y eso terminó por distanciarme un poco de la parte de la historia que a ella le corresponde porque en La noche que no paró de llover no solo conoceremos el pasado de Valeria, sino que la autora aúna en esta novela la historia de tres mujeres muy distintas, con procedencias y vidas muy dispares introduciendo, además de las dos ya nombradas, a un personaje secundario, Feli, limpiadora de la residencia de ancianos y aspirante a escritora. Feli no ha tenido una vida fácil y a través de su narración nos introducirá en ella de un modo que terminará enlazando con la historia principal, si bien este aspecto me ha parecido un tanto forzado y no he terminado de conectar con el personaje. Una cuarta voz se une a las tres ya nombradas. Otra mujer, Emma. A través de sus diarios descubriremos a un personaje fresco y natural que en su diario se abre al lector sin tapujos, mostrando sus alegrías y sus miedos y convirtiéndose para mí en el personaje más entrañable de la novela, esa mujer que me encantaría, por su entrega y pasión en todo lo que hace y piensa, que fuera mi amiga.

Pero si algo destaca en La noche que no paró de llover es la magnífica prosa de Laura Castañón, una autora a la que acabo de descubrir con esta su segunda novela y a la que sin duda volveré. Desde las primeras páginas se aprecia el mimo que la autora pone en cada frase escrita donde cada palabra parece ocupar su lugar exacto. Una elaboración cuidada y exquisita que no por ello carece de fluidez aunque bien es cierto que en todo momento invita a la lectura pausada para poder disfrutar plenamente de lo leído. La noche que no paró de llover es una de esas novelas en las que casi importa más el cómo que el qué y por ello, aunque no haya podido conectar por igual con todas las historias que las distintas voces narrativas nos ofrecen, siempre ha sido un placer leer una novela tan bien escrita en la que las distintas voces narrativas tienen su propia voz diferenciada y no solo porque se utilice la primera o la tercera persona o u tiempo verbal u otro, sino porque las protagonistas tienen una entidad propia perfectamente distinguible gracias al minucioso trazado de su perfil.

Laura Castañón aborda en esta novela diversos temas intemporales como son la envidia, los celos, la culpa, el mal y el perdón y lo hace desde distintas perspectivas conformando todas ellas una narración conmovedora que nos hará viajar a un pasado lleno de fantasmas y silencios. También el tema de la maternidad tiene un hueco en La noche que no paró de llover abordándolo desde diversas formas de vivirla y enfrentarse a ella.

En definitiva, no puedo más que recomendar la lectura de La noche que no paró de llover, una novela con la que he disfrutado muchísimo, muy especialmente por la exquisita narración de una autora a la que sin duda volveré a leer.

Ficha técnica

25 de mayo de 2017

Sorteo conjunto de Escrito en el agua de Paula Hawkins


No, no se nos han olvidado los sorteos de los jueves. Esta semana os traemos una novela que ya hemos leído y que nos ha parecido una buena lectura para las fechas que se aproximan, una novelas perfectas para la piscina o la playa. Por eso queremos compartirlo con todos vosotros organizando un nuevo sorteo conjunto así que Pedro de El Búho entrelibros, Teresa de Leyendo en el bus, Concha y Bea de De lector a lector y yo misma, Manuela de Entre mis libros y yo, vamos a sortear Escrito en el agua de Paula Hawkins. Como siempre, sortearemos un ejemplar por blog.

¿Queréis conocer su sinopsis?

Sinopsis


Pocos días antes de morir, Nel Abbott estuvo llamando a su hermana, pero Jules no cogió el teléfono, ignoró sus súplicas de ayuda. Ahora Nel está muerta. Dicen que saltó al río. Y Jules se ve arrastrada al pequeño pueblo de los veranos de su infancia, un lugar del que creía haber escapado, para cuidar de la adolescente que su hermana deja atrás. Pero Jules tiene miedo. Mucho miedo. Miedo al agua, miedo de sus recuerdos enterrados largo tiempo atrás, y miedo, sobre todo, de su certeza de que Nel nunca habría saltado…

No te fíes nunca de una superficie en calma, no sabes lo que puede haber debajo.

Bases del sorteo 

  • Se sortea un ejemplar en cada blog. Podéis apuntaros en los cuatro para cuadruplicar las posibilidades, pero solo os podrá tocar en uno.
  • Es un sorteo nacional (España).
  • Tienes que ser seguidor del blog en el que te apuntes al sorteo.
  • Deberás rellenar el formulario de Rafflecopter dejando todos los enlaces que quieras que te puntúen. Solo es obligatorio ser seguidor del blog, pero el resto te proporciona puntos extra.
  • Deberás dejar un comentario en el blog diciendo que participas.
  • El plazo para apuntarse al sorteo comienza hoy 25 de mayo y finaliza el 8 de junio de 2017 a las 23:59.
  • El 10 de mayo de 2017 se dará a conocer al ganador en cada blog.
  • Los ejemplares los enviará la editorial.


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¡Suerte a todos!


24 de mayo de 2017

Escrito en el agua - Paula Hawkins


En agosto de 2015 La chica del tren consiguió atraparme de tal forma que devoré la novela en un abrir y cerrar de ojos así que cuando me ofrecieron la oportunidad de comenzar a leer la nueva publicación de Paula Hawkins, en un entorno además envidiable como os conté hace unos días en mi crónica, no lo dudé y no solo lo empecé en aquel momento, sino que continué aunque tuve que simultanearlo con otra lectura. Hoy os hablo de Escrito en el agua.

Sinopsis


Tras cautivar a veinte millones de lectores en todo el mundo con La chica del tren, Paula Hawkins vuelve con una apasionante novela sobre las historias que nos contamos al recordar nuestro pasado y su poder para destruirnos.

Pocos días antes de morir, Nel Abbott estuvo llamando a su hermana, pero Jules no cogió el teléfono, ignoró sus súplicas de ayuda. Ahora Nel está muerta. Dicen que saltó al río. Y Jules se ve arrastrada al pequeño pueblo de los veranos de su infancia, un lugar del que creía haber escapado, para cuidar de la adolescente que su hermana deja atrás. Pero Jules tiene miedo. Mucho miedo. Miedo al agua, miedo de sus recuerdos enterrados largo tiempo atrás, y miedo, sobre todo, de su certeza de que Nel nunca habría saltado…

No te fíes nunca de una superficie en calma, no sabes lo que puede haber debajo.

Mi opinión


La muerte de Nel Abbot obliga a su hermana Jules, con la que llevaba años sin hablar, a volver a Beckford, el pequeño pueblo donde pasaron los veranos de su infancia, esos que Jules prefiere no recordar. El cadáver de Nel ha aparecido en La Poza de las Ahogadas, un lugar que desde tiempos inmemoriales ha sido el destino final de muchas mujeres. Aunque todo apunta a un trágico accidente su hija adolescente, Lena, está convencida de que fue un suicidio, pero Jules no lo tiene tan claro y necesita buscar respuestas más allá de la investigación que Sean, inspector de policía, está llevando a cabo ya que Nel, desde que se empeñó en escribir un libro sobre esa poza se creó grandes enemistades para terminar muriendo precisamente en ese lugar.

Escrito en el agua guarda entre sus páginas muchísimos secretos, unos más antiguos y otros más recientes, pero todos ellos han marcado la vida de muchos de los habitantes de este pueblo que a pesar de su idílica situación esconde mucho más de lo que aparenta. Esta sensación de intriga y misterio la crea la autora desde las primeras páginas, aunque en mi caso se vio un poco empañada por la confusión que la profusión de personajes y las distintas voces narrativas me creó. Por lo general no tengo problemas con este tipo de estructuras, pero en esta ocasión se me ha hecho bastante ardua la tarea ya que son muchísimas las voces y aunque varía el tiempo verbal utilizado, las formas de expresarse con muy similares, no pudiendo distinguir por la voz quién me hablaba. Los capítulos, además, son muy cortos por lo que la alternancia de voces narrativas es continua y a pesar de que se encuentran encabezados por el nombre del personaje que nos ofrece su punto de vista, en demasiadas ocasiones, inmersa en la lectura, me vi obligada a volver atrás para saber quién estaba narrando.

La secuencia cronológica lineal desde la muerte de Nel se rompe en varias ocasiones con analepsis a través de las cuales viajaremos al pasado de Jules y Nel. Con estos saltos en el tiempo la autora nos dará las claves para descubrir qué fue lo que distanció a las dos hermanas protagonistas y nos ayudarán a conocer un poco más a estos personajes de los que en general no tenemos un perfil demasiado detallado. Se intercalan también en la narración pasajes del libro que Nel estaba escribiendo sobre las mujeres que murieron ahogadas en la poza, pasajes que nos crearán aún más dudas puesto que no sabemos si lo que Nel escribe es real o es simplemente fruto de su imaginación. Toda esta información sin duda, y a pesar de la confusión que se apoderó de mí hasta bien entrada la lectura, crea una intriga de la que es difícil sustraerse a pesar de que el ritmo de la novela es pausado y es aquí donde he encontrado la mayor diferencia con La chica del tren. Esto no es por sí mismo un defecto de la novela, pero en mi caso, por la experiencia anterior y por las expectativas que me había creado, sí me ha pesado un poco y en todo momento esperaba que la novela terminara de arrancar, cosa que sí hace en su recta final ofreciéndonos un buen final, sorprendente y coherente con lo leído, sin acudir al manido y facilón recurso de sacar un conejo de la chistera. Las claves para la resolución del misterio estaban ahí desde el principio, solo había que saber verlas.

Paula Hawkins, a través de uno de los numerosos narradores, introduce un elemento sobrenatural que casa muy bien con la historia narrada y que tiene el protagonismo justo para no resultar artificioso al tiempo que ayuda a realzar la atmósfera lúgubre y de misterio que rodea a La Poza de las Ahogadas. La naturaleza en general y el agua en particular juegan un papel muy importante en la novela, pero la autora no ha aprovechado lo suficiente estos escenarios y ha dado más peso a los giros necesarios para sorprender al lector. Del mismo modo no profundiza tampoco en temas muy interesantes que permanecen latentes durante toda la novela como son las relaciones familiares, especialmente entre hermanos, y la memoria.

En definitiva, Escrito en el agua es una novela que una vez superada la confusión inicial resulta entretenida. Una novela que a pesar de no tener un gran ritmo consigue mantener la tensión y atención del lector.


Ficha técnica





22 de mayo de 2017

Esta semana leo... #191

Esta semana continúo leyendo Largo invierno en París de Juan Vilches que comencé la semana pasada y que confío en terminar hoy o mañana. Tocará entonces escoger nueva lectura y son tantas las que tengo pendientes que no sé aún por cuál me decidiré, aunque tengo claro que el cuerpo me pide thriller o novela negra.

Aprovecho para recordaros que hay un sorteo en el blog de una novela fantástica de la que os hablaré esta semana, La noche que no paró de llover de Laura Castañón. El plazo para apuntarse termina el jueves así que si aún no lo habéis hecho pasad por aquí.



Y vosotros ¿qué leéis?

17 de mayo de 2017

Nuestra casa en el árbol - Lea Vélez


Hay libros que se me han realmente difíciles de reseñar y son precisamente los que más me gustan, los que más me hacen sentir, los que despiertan diversas emociones en mí, esas que, o bien son difíciles de transmitir con palabras, o bien me hacen correr el peligro de desnudarme demasiado públicamente. Hoy os hablo de Nuestra casa en el árbol.

Sinopsis


Tras la muerte de su marido, Ana decide que la vida de ciudad, las mil extraescolares, los problemas educativos, los infinitos deberes repetitivos y la dislexia galopante de su hijo mayor son demasiado para ella. No puede más. No tiene tiempo para vivir del modo que el sistema le impone y a la vez estar con sus niños. Entendiendo que ella es la mejor «profesora de extraescolar» para ellos, decide romper con todo. Escapa de un mundo derruido y lleno de dolor, vende todo lo que la ata a Madrid y se marcha  al sur de Inglaterra, al hostal inglés que su marido le dejó en herencia.

Allí, en Hamble-le-Rice, un bucólico pueblo de pedernal junto a la desembocadura del río Hamble, Ana crea un mundo de humor, un entorno irreverente y liberal, en una antigua escuela de carpintería situada en el borde mismo del agua.

Sus hijos, Michael, Richard y María, gracias a su vida en plena libertad, extraerán de sus aventuras y experiencias personales sus propias vocaciones y destinos, demostrando que la excelencia puede alcanzarse a través de la sencillez, sin sacrificar la infancia en favor del futuro.

Mi opinión


Cuando Ana enviuda decide mudarse con sus tres hijos, Michael, Richard y María, a Inglaterra y convertir Joiners House, esa casa junto al río que fuera el hogar familiar de su marido en Hamble-le-Rice y más tarde casa de veraneo para ellos, en un Bed & Breakfast. La construcción de una casa en un árbol del jardín se convierte para Ana en un proyecto que va mucho más allá de regalarles a sus hijos un lugar especial en el que jugar y es que una de las características que sus hijos atribuyen a Ana, la de no ser literal, puede aplicarse a Nuestra casa en el árbol, una novela en la que las metáforas campan a sus anchas para ofrecernos una fábula para adultos porque la casa que construye Ana no puede ser una casa cualquiera porque cada árbol, como cada niño, como cada persona, es singular y, por lo tanto, se merece una casa a medida, al igual que cada niño precisa de la educación y la formación que mejor se adapte a sus capacidades y necesidades.

La historia corre a cargo de un narrador protagonista usando la voz de uno de los niños e intercala fragmentos del diario de la madre que completan lo que una voz en primera persona no puede transmitir al lector puesto que no conoce todo. Los que fueron tres maravillosos e inteligente niños, llenos de ingenio y curiosidad, ya son adultos y la vuelta a Hamble-le-Rice para un funeral es el punto de partida para viajar al pasado, para volver a la infancia que forjó a los adultos que son hoy y en ese viaje al pasado la autora afronta temas tales como la pérdida y la capacidad para levantarnos y continuar caminando a pesar de las zancadillas que nos pone la vida.

Pero sin duda el tema principal de Nuestra casa en el árbol es la visión que nos ofrece Lea Vélez sobre la maternidad, la educación y la libertad, muy distinta a la convencionalmente aceptada y para hacerlo ficciona su propia vida. Unos niños de curiosidad insaciable y de inteligencia fuera de lo común son el medio para cuestionar y criticar la educación estandarizada que premia la memorización y la ejecución de tareas repetitivas y poco creativas, la educación cuyo único fin parece ser aprobar un examen, frente a la educación basada en fomentar las competencias e intereses de cada niño. Un sistema que a menudo tacha a los niños con altas capacidades de vagos y faltos de interés, cuando la realidad es que el aburrimiento y la frustración se adueña de ellos en cuanto pisan las aulas.

“ - ¿Y a qué vas al colegio?
- Yo voy al colegio a llorar.” 

No es solo sobre la educación formal en las escuelas sobre lo que te hace reflexionar este libro, aunque en general ninguno estemos del todo conformes con el sistema. Es sobre la responsabilidad que tenemos madres y padres de formar a nuestros hijos y de proporcionarles las claves que los convertirán en los adultos que serán el día de mañana, donde he encontrado todas esas emociones de las que os hablaba al principio. No es tarea fácil educar a un hijo, a menudo olvidamos que todo lo que somos se fraguó en nuestra infancia y olvidamos también cuánto podemos aprender nosotros mismos de ellos. La arrogancia propia del adulto nos lleva a menudo a tratar a los niños como seres incompletos sin darnos cuenta de que su inocencia y su pureza son la clave de un camino de aprendizaje que todos, padres e hijos, debemos recorrer sin perder nunca de vista la singularidad de cada uno. Un camino en el que las debilidades y los tropiezos son oportunidades; un camino en el que no se trazan rutas a seguir, sino que cada paso que damos juntos ayuda a construir una vida; un camino, una educación, que no te dice lo que hay que hacer, te da las armas para saber decidir qué hay que hacer. Un camino en el que no se esconde el dolor porque él, al igual que los momentos dichosos, también forma parte de lo que somos y seremos. Un camino y un objetivo, porque nuestro principal proyecto en la vida debe ser no perder la felicidad que sin duda, y a pesar de los avatares que nos sacuden, nos es intrínseca.

“Nacemos sabios. Nacemos felices. Nacemos completos. Nacemos perfectos como las flores. La felicidad existe y está aquí, pero hay que regarla.”

Sentirse en casa de Ana, construir junto a ella la casa en el árbol, tablón a tablón, no un kit para montar en un pispás; asistir atónita a las preguntas y conversaciones de sus hijos; formar parte de esta familia conviviendo con ellos en su universo tan particular, es algo que consigue la autora con las descripciones precisas, los diálogos brillantes y las grandes dosis de sentido del humor. Estos son los ingredientes con los que el lector se sumerge en una novela que a golpe de imágenes, metáforas y simbología nos invita a reflexionar a la vez que disfrutamos de la calidez de una prosa que cuida el buen hacer literario sin dejarse en el camino la fluidez de lectura perfectamente combinada con pasajes de marcado carácter intimista. Una novela que se siente más que se lee porque solo sintiéndola podemos llegar a la magia que Lea Vélez ha puesto en nuestras manos.   

Nuestra casa en el árbol es un canto a la libertad, al amor y a la infancia. Un canto construido a base de ingenio y de sentido del humor. Un libro que hay que sentir y vivir a pesar de que ello pueda implicar una autocrítica a menudo dolorosa.

Ficha técnica

15 de mayo de 2017

Esta semana leo... #190

Esta semana ya no sé si leo o directamente me vuelvo loca porque me encuentro de pronto con tres libros, yo que ni siquiera me gusta leer dos a la vez. Y la cosa iba bien ¿eh? La semana pasada comencé La noche que no paró de llover de Laura Castañón, que es el que espero terminar hoy mismo aprovechando que es festivo en Madrid y no trabajo.

Y aunque aquella era mi única lectura como os conté ayer fui invitada a la lectura en primicia de Escrito en el agua de Paula Hawkins y claro, aquella noche leí 120 páginas y quería saber más ¿cómo no continuar? Pero es que desde hace unas semanas ya tenía programado comenzar hoy a leer con otras blogueras El largo invierno en París de Juan Vilches con quien además podré charlar el próximo miércoles.

Aprovecho para recordaros que hay un sorteo en el blog de una novela maravillosa que aún no he terminado pero que os recomiendo ya sin duda alguna. Si aún no os habéis apuntado pasad por aquí.



Y vosotros ¿qué leéis?

14 de mayo de 2017

Lectura en primicia de Escrito en el agua de Paula Hawkins


El jueves pasado tuve la oportunidad de asistir a la lectura en primicia de Escrito en el agua, la nueva novela Paula Hawkins autora del best seller La chica del tren que tantas horas de entretenimiento me deparó en el verano de 2015.

Sinopsis


Tras cautivar a veinte millones de lectores en todo el mundo con La chica del tren, Paula Hawkins vuelve con una apasionante novela sobre las historias que nos contamos al recordar nuestro pasado y su poder para destruirnos.
Pocos días antes de morir, Nel Abbott estuvo llamando a su hermana, pero Jules no cogió el teléfono, ignoró sus súplicas de ayuda. Ahora Nel está muerta. Dicen que saltó al río. Y Jules se ve arrastrada al pequeño pueblo de los veranos de su infancia, un lugar del que creía haber escapado, para cuidar de la adolescente que su hermana deja atrás. Pero Jules tiene miedo. Mucho miedo. Miedo al agua, miedo de sus recuerdos enterrados largo tiempo atrás, y miedo, sobre todo, de su certeza de que Nel nunca habría saltado…

No te fíes nunca de una superficie en calma, no sabes lo que puede haber debajo.


Esta cita tan exclusiva tuvo lugar a las 20:00 en Faunia y se alargó hasta la medianoche con una pausa para cenar y todas las paradas que fueron necesarias para ir comentando lo que nos estaba pareciendo la novela. Y si el título de la novela es, como os he dicho, Escrito en el agua nosotros leímos bajo el agua porque la lectura se realizó en el tanque de los manatíes, un entorno excepcional para sumergirnos en un thriller que todos los asistentes coincidimos en que atrapa desde el inicio y rápidamente te ves envuelto en la atmósfera de misterio y tensión que crea la autora.

La novela se publicará el próximo 23 de mayo y muy pronto os contaré más cosas.

Gracias a Planeta por la organización y la invitación a este evento.

12 de mayo de 2017

Arenas movedizas - Malin Persson Giolito


Que no me resisto a un thriller es de todos sabido, al menos de todos los que habitualmente pasáis por aquí, así que cuando surgió la oportunidad de leer una novela cuya trama principal, además, giraba en torno a una masacre cometida por adolescentes en su instituto y teniendo en cuenta lo muchísimo que me gustó Tenemos que hablar de Kevin, no me lo pensé dos veces y me lancé a por el asesinato juvenil en versión sueca. Hoy os hablo de Arena movedizas.

Sinopsis


Un crimen en un instituto de élite. Una única acusada.
Todo el mundo es inocente hasta que se demuestre lo contrario.

La masacre en una escuela de uno de los barrios más lujosos de Estocolmo ha sacudido Suecia. Maja Norberg es detenida por su implicación en el ataque, en el que murieron su novio y su mejor amiga. Pero ¿cómo llegó una chica brillante y popular a convertirse en la adolescente más odiada del país?

Maja era una niña rica que cumplía con lo que se esperaba de ella. Hasta que conoció a Sebastian Fagerman, hijo del multimillonario más poderoso de Suecia. Sebastian era deslumbrante y peligroso, y Maja se sintió atraída hacia él como una polilla hacia la luz. Viajes, barcos, fiestas de lujo, sexo y drogas. ¿En qué momento perdió el control?

Tras nueve interminables meses en prisión, por fin ha llegado el momento de comparecer ante el tribunal. ¿Es Maja una asesina a sangre fría o solo una niña extraviada que ahora ha perdido también a aquellos a quienes amaba?

Mi opinión


Maja es una niña bien, sus padres tienen dinero y ella, aunque un poco frívola a veces, es una buena chica y una buena estudiante. Cuando Sebastian, el chico más popular del instituto e hijo de uno de los millonarios más influyentes de Suecia, se fija en ella toda su vida parece alcanzar la perfección.  Pero todo esto lo sabremos después, una vez hayamos avanzado un poco en la lectura de Arenas movedizas porque la novela, con un inicio in medias res, nos sitúa en el comienzo del juicio que nueve meses después del crimen tendrá que dilucidar si Maja es o no culpable de todo aquello de lo que se la acusa, entre otras cosas de la muerte de su novio y de su mejor amiga, de inducción al asesinato, de cómplice en otros…

Nos encontramos con un narrador protagonista, Maja. Un acierto si pensamos que gracias a ello nos metemos, y de qué manera, en la cabeza de una adolescente que si en un principio puede parecer arrogante, a medida que avanzamos en la lectura va evolucionando hacia una Maja mucho más reflexiva, atenazada por un profundo sentimiento de culpabilidad. Una Maja llena de miedos y de dolor. ¿O es todo una pose? La mente de Maja es un torbellino en el que el lector se verá inmerso, sin tener nada claro qué posición tomar ante ella, intentando encajar las distintas piezas del puzle según la protagonista nos las va ofreciendo mientras parece desafiarnos a completarlo.

Como os decía todo un acierto para entrar en la mente de la protagonista, pero un error al no ofrecer más puntos de vista que el de ella, de forma que muchos matices de la historia se nos escaparán, solo tendremos la visión de Maja y nuestra imaginación. Sin entrar en detalles que os podrían fastidiar la lectura, al final de la novela mi postura, por todo lo que he leído, la tengo muy clara, pero también soy consciente de que me faltan muchas piezas de ese puzle, o al menos una visión más amplia de esas piezas porque solo conozco las que me ha dado la protagonista, la acusada, y a lo largo de la novela he visto cómo ella misma se ha mentido a sí misma así que ¿por qué no puede haberme mentido a mí? Creo que tras finalizar la novela tengo una idea bastante acertada del perfil de la protagonista y una idea general del resto de personajes, pero solo veo lo que Maja ha querido contarme y en una historia tan tremenda como la que se nos cuenta en esta novela se dan cita tantos detalles para terminar formando un todo que yo tengo la sensación de que mi visión es incompleta.

Arenas movedizas tiene una clara misión de crítica hacia la sociedad, hacia la cultura del aparentar, del tener antes que ser. Una novela que aborda temas tan importantes como la adolescencia, las drogas, el alcohol, las carencias afectivas y la inmigración. Temas todos ellos muy interesantes en los que la autora parece haber decidido no profundizar demasiado prefiriendo quedarse en el cliché, sin aportar nada nuevo y limitándose a lo llamativo de asuntos escabrosos y de nuevo creo que se debe a la elección de narrador porque o bien con un narrador omnisciente que nos aportara de forma objetiva todos los datos, o bien con la inclusión de una segunda voz narrativa que también en primera persona permitiera entrar en la mente del otro protagonista, Sebastian, del mismo modo que he entrado en la de Maja, la novela hubiera resultado mucho más rica tanto en profundidad como en matices.

Lo que no se le puede negar a la autora es la capacidad para crear tensión en el lector que durante toda la lectura se pregunta qué más hay detrás de la aparente relación idílica entre Sebastian y Maja, una relación amorosa salpicada de drogas y alcohol. Un lector que se debate entre posicionarse del lado o no de la protagonista. Entre entenderla, incluso aunque resulte ser culpable, o condenarla directamente como ya han hecho los medios de comunicación y es que éste es otro de los grandes temas que se trata en Arenas movedizas, el cómo la presunción de inocencia salta por los aires cuando estamos ante un caso tan mediático como el que ocupa las páginas de la novela, en la que unos niños ricos han matado a algunos de sus compañeros en el elitista instituto al que asisten. Este punto se pone claramente de manifiesto durante el juicio, en el que Maja parte ya como culpable mientras nos va narrando las distintas exposiciones de los hechos que hacen la fiscal y el abogado defensor, las pruebas que presenta la acusación y que rebate la defensa, los testigos… Y es que Arenas movedizas tiene mucho también de thriller judicial en el que lo más interesante son sin duda los interrogatorios de la defensa y su alegato final.

En definitiva, Arenas movedizas es un thriller que con una protagonista realmente peculiar y con una magnífica evolución nos sumerge en una lectura a menudo confusa y sobre todo parcial, pero que aún así cumple con su cometido de entretenimiento porque en todo momento el lector deseará saber más.

Ficha técnica