Mi opinión
Cris Stoain se despierta
en un camping ubicado en la sierra madrileña habiendo perdido todos sus
recuerdos. No sabe ni qué hace allí, ni cómo llegó hasta ese lugar y cuando
encuentra la nota que le ha dejado su hermano su desconcierto es aún mayor porque
le pide que, bajo ningún concepto, se mueva de ese lugar, ni llame a la
policía.
Así comienza una
novela que a lo largo de bastantes páginas me ha tenido en el mismo estado de
desconcierto que la protagonista y es que no dejaba de preguntarme por dónde
nos iba a llevar Maite R. Ochotorena. No solo acompañamos a la protagonista
en su búsqueda de respuestas a no sabemos realmente qué sino que, para
mayor confusión, la narración en algunos capítulos salta a un pasado reciente,
unos pocos años atrás, y nos presenta a otros personajes y a la otra
protagonista de la novela, una niña llamada Rhina.
No cabe duda de
que la autora sabe cómo crear interés y sabe cuándo dar un golpe de efecto
a partir del cual esa madeja que es la trama y que se iba enredando más y más,
empieza a deshacerse y el lector comienza a ver la luz al menos en los aspectos
principales de la novela porque bien es cierto que, en algunos otros, creo que
la relación y causalidad es excesivamente difusa y no queda del todo bien
compactada ni explicada en la trama. Aunque ello también puede deberse a que no
soy lectora habitual de fantasía y en La mensajera del bosque es este el
elemento más llamativo. Una fantasía que, en cualquier caso, queda
perfectamente integrada con la realidad al tiempo que se aprecia un tono
reivindicativo y una llamada de atención sobre qué estamos haciendo con la
naturaleza y nuestro ecosistema, especialmente en las ciudades en las que
cada vez son menos los espacios naturales. Y es que sin duda la gran
protagonista de La mensajera del bosque es la naturaleza. Ella es en esta
novela la principal víctima, la más dañada y explotada y su verdugo, no podía
ser de otra forma, es el hombre y nuestra forma de vida.
Con una prosa
sencilla y un estilo fluido Maite R. Ochotorena demuestra una gran capacidad
descriptiva con la que consigue trasladar al lector a escenarios mágicos, plagados
de aromas y de exuberante vegetación consiguiendo despertar nuestros
sentidos durante la lectura. Del mismo modo destaca también su facilidad
para transmitir emociones a través de personajes de marcada personalidad,
especialmente entre los digamos “buenos” porque en el caso del “malo” debo
decir que, siendo un personaje tan malvado y cruel, me hubiera gustado que
ahondara un poco más en sus motivaciones las cuales quedan un tanto
desdibujadas.
En definitiva, La
mensajera del bosque es una novela muy original que narrada a ritmo de thriller
aúna con acierto realidad y fantasía al tiempo que realiza una defensa y
reivindicación sobre la naturaleza.