Hay libros que
cierras pensando en cuándo será la siguiente cita porque sabes que no faltarás
y eso es justo lo que me ocurre con mis queridos Bevilacqua y Chamorro, que ya
estoy deseando volver a reencontrarme con ellos, quizá más que nunca porque ya
os anticipo que esta entrega de la serie se ha convertido en mi favorita. Hoy
os hablo de El mal de Corcira.
Mi opinión
Un hombre, al que
los días previos se había visto acompañado de un joven, ha aparecido desnudo y
apaleado hasta la muerte en una playa de Formentera. Nada haría pensar que se
trata de un crimen que precise de la intervención de una unidad especial de
investigación, pero la víctima fue condenada en su día por colaboración con ETA
y hasta allí se desplazará el subteniente Vila para tratar de averiguar si,
aunque no hay indicios de ello, su muerte puede tener algo que ver con ese pasado.
Así comienza un
viaje a una paradisíaca isla y comienza el
viaje personal que Bevilacqua emprenderá hacia su pasado tratando de
dilucidar si el crimen de hoy puede tener raíces mucho más lejanas. El autor
mencionó aquellos años de juventud en la lucha antiterrorista de Rubén
Bevilacqua ya en la primera entrega de la serie, El lejano país de los estanques, y desde entonces llevamos nada más y nada menos que veinticinco años
esperando a saber más sobre el tema. Ha tardado sí, pero creo que todos los
lectores se lo perdonamos porque El mal
de Corcira es una gran lectura a la que solo le puedo poner la pega de lo
poco que me han durado sus más de 500 páginas. Una gran lectura en la que
Lorenzo Silva alterna la narración de la investigación en el presente, con
capítulos con los que volver al pasado para vernos inmerso en una lucha que
duró años y que asoló nuestro país con demasiadas víctimas.
No os voy a
negar que esta parte del pasado que Vila rememora ha sido mi favorita, quizá
porque es un tema que me interesa de forma especial, quizá porque expone sin
ambages qué ocurrió, cómo ocurrió y por qué, y lo hace sin recrearse, porque no
hace ninguna falta, en detalles escabrosos que salpiquen de sangre la novela y
es que ya sabemos todos la mucha que se derramó. Con El mal de Corcira se pone a nuestro alcance el lujo de conocer
cómo se preparaba a esos héroes anónimos que iban a luchar contra ETA y nos
depara con múltiples historias cotidianas plagadas tanto momentos emotivos,
como de otros que nos dibujarán una sonrisa, cuando no arrancarán una
carcajada. Y nos servirá también, no olvidemos que nuestro querido Bevilacqua
es todo un sesudo, una búsqueda de las
razones y de los postulados sobre los que se basó aquella locura que sembró de
terror nuestro país.
Y en el presente
asistimos, como es habitual en todas las novelas de la serie, a una investigación impecable, que no
necesita ni de giros sorprendentes ni de ninguna otra arma habitual en el
género para atrapar al lector en sus redes, sino que se basta con el buen
hacer del autor a la hora de armar una
trama impecable que salpica con las habituales disquisiciones morales del
protagonista y aprovechando la menor ocasión para repartir un poco de leña
a personas y hechos de nuestra más rabiosa actualidad con esa ironía que
caracteriza a nuestro querido narrador. Un narrador que antes de despedirse nos
recuerda que no hemos inventado nada y que ya los griegos clásicos nos contaron
que en el mundo pasan estas cosas de hermanos luchando contra hermanos.
Creo que podría
pasar horas hablando de esta novela que tanto me ha gustado, pero tampoco es
cosa de aburriros así que solo añadiré: ¡leedla ya!