Mi opinión
Han pasado tres
años desde los hechos acontecidos en Mentiras consentidas y Vanja es la nueva
jefa de la Unidad de Homicidios de la policía sueca. Algunos integrantes han dejado
para siempre el equipo y a Vanja, Billy y Ursula se les une un nuevo, y
conocido, miembro, Carlos. Todos ellos se desplazarán hasta la pequeña ciudad
costera de Karlshamn para investigar el caso de un francotirador que está
sembrando el pánico y que ya cuenta en su haber con unas cuantas víctimas sin,
en principio, ninguna relación entre ellas.
Así comienza Verdades
enterradas, planteando el primer caso al que Vanja se deberá enfrentar como
jefa y es precisamente esta parte policial lo menos interesante de la novela,
al menos desde mi punto de vista, ya que he echado en falta una trama
inteligente al nivel de entregas anteriores. En capítulos alternos a la
investigación policial vamos conociendo cómo es ahora la vida de Sebastian
Bergman, ese mordaz e insoportable psicólogo criminal que ha sido
definitivamente expulsado del equipo y que ha dado un giro a su vida. Un giro
que permite a los lectores acercarse más al personaje mientras nos adentramos
en sus traumas personales y en cómo su nieta Amanda está cambiando su vida.
Pero el plato
fuerte de Verdades enterradas nos lo reservan los autores para la vuelta del
equipo a Estocolmo tras la resolución del caso. Todos los lectores de la
serie estábamos en un ay por saber qué ocurriría con Billy y es ahora
cuando comienza lo mejor de la novela con una trama tan bien hilada como absorbente
con la que consiguen atrapar totalmente el interés del lector de forma que
esa última parte de la novela prácticamente ha volado en mis manos.
Fieles a su
estilo, conforme nos acercamos al final la lectura va ganando en ritmo y
tensión hasta cerrar el asunto que nos ocupaba y, fieles también a su
estilo, nos reservan la sorpresa final, su habitual cliffhanger
con el que dejar a sus lectores deseando la llegada de una nueva entrega. No sé
si la habrá o no, pero si llega yo no pienso perdérmela.