29 de junio de 2015

Esta semana leo... #98


Hoy unas líneas muy rápidas porque estoy en la playa sin ordenador y es un rollo escribir una entrada así, además he vuelto a pasar por urgencias con un nuevo cólico, el segundo de la semana, y no estoy para nada, pero no podía dejar pasar este último lunes de junio sin contaros que estoy leyendo un libro que me está encantando, "Las puertas del paraíso" de Nerea Riesco, una novela histórica que me tiene totalmente atrapada. La verdad es que voy bastante avanzada porque lo empecé la semana pasada y a pesar de que llevo un par de días leyendo muy poco por los fuertes dolores que tengo, no creo que tarde mucho en terminarlo.

Y esta semana supongo que por fin podremos empezar a leer "EO", una lectura conjunta que se está haciendo de rogar para llegar uno de los libros. Si no llega me pondré con "El murciélago" de Jo Nesbo, uno de mis autores propuestos para el Reto Eternos Pendientes.  

Y vosotros ¿qué leéis?

26 de junio de 2015

Pez en la hierba - Ángel Gil Cheza


“Pez en la hierba” es el segundo libro que leo de Ángel Gil Cheza y como ocurrió con el primero, “El hombre que arreglaba las bicicletas”, lo hago junto a otros lectores en el marco de una lectura conjunta. También al igual que en la primera ocasión me ha faltado algo y aunque ha sido un libro que he leído cómodamente no puedo decir que esté totalmente satisfecha. Ahora os cuento las razones.


SINOPSIS

Miquel Ortells es un editor que regresa a su pueblo natal, Vila-real, para cuidar de su padre, convaleciente tras un ataque al corazón, en la casa que la familia posee en un pequeño bosque junto al río. Allí se enfrenta, catorce años después, a los viejos problemas que le empujaron a marchar; en especial, el divorcio de sus padres enturbiado por el asesinato de dos niñas de trece y diecisiete años.
Ainara Arza es una escritora navarra a la que Miquel ayuda con su última novela. Juntos comienzan a investigar lo que ocurrió a aquellas chicas y, a pesar de sus contradicciones y luchas internas por evitarlo, se enamoran durante aquel frío otoño.
Una leyenda local sobre una gran cueva que atraviesa todo el municipio y llega hasta el río, en el boscaje; un misterioso túnel que forma parte del trazado de la desaparecida acequia del Diablo, de origen romano; y el fútbol femenino, invisible por los intereses ocultos de los más altos estamentos de este deporte, se entrecruzan en el eje de este envolvente relato.


EL AUTOR

Ángel Gil Cheza nació en Vila-real en 1974. Es licenciado en Humanidades y máster en Edición. Con solo catorce años era baterista del grupo hardcore-punk Mala Hierba. En esa misma época fundó el fanzine de contenido crítico Sátira Coenta. En los años noventa ofreció más de doscientos conciertos como cantautor en centros y movimientos sociales. Actividad que dio como resultado la casete Futuro (Comú), con repercusión internacional, y el disco autoeditado Con la miel en los labios. Es autor de las novelas El hombre que arreglaba las bicicletas, con buena acogida entre la crítica, y La lluvia es una canción sin letra, tercer ebook más leído en 2013 según Babelia de El País. Actualmente trabaja como editor y creativo en PAPEL MOJADO //projects; desempeña el puesto de editor digital en la revista académica kultur e integra la formación musical Bonjour Potemkin junto a su pareja, la violonchelista Lluïsa Ros Bouché. Es padre, tiene un perro y un huerto.


MI OPINIÓN

El comienzo de “Pez en la hierba” es brutal. Aunque los hechos se desarrollan de forma lineal a lo largo del año 2013, en el prefacio retrocedemos al año 2000 para conocer un suceso que atrapa al lector en esas primeras páginas y que parece prometer una lectura adictiva en la que junto al protagonista, Miquel, el lector intentará desentrañar el asesinato de dos jóvenes en la localidad de Vila-Real. Un asesinato del que incluso fue sospechoso en un principio su padre y que finalmente fue cerrado de forma precipitada con un culpable digamos conveniente.

Ángel Gil Cheza
Miquel ha vuelto a Vila-Real, su localidad de nacimiento, porque Pasqual, su padre, ha sufrido un infarto. Pasar unos días junto a él le servirá no sólo para echarle una mano en la vuelta a casa, sino también para acercarse a un hombre que no deja de ser un desconocido para él ya que su infancia parece estar marcada por esa figura paterna que sólo lo era en presencia, pero cuya ausencia emocional Miquel sigue arrastrando. Parece que lo único que le une a su padre es su incapacidad para olvidar aquellos hechos acontecidos trece años atrás, hechos que ahora se propone aclarar con la ayuda de Ainara, autora de la novela negra sobre la que Miquel, editor, está trabajando.

Estos son los tres personajes principales de la novela junto a los que encontramos una serie de secundarios que, salvo en el caso, de don Ramón, un personaje deleznable, son meramente accesorios en el desarrollo de la novela por lo que el autor no se detiene demasiado en ellos. Sí hay un trazado más detallado de los tres protagonistas, siendo mi preferido Pasqual, un hombre que arrastra una gran carga emocional y del que el autor nos ofrece un perfil psicológico con múltiples matices que hacen de él un personaje con el que es fácil empatizar al sentir su dolor y su soledad. No me ha sucedido lo mismo ni con Miquel ni, sobre todo, con Ainara, que me ha resultado un personaje poco creíble, incoherente con su pasado y con algunas actitudes que más bien parecían poses sobreactuadas. Además, protagonizan ambos una, digamos intensa, historia de amor que es poco creíble precisamente por esa intensidad que no he podido o sabido ver cómo ha surgido.

Tras el prefacio y posterior presentación de los personajes lo que parecía podía ser una novela negra de ritmo trepidante, deriva en algo totalmente distinto. La investigación del crimen parece ser una mera excusa para mostrarnos todo tipo de detalles sobre Vila-Real, sus gentes, sus costumbres y, especialmente, los túneles, cuevas y acequias que  transcurren bajo sus calles. Es cierto que concretamente lo dedicado a esto último ocupa pocas páginas, pero es tan prolífico en detalles, datos, fechas… que yo era incapaz de mantener el interés y no podía dejar de preguntarme si realmente tanto detalle era necesario. Pero no son estos los únicos temas que Ángel Gil Cheza trata en la novela sino que muchos otros como el mundo editorial, la creación literaria, las relaciones paterno filiales, el maltrato, la violencia de género y el fútbol femenino, forman parte de una novela que tiene más de casi cualquier otro género que de novela negra.

Todo lo anteriormente expuesto ha hecho que para mí “Pez en la hierba” sea un libro que va de más a menos. Si el inicio parecía prometer una trama absorbente la realidad ha sido que el ritmo va bajando porque la trama se escapa por derroteros que poco o nada tienen que ver con los crímenes a investigar. Un ritmo que del todo se rompe una vez llegamos a la tercera parte donde más parece importar por dónde discurren los túneles y acequias de Vila-Real que el descubrir quién y por qué mató a las dos adolescentes. En este aspecto también debo indicar que el quién todos los lectores lo tendrán claro, pero el por qué a mí me dejó tan fría por lo inverosímil que aún a día de hoy sigo preguntándome si no se podría haber encontrado un móvil más realista.

Si por algo destaca “Pez en la hierba” es por el estilo narrativo de Ángel Gil Cheza. La prosa del autor es tan evocadora, tan musical y al mismo tiempo tan sencilla que es imposible no sentirse cautivada por ella. El vocabulario es escogido con mimo y se nota que cada palabra está en su justo lugar. No deja de ser curioso que haya disfrutado tanto de su forma de escribir y tan poco del libro y es por ello por lo que no descarto volver a reencontrarme con el autor, pero me gustaría que fuera en otro género más personal e intimista porque sinceramente creo que ahí es donde la voz de Ángel Gil Cheza puede destacar.


24 de junio de 2015

La llave de Sarah - Tatiana de Rosnay


Hace mucho tiempo que “La llave de Sarah” acumulaba polvo en mi estantería. Otra de esas muchas adquisiciones que haces deseando leerlo por las buenas opiniones que ha generado y que una vez llega a casa cae en el olvido. El mes temático de novela histórica organizado por Laky de Libros que hay que leer para este mes de junio, fue la excusa perfecta para rescatarlo de ese olvido y que hoy os pueda traer mis impresiones.


SINOPSIS

París, julio de 1942. Redada de Vel d’Hiv: más de 13.000 judíos son arrestados el mismo día y encerrados en un velódromo cerca de la Torre Eiffel. Tras una semana de hambre y humillaciones, son trasladados a los campos de las afueras de París y de ahí a Auschwitz, donde son asesinados. Ante la llegada de los nazis, Michel, un niño pequeño, se esconde en un armario y Sarah, su hermana mayor, de diez años, le encierra para protegerle y se guarda la llave, pensando que regresará en unas horas. Sin embargo es brutalmente arrestada con su familia por la policía francesa.
París, mayo de 2002. En el 60ª aniversario de la Vel d’Hiv, a Julia Jarmond le encargan escribir sobre este asunto tan sensible para una revista americana con sede en París. En un principio algo aturdida por su propia ignorancia sobre el tema y por el silencio que envuelve todos estos acontecimientos en Francia, a través de su investigación consigue descubrir la terrible y traumática experiencia de Sarah.


LA AUTORA

Tatiana de Rosnay nació en París y tiene raíces inglesas, francesas y rusas. Criada en un entorno multicultural, vivió EE.UU. durante su infancia y se licenció en la University of East Anglia (Norwich, Inglaterra). Es autora de nueve novelas y de diversos guiones. También escribe en la revista Elle y es crítica literaria de Psychologies. La llave de Sarah fue la primera novela que ha escrito en inglés, su lengua materna, y alcanzó con ella un gran éxito. Actualmente vive en París, está casada y tiene dos hijos.


MI OPINIÓN

“La llave de Sarah” rescata uno de los muchos hechos deleznables que sucedieron durante la Segunda Guerra Mundial, el Vel d’Hiv. La redada que la madrugada del 16 al 17 de julio de 1942 movilizó a los policías y gendarmes franceses para detener a casi 13.000 judíos, más de 4.000 de ellos niños, que fueron conducidos al Vélodrome d’ Hiver, Velódromo de Invierno, donde estuvieron encerrados varios días, sin comida ni agua, antes de ser enviados a otras ciudades francesas y posteriormente a los campos de concentración. Unos hechos especialmente vergonzosos porque fueron llevados a cabo por la policía francesa bajo las órdenes del régimen colaboracionista de Vichy y un lugar que los franceses han querido olvidar ya que el velódromo fue demolido en 1959 y sólo una placa recuerda lo que allí sucedió.

Esta redada será el comienzo de la novela presentando aquellos hechos a través de la voz de una niña que ha sido detenida junto a sus padres y que ha dejado en casa, escondido, a su hermano pequeño. Encerrado bajo llave en un armario secreto, allí nadie le encontrará hasta que ella pueda volver. De formar alternativa, otros capítulos nos llevarán al año 2002, donde Julia, una periodista norteamericana afincada desde hace años en París, recibe el encargo de elaborar un reportaje sobre la redada. Una tarea que no se antoja fácil ya que ni la mayoría de los propios franceses parece conocer qué sucedió. Pregunta a su marido, a sus amigos franceses y todos ellos parecen sorprenderse de que algo así hubiera podido suceder en Francia a pesar de la ocupación nazi. Lejos de desanimarse esto supone un aliciente para Julia quien poco a poco verá cómo su investigación la acerca a aquella niña que fue arrancada de su hogar una madrugada de sesenta años antes. Dos tramas separadas por muchos años de distancia que terminarán convergiendo, aunque no será hasta bien entrada la novela cuando descubriremos cómo se cruzan las historias de Sarah y Julia, lo que desde el principio imprime a la novela una importante dosis de intriga.

Tatiana de Rosnay
Siempre sucede cuando dos libros se desarrollan en dos hilos temporales distintos que uno nos suele atraer más que otro y en este caso no podía ser de otro modo. Que las novelas ambientadas en la Segunda Guerra Mundial se cuentan entre mis favoritas no es ningún secreto así que ya imaginaréis que la historia de Sarah me ha cautivado de principio a fin. No tanto así me ha sucedido con Julia, sin duda necesaria para ir descubriendo misterios y secretos que irán desvelando la historia completa de Sarah, pero que llega a tener un excesivo protagonismo en una novela que para mí era la historia de Sarah. La historia de uno de esos niños que fueron separados de su familia, que fueron despojados de todo, tanto material como emocionalmente. Una historia que me ha conmovido profundamente, pero que continuamente se veía interrumpida por los problemas personales y familiares de Julia que, como os decía, llega un momento en el que parecen ocupar más páginas que la historia de aquella niña.

Sarah y Julia son las dos protagonistas indiscutibles del libro y sin duda la autora se detiene en sus perfiles y nos ofrece dos personajes realistas y que resultan muy naturales y creíbles para el lector. Son, además, dos mujeres fuertes que luchan, cada una a su manera, por sus vidas y sus destinos y estos personajes siempre terminan ganándome por lo que a pesar de que a veces, como os comentaba anteriormente, me parecía que la historia de Julia cobraba demasiado peso cuando yo quería saber más de Sarah, he disfrutado de ambos y mi apreciación es porque hubiera preferido que las historias estuvieran más equilibradas o, en caso contrario, la autora se hubiera decantado por permitir al lector conocer un poco más del pasado.

La prosa de Tatiana de Rosnay es sencilla y directa y, a la vez, muy cuidada. Su lenguaje es claro y las descripciones son las justas para situar al lector, habiendo un equilibrio entre narración y diálogo lo cual confiere gran agilidad a la lectura. A los que suelen huir del género histórico les animaría con un libro así ya que es muy fluido y no deja de ser una ficción histórica, basada en unos hechos que realmente acontecieron, pero totalmente alejada de datos históricos y similares que puedan ralentizar la lectura. “La llave de Sarah” es realmente una novela de personajes, de dos mujeres luchadoras, una de ellas enclavada en un determinado contexto histórico que marcó su vida.

En definitiva, “La llave de Sarah” es una novela bien escrita, con una buena historia y con una estructura que invita a no soltar la lectura, alternando presente y pasado. No es una novela que vaya a recordar ni de lejos como una lectura inolvidable, pero sí es muy entretenida y a pesar de contar una historia muy dura y triste, se me antoja perfecta, por su agilidad, para esta época estival.



22 de junio de 2015

Esta semana leo... #97


Sigo con mi pereza lectora, una mezcla de cansancio, calor y pereza estival en general y eso que el libro que estoy leyendo realmente me está gustando. Se trata de "En el cielo no hay cerveza" mi primer acercamiento a Carlos Salem y no será el último. Un  libro muy curioso, lleno de ironía y sarcasmo, que me está gustando, pero con el que dada mi pereza apenas avancé cien páginas en los primeros cuatro días. Ayer la cosa cambió y leí más, otras cien. ¿Empezaré por fin a recuperar el ritmo?

Esta semana supongo que también comenzaré a leer "EO". Como os comentaba el lunes pasado se trata de una lectura conjunta que debíamos haber comenzado ya, pero aún falta un libro por llegar. Esperemos que no siga haciéndose de rogar y podamos empezar pronto.

SORTEOS

Leyendo en el bus y El Búho entre libros sortean un ejemplar de "La niña que se tragó una nube tan grande como la torre Eiffel". Bases aquí.



Aprovecho para comentaros que voy a estar unos días fuera porque necesito una dosis de descanso playero, así que me veréis menos por redes sociales y por vuestros blogs. Como ayer estuve un poco pachucha y no salí de casa no sólo aproveché para leer, sino que además pude dejar dos reseñas programadas para esta semana, "La llave de Sarah" y "Pez en la hierba". La semana que viene estaré de vuelta con, espero, las pilas bien cargadas.


¡Feliz semana a todos!

19 de junio de 2015

Paranoia - Franck Thilliez


Que me gusta Thilliez ya lo sabéis todos por lo que no es de extrañar que estuviera deseando reencontrarme con él así que la publicación de su última novela “Paranoia” fue toda una alegría. No podría volver a disfrutar de mi adorado Sharko, pero ya os aviso que en absoluto le he echado de menos porque “Paranoia” fue una lectura adictiva que, además, tuve el placer de compartir con muchos de vosotros. Y esta reseña se ha hecho esperar mucho tiempo y ¿sabéis por qué? Estaba convencida de haberla publicado y encontrarla el fin de semana pasado entre los borradores fue toda una sorpresa así que hoy, con mucho retraso, os traigo mis impresiones sobre una novela que casi consiguió volverme loca a preguntas.


SINOPSIS

Ilan sigue sin recuperase de la pérdida de sus padres, fallecidos en extrañas circunstancias. Una mañana reaparece en París Chloé, su expareja, quien le propone embarcarse en una aventura a la que no podrá negarse. Nueve personas encerradas en un antiguo complejo psiquiátrico aislado en plena montaña. De repente, una a una empiezan a desaparecer. Encuentran un primer cuerpo. Asesinado. Se desata la Paranoia.


EL AUTOR

Franck Thilliez (Annecy, 1973) es ingeniero en nuevas tecnologías aunque en la actualidad se dedica exclusivamente a la literatura. La primera novela de este autor francés fue "El ángel rojo". En 2010 publicó "El síndrome E", primer volumen de un díptico sobre la violencia, seguido de Gataca en 2011 y Atomka en 2012.


MI OPINIÓN

Descubrí a Thilliez con “El síndrome E” y, aunque esta novela no era la primera que tenía como protagonista a Frank Sharko, sino la tercera, me atrapó en sus redes de inmediato así que continuar leyendo “Gataca” y “Atomka”, las siguientes entregas de la saga, se convirtió en necesidad. Lo malo de cuando devoras de esa forma a un autor es que necesitas más y a mí no me apetecía retroceder y leer los dos primeros libros. Os podéis imaginar que cuando supe que se publicaba “Paranoia” no lo dudé ni un momento y rápidamente me puse con un libro que sólo puedo calificar como adictivo.

Franck Thilliez
Poco os voy a contar sobre el argumento, de hecho creo que la sinopsis, aunque breve, dice más de lo que debería porque éste es uno de esos libros en los que cuanto menos sepas más lo disfrutas. “Paranoia” es una novela con un ritmo trepidante y una trama muy compleja que gira en torno a un juego de rol que es el que da nombre a la novela. Un juego de rol en el que lector se verá implicado desde el primer momento. El autor mete a sus lectores en el propio juego de forma que a lo largo de la lectura sentí las mismas dudas que Ilan, su protagonista, y me costaba distinguir qué era cierto y qué no, qué formaba parte de la vida real y qué del propio juego.

La ambientación es uno de los puntos fuertes de la novela. La mayor parte del libro se desarrolla en un antiguo psiquiátrico donde los jugadores han sido encerrados y donde sólo habrá un ganador de una sustanciosa cantidad. Thilliez no necesita de farragosas descripciones para trasladarnos con rapidez y, sobre todo, con absoluto realismo a ese ambiente sórdido y opresivo en el que cada rincón evoca qué pudo suceder allí cuando eran los pacientes los que vagaban por sus pasillos y ocupaban sus habitaciones. No sé a vosotros, pero a mí todo lo relacionado con juegos de rol y con hospitales psiquiátricos siempre me ha dado muy mal rollo y en esta novela se aúnan ambas cosas. Por si fuera poco, el hospital se encuentra en un paraje muy alejado del lugar habitado más próximo y tras ser despojados todos los concursantes de sus teléfonos móviles, una tormenta de nieve los ha dejado aislados. No os miento si os digo que he pasado verdaderos momentos de angustia durante la lectura.

Como os decía al principio, “Paranoia” es una novela compleja con muchísimas piezas que terminan encajando hasta llegar a un final que deja atados todos los cabos. Un final que no me sorprendió ya que me esperaba algo parecido, aunque debo admitir que hasta pasados unos días tras terminar la lectura no tuve muy claro si estaba satisfecha o no con el final. Y no digo más, los que lo habéis leído me entenderéis. Lo que no cabe duda es que Thilliez resuelve los interrogantes y cierra la historia, y sí, finalmente puedo decir que me siento satisfecha.

Thilliez nos propone un juego macabro en esta novela llena de giros que se devora de principio a fin. Adictiva, con un ritmo trepidante, llena de intriga y misterio de principio a fin y con algún toque incluso de terror “Paranoia” es un thriller más que recomendable. ¿Te atreves a jugar?


17 de junio de 2015

Música para feos - Lorenzo Silva


“Música para feos” fue el regalo que este año me hizo mi hijo para el día de la madre. Parece que continúa escuchándome cuando hablo, aunque en esta ocasión me consta que necesitó un poco de ayuda de mi hermana para decidirse por la compra. Debo decir que he leído muy poco de Lorenzo Silva y la verdad es que no me explicó la razón si tenemos en cuenta que cuando leí, hace unos años ya, “La flaqueza del bolchevique” quedé absolutamente fascinada por la prosa de este autor. A pesar de ello, no fue hasta el año pasado cuando me decidí a conocer a su famosa pareja de guardias civiles, pero de nuevo leí la primera entrega y no continué. “Música para feos” me llamó la atención desde el primer momento y eso que no ayudaba que se tratara de una historia de amor, ya sabéis que normalmente no conecto con ellas, pero había algo en ese título, en esa portada, que me llamaba poderosamente. Hoy os traigo mis impresiones.


SINOPSIS

Mónica y Ramón se conocen por azar, en un local nocturno, en el que ninguno de los dos pinta gran cosa. A veces, las historias comienzan así. Mónica y Ramón no han tenido mucha suerte en la vida, ni les quedan demasiadas esperanzas de tenerla alguna vez. Mónica es una periodista al borde de los treinta que subsiste con un subempleo que detesta. Ramón, mediados los cuarenta, se obstina en ser un misterio: no desvela a qué se dedica. Podrían no haberse vuelto a ver nunca, pero una semana después se reencuentran y la cosa ya no tiene remedio: la música que se les negaba empieza a sonar. Tiempo después, Mónica lo recuerda. En sus propias palabras: “Lo único limpio y hermoso que de veras he tenido”


EL AUTOR

Lorenzo Silva (Madrid, 1966) ha escrito, entre otras, las novelas La flaqueza del bolchevique (finalista del Premio Nadal 1997), Noviembre sin violetas, La sustancia interior, El urinario, El ángel oculto, El nombre de los nuestros, Carta blanca (Premio Primavera 2004), Niños feroces y la Trilogía de Getafe, compuesta por Algún día, cuando pueda llevarte a Varsovia, El cazador del desierto y La lluvia de París. Es autor del libro de relatos El déspota adolescente y del libro de viajes Del Rif al Yebala. Viaje al sueño y la pesadilla de Marruecos. En 2006 publicó junto a Luis Miguel Francisco Y al final, la guerra, un libro-reportaje sobre la intervención de las tropas españolas en Irak, en 2008 un ensayo sobre El Derecho en la obra de Kafka y en 2010 Sereno en el peligro. La aventura histórica de la Guardia Civil (Premio Algaba de Ensayo). Además, es autor de la serie policíaca protagonizada por los investigadores Bevilacqua y Chamorro, iniciada con El lejano país de los estanques (Premio Ojo Crítico 1998) y a la que siguieron El alquimista impaciente (Premio Nadal 2000), La niebla y la doncella, Nadie vale más que otro, La reina sin espejo y La estrategia del agua.


MI OPINIÓN

Es difícil explicar cómo me he sentido con esta lectura porque, como bien dice la faja del libro, esa que yo siempre uso como marcapáginas, “Música para feos” es una historia de amor a contracorriente. Una historia de amor que en sus inicios me fascinó porque el primer contacto entre Mónica y Ramón, sus primeros pasos como una pareja que se acerca llena de temores, de esos miedos iniciales que cualquiera sentiría cuando ya tiene un bagaje sentimental a sus espaldas, me resultó tan realista que sentía como propio el desasosiego que invade a Mónica y me parecía estar viviendo ese acercamiento con el que poco a poco dos seres que hasta hace muy poco nada sabían el uno del otro,  van construyendo una relación basada en la complicidad y la confianza que se va instalando entre ellos. Y todo ello a pesar de que Ramón esté empeñado en mantener oculta su ocupación profesional.

Lorenzo Silva
Decía que no resulta fácil explicar cómo me he sentido durante la lectura porque lo cierto es que llegó un momento en el que me distancié de su relación. Justo cuando la distancia física se impone entre ellos, que no la emocional, yo me sentí salir un poco de esta historia que la propia protagonista, Mónica, nos narra en primera persona. Y no deja de ser curioso porque desde el primer momento me sentí muy cerca de ella, entendía cómo se sentía, entendía cómo estaba viviendo un amor que nace y de pronto lo llena todo de tal forma que los mismos colores grises de tu día a día parecen brillar ahora de una forma especial, y no es porque ellos hayan cambiado, es porque ha cambiado tu mirada. Pero en determinado momento no entendí alguna actitud en mi opinión demasiado dependiente  y la historia de amor de Mónica y Ramón dejó de resultarme tan natural y, a pesar de ello, quizá porque como me dijo el propio autor hace unos días, aunque sea difícil, aunque se dé pocas veces, aunque parezca increíble, hay historias en las que el amor llega así; quizá por eso el que yo saliera de la historia, no ha impedido que haya disfrutado plenamente de este maravilloso libro.

Lorenzo Silva apuesta por una narradora femenina, una apuesta que se me antoja arriesgada ya que no siempre es fácil para un autor masculino meterse en la piel de una mujer para contarnos su historia en  primera persona. El autor gana la apuesta y nos regala a los lectores una protagonista, Mónica, con una voz coherente y convincente. Y lo hace con una prosa exquisita porque “Música para feos” es uno de esos libros que destilan sensibilidad, de esa que de vez en cuando se ve salpicada por la acidez de la realidad, y que precisamente por ello logra poner palabras a los sentimientos, a esa vorágine de felicidad y miedo que nos invade cuando el amor llega. Y cuando no es fácil dar con la palabra que más se ajusta a lo que se siente llega la música, esa música para feos que llena las páginas de este libro con una banda sonora de lo más heterogénea con artistas como Tino Casal, Franco Battiato, Amy Winehouse o Radiohead. Una banda sonora que puede gustar más o menos, pero que sin duda no sólo es la adecuada al momento, sino que es la necesaria para que el lector entre en el mundo que Mónica y Ramón han construido y viva con ellos.

La prosa de Lorenzo Silva es sencilla y directa y, al mismo tiempo, tan cuidada, que el resultado es elegante y armónico, resaltando esa increíble capacidad para transmitir al lector las emociones de los protagonistas y dando como resultado multitud de frases, de párrafos enteros, que se leen una y otra vez mientras las palabras parecen envolverte hasta entrar dentro de ti y dejar una huella indeleble en lo más hondo del lector. Y todo ello lo hace no sólo hablando de amor porque el autor aprovecha esta historia para tocar otros temas, especialmente los relacionados con las profesiones de los protagonistas, y para hacer un emotivo homenaje a una profesión, que no os diré, de la que en demasiadas ocasiones tenemos ideas preconcebidas que no siempre se ajustan a la realidad.

“Música para feos” es una novela para leer y degustar. Una novela para vivir y disfrutar de la felicidad inesperada que nos proporciona el amor cuando llama a las puertas de nuestro corazón.

“La felicidad es separarse y no tener miedo de no volver a verse, despedirse con un beso rápido en el andén y luego viajar sentada en el vagón rumbo a la soledad de tu casa, que desde que existe el otro, y desde que se produjo el encuentro, ya no es una condena, sino otro lugar donde esperar, serena y confiada, la oportunidad de recobrarlo todo, entero y sin menoscabo, mejor aún que en el comienzo, tan sólo una semana después, siete días que, para variar, tendrán uno por uno sentido." 
(Pág. 72-73)


15 de junio de 2015

Esta semana leo... #96


Se acabó la Feria del Libro de Madrid y como muchos habréis podido ver en Twitter y Facebook, la despedida que le ha dado esta servidora ha estado por todo lo alto, compartiendo un día fantástico con blogueras y autores. Un día de reencuentros con personas ya conocidas y de poder desvirtualizar a otras con las que día tras día comparto lecturas y mil cosas más y que poco a poco se han ido convirtiendo en mucho más que "alguien que conozco del blog". Gracias a todos y todas por todo.

Y una vez finalizado el momento emotivo vamos con lo que nos ocupa cada lunes. La semana pasada comencé a leer el Premio Pulitzer 2015, "La luz que no puedes ver", un libro que me está gustando mucho, pero con el que voy un poco lenta no por el libro, sino por mí, aun así me quedan menos de 200 páginas para terminarlo que, aunque parezcan muchas, no lo son teniendo en cuenta que tiene más de 600. Echando la vista atrás veo que el año pasado en junio me ocurrió lo mismo, mi ritmo lector y mi concentración bajan en cuanto se acerca el verano así que no me alarmaré.

Supongo que esta semana también comenzaré a leer "EO", una lectura conjunta de la que aún queda algún ejemplar por llegar. Con estos dos libros y con el que tengo a medias, "El arte de perder", desde principios de mes creo que tendré más que suficiente para una semana que se me presenta ajetreada.

Y vosotros ¿qué leéis?


SORTEOS


Un lector indiscreto sortea un ejemplar de "El espía del Prudente". Bases aquí.


12 de junio de 2015

La mala luz - Carlos Castán


Hace unos años, antes de comenzar mi aventura bloguera, leí “Mientras agonizo” de William Faulkner, una novela bruta y complicada que me exigió un gran esfuerzo, pero que terminó siendo una de mis mejores lecturas. Así que cuando por fin me puse con “La mala luz” de Carlos Castán y nada más empezar me encontré con una cita de esta novela me sentí un poco inquieta, más aún de lo que ya lo estaba puesto que sabía que no me enfrentaba a una novela fácil. No me equivocaba. Afortunadamente iba (casi) preparada para lo que me iba a encontrar.
La cita de la que os hablo es ésta:

“Recordaba que mi padre solía decir que la razón de vivir era prepararse para estar muerto durante mucho tiempo”.


SINOPSIS

«Querida Nadia. Estimada Nadia. Nadia a secas. Tú no me conoces. Soy amigo de Jacobo. No sé cómo decirte esto. No sé si estás al tanto de que ha muerto. Lo han asesinado, en realidad. Si ya lo sabías, sabrás también que ha sido horrible.»
Jacobo y el narrador son viejos amigos que se acaban de trasladar a Zaragoza, ambos huyendo de un matrimonio fracasado, incapaces de soportar el peso de sus propias vidas. Mientras se habitúan a su nueva situación, comparten cervezas, libros y veladas cada vez más largas en un desesperado intento de eludir el mundo.
Un día, Jacobo empieza a tener miedo, un miedo desmesurado y aparentemente irracional a quedarse solo en casa, que consigue controlar con la compañía de su amigo, hasta que una noche Jacobo aparece apuñalado en su propia casa. El protagonista toma entonces el relevo de su vida, quizás como última posibilidad de huir de la propia, y así conoce a una mujer, Nadia, que se convertirá en su obsesión y junto a la que emprender la frenética investigación del asesinato de su amigo, lo que trastocará definitivamente su propia existencia.


EL AUTOR

Carlos Castán (Barcelona 1960) es licenciado en filosofía por la Universidad Autónoma de Madrid, ciudad en la que ha transcurrido gran parte de su vida. En la actualidad reside en Huesca, donde trabaja como profesor de enseñanza secundaria. Especializado en relato breve con libros como “Frío de vivir”, “Museo de la soledad”  y “Solo de lo perdido”, en 2013 publica la que hasta ahora es su primera novela, “La mala luz”.


MI OPINIÓN

La primera vez que tuve conocimiento de este libro, y este autor, si no recuerdo mal fue en el blog Entre montones de libros y me cautivó lo que contaba. Tenía claro que era un libro que podía gustarme mucho, pero también tenía igual de claro que no iba a ser una lectura fácil porque “La mala luz” es una novela exigente con el lector. Una novela que requiere de toda la atención, e incluso diría que también de toda la paciencia, del lector que se adentra en sus páginas y requiere también, sin duda alguna, de una predisposición total para saborear el tono intimista e introspectivo que Carlos Castán imprime a su prosa desde el primer momento. Para mí ha sido una de las lecturas más complicadas a las que me he enfrentado en mucho tiempo. Complicada por la lectura en sí misma y complicada por las múltiples reflexiones que sobre la vida, la muerte y la soledad me asaltaron por el camino.

Y es que no se puede leer este libro y salir indemne de la aventura de adentrarse en la vida y la mente de un narrador del cual no conoceremos el nombre en ningún momento. La aventura de enfrentarse a los fantasmas y los miedos que posiblemente a todos nos han atenazado en algún momento. Y no, desde luego, la aventura de la “frenética investigación” que promete la sinopsis porque una de dos, o yo he leído otro libro, o el que redactó la contraportada no sabe qué se esconde entre las páginas de “La mala luz” porque si algo caracteriza a esta novela es la lentitud en su desarrollo, de frenética nada. Hay un asesinato, sí, pero no deja de ser una mera excusa del autor, el vehículo del que se vale para pasearnos con  una prosa evocadora y un lenguaje simbólico por la melancolía de un personaje al que llegaremos a conocer profundamente gracias al esmero que el autor ha puesto en detallar su perfil psicológico, en llevarnos de viaje al interior de un hombre en permanente huida de sí mismo y en adentrarnos en el tormento en el que se siente atrapado. Es cierto que, en ocasiones, se pierde en divagaciones que pueden resultar engorrosas, pero todo se perdona, o al menos se diluye, en una novela que desde el primer momento envuelve y atrapa al lector con su tono íntimo y por momentos desgarrador.

Otro ingrediente fundamental en la novela es la importante carga de metaliteratura que guarda. No en vano su protagonista es un gran amante de la literatura de forma que las referencias a libros y autores son continuas. Libros y autores que debo admitir que no conocía en muchos casos y en otros, aun conociéndolos, no he leído nada de ellos como es el caso por ejemplo de Proust. Y digo que es una pena porque es tanta la simbología que se esconde en “La mala luz” que parte de la esencia de la novela se encuentra en esas referencias literarias que yo no he podido apreciar plenamente.

No puedo terminar la reseña sin hacer una mención especial a un final que, aunque un tanto precipitado, cuenta con un detalle que he encontrado en pocas novelas, pero que resulta muy de agrado por la importante carga dramática que conlleva. Me refiero al uso del futuro como tiempo verbal.

“Vendrán un día los investigadores y averiguarán lo que yo nunca supe, las razones escondidas de mis miedos, la raíz de las tormentas, los motivos de la noche…”

El tono reflexivo e intimista de “La mala luz”, una novela en la que prácticamente no sucede apenas nada, la convierten en una lectura que no me atrevería a recomendar  alegremente. No desde luego a lectores que buscan que pasen cosas, muchas cosas, pero sí a los lectores que no teman enfrentarse a reflexiones realmente turbadoras sobre la vida, la muerte y la soledad, y que disfruten de una prosa impecable, con frases que lees y vuelves a leer sólo por el placer de disfrutarlas de nuevo.

10 de junio de 2015

El mal camino - Mikel Santiago


Cuando unas semanas antes de su publicación recibí un ejemplar no venal de “El mal camino”, la nueva novela que Mikel Santiago publicó la semana pasada, no tuve duda que me pondría rápidamente con ella. A finales del año pasado leí “La última noche en Tremore Beach” y me encantó, pasé un poquito de miedo, ya sabéis que la valentía no se cuenta entre mis virtudes, pero ello también contribuyó a que disfrutara enormemente de la lectura, así que mis expectativas con este nuevo libro estaban por lo alto y no sólo se han cumplido, sino que incluso se han visto superadas.


SINOPSIS

Tras convertirse en un fenómeno internacional con La última noche en Tremore Beach, Mikel Santiago se consagra definitivamente como un maestro de la intriga con su segunda novela, aún más adictiva y llena de suspense que la anterior.
En una carretera rural del sur de Francia, un hombre surge de la oscuridad y desencadena una serie de extraños acontecimientos, convirtiendo en una pesadilla las vidas del escritor Bert Amandale y su amigo Chucks Basil, una estrella de rock en horas bajas.
Santiago se sirve de un escenario idílico e inquietante, en el corazón de la Provenza, para atraparnos en una historia que se lee compulsivamente y en la que late, de fondo, el destino de unos personajes marcados por sus errores.


EL AUTOR

Mikel Santiago nació en un pueblo marinero de Vizcaya en 1975. El piano de su hermana, que siempre resonaba por la casa, despertó en él un apetito muy temprano por la música. De sus primeras lecturas recuerda las obras de Sherlock Holmes, Los Cinco y Edgar Alan Poe.
Ha vivido en Irlanda, de donde sacó las ideas para escribir esta novela, y actualmente reside en Ámsterdam, donde trabaja en el mundo del software. Cuando no está entre ordenadores, se dedica a escribir y a tocar la guitarra con su banda de blues-rock.
La última noche en Tremore Beach, su debut literario, se ha convertido en un fenómeno antes de su publicación y ha hecho que se le compare con maestros como Stephen King, Jöel Dicker o John Connolly. “El mal camino” es su última novela.


MI OPINIÓN

Con “El mal camino” viajaremos hasta la Provenza y conoceremos a Bert Amandale, un exitoso escritor británico que se ha retirado, junto con su mujer y su hija adolescente, a vivir una temporada en Francia. Hasta la idílica Provenza llegará también Chucks, su amigo desde la lejana infancia, una estrella de rock que no pasa por su mejor momento, aunque los ha tenido peores, y que un día confesará a Bert haber atropellado a un desconocido durante la noche y haberse dado a la fuga al descubrir que estaba muerto. Cuando arrepentido decidió volver al lugar donde dejó abandonado el cuerpo, no encontró ni rastro del accidente. Todo apunta a que tales hechos nunca han sucedido ¿o sí? 

Mikel Santiago
Con este inicio Mikel Santiago presenta a un personaje, Bert, que no sabe si creer o no lo que su mejor amigo le cuenta. El pasado de drogas, alcohol y alguna manía persecutoria que ha padecidos Chucks no se lo ponen fácil ni a Bert ni al lector, que se verá en la misma tesitura que el protagonista desde el principio de la novela hasta el desenlace final. También dudaremos del propio Bert. ¿Son las cosas como nos las cuenta el protagonista o está viviendo él mismo una paranoia? De este modo, comenzar la lectura y no poder parar es todo uno porque “El mal camino” es una novela que no da tregua al lector, una novela que continuamente te hace caer en esa trampa mortal de “leo un capítulo más”.

La prosa de Mikel Santiago atrapa con su agilidad y con una sencillez aparente que no debe ser nada fácil de conseguir al escribir. Con un lenguaje directo, el autor crea personajes que no sólo son creíbles sino que permiten al lector ponerse rápidamente en su piel y vivir lo que ellos viven. La narración en primera persona a cargo de Bert sin duda facilita que vivamos y sintamos como siente él por lo que sin duda pasaremos por fases de incredulidad, inquietud, incertidumbre, hasta llegar al absoluto terror de estar convencido de que alguien amenaza su vida y la de su familia. Y todo ello lo consigue el autor con un magnífico dominio de la tensión que no deja de crecer conforme pasas las páginas, hasta alcanzar un ritmo frenético en el último tercio que hace imposible dejar la lectura.

La ambientación en una Provenza idílica, en la que casi nos parece estar oliendo la lavanda, y que a la vez resulta opresiva e inquietante, es uno de los puntos fuertes de la novela. Mikel Santiago consigue que el lector viaje rápidamente a los escenarios a través de descripciones justas y precisas que no necesitan de demasiados detalles que volverían farragosa la lectura, pero que son muy visuales. Sant Rémy, localidad en la que residen Bert y su familia, es el lugar perfecto en el que Bert podrá escribir, su hija podrá alejarse de los malos ambientes londinenses y su matrimonio podrá encontrar la segunda oportunidad que buscan. Pero también es un lugar pequeño, en el que todos se conocen y en el que o estás dentro de la comunidad o no eres nadie. Un lugar idílico que en cualquier momento puede dejar de serlo y así te lo hace sentir el autor, de forma que el lector desea que Bert esté equivocado y nada oscuro se oculte tras un campo de canolas, pero sembrando continuamente la duda que no te abandona hasta un desenlace donde todos los cabos quedan atados y que no por esperado pierde fuerza.

Los puntos en común y las comparaciones con “La última noche en Tremore Beach” son inevitables. En “El mal camino” de nuevo encontramos ese escenario idílico al que nos apetece viajar de inmediato, para luego toparnos con algo oscuro que late debajo de tanta belleza. Personajes que no son lo que parecen ser, sueños premonitorios y cierto toque de terror del que el autor afortunadamente no abusa, sólo lo justo para que la inquietud germine en el lector. Pero si algo tienen en común las dos novelas sin duda es ese estilo tan personal que tiene Mikel Santiago de narrar, la capacidad para atrapar al lector desde los primeros compases y la increíble habilidad para transmitir emociones y sensaciones a través de la magia de las palabras.

“El mal camino” es un thriller psicológico que sin duda hará las delicias de cualquier tipo de lector. Cuenta con todos los ingredientes para convertirse en una fantástica lectura: acción trepidante, un ambiente que se torna cada vez más inquietante, una trama adictiva y unos toques de terror que no os podéis perder. Lectura más que recomendable.