El
Antiguo Egipto me fascina y no deja de sorprender que gustándome tanto aún no
me hubiera animado a leer ninguna de las novelas que Antonio Cabanas tiene
ambientadas en dicha época, pero nunca es tarde, dice el refrán, si la dicha es
buena y por fin pude acercarme a este autor. Hoy os hablo de “El camino de los
dioses”.
La
magistral escritura de Antonio Cabanas nos acerca a un momento histórico único:
cuando el Antiguo Egipto sucumbe ante el empuje de un nuevo orden dispuesto a
devorar a sus dioses milenarios.
En
medio de esta situación se encuentra Amosis. A través de su vida, el lector
recorrerá los años convulsos en los que las tres grandes civilizaciones
clásicas, el decadente Egipto, Grecia y la emergente Roma, convierten el
Mediterráneo en un fascinante crisol de culturas.
Su
odisea nos llevará desde el Alto Egipto hasta los lejanos desiertos de Nubia, y
desde Alejandría hasta las islas bañadas por el Egeo. Acompañado por personajes
extraordinarios como el esclavo Abdú, la fascinante Circe o el librero
Teofrasto, tendrá que hacer frente a lo peor y lo mejor del ser humano: la
ambición desmedida, el ansia de poder, la traición, la auténtica amistad y la
fuerza regeneradora del amor.
Antonio
Cabanas es piloto de transporte de línea aérea, profesión que ejerce
actualmente como comandante de la compañía Iberia. A su amor por la aviación,
aúna, desde temprana edad, su pasión por la cultura del antiguo Egipto, país
del que es buen conocedor y que ha visitado en numerosas ocasiones, recorriendo
la práctica totalidad de sus enclaves arqueológicos. Ha realizado estudios de
egiptología, así como de lengua egipcia y escritura jeroglífica, siendo miembro
de la Asociación Española de Egiptología desde 1990. Es autor de "El sueño
milenario", "Los secretos de Osiris y otros misterios del Antiguo
Egipto" y "La Conjura del faraón".
Que
Antonio Cabanas es un apasionado de Egipto y que sabe de lo que habla lo
notamos nada más empezar a leer “El camino de los dioses” cuando, tras
presentarnos a Amosis, su protagonista, nos sitúa rápidamente en el entorno
político y social de la época en la que se desarrollará la novela.
Trasladándonos al siglo I a.C., el autor nos presenta un período histórico en
el que Egipto ya no goza del esplendor
de antaño, la conquista helenística ya no es una amenaza, es un hecho y la
dinastía ptolemaica ha establecido la capital en Alejandría convirtiendo la
ciudad en un referente comercial e intelectual de la época.
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Antonio Cabanas |
En
este contexto histórico y a lo largo de más de setecientas páginas conoceremos
a Amosis, el protagonista, desde que es un niño hasta la edad adulta,
acompañándolo en su periplo durante treinta años que son los que abarca esta
novela que se divide en tres partes muy diferenciadas no solo en el aspecto
estructural de la novela, sino también en cuanto a su ritmo. Sin duda la
segunda parte, que se desarrolla íntegramente en Alejandría, es la más amena y
fácil de leer. No significa esto que el resto de la novela no lo sea, pero sí
es cierto que la ingente labor de
documentación que el autor traslada al lector, en algún momento llega a ser
abrumadora con una profusión de nombres de dioses y datos históricos que le
restan agilidad, e incluso emoción, convirtiendo esta novela en una lectura más
densa de lo que yo esperaba. Pero al mismo tiempo, esa documentación consigue
que el autor recree la época de una forma natural y fidedigna, consiguiendo
trasladar al lector a los escenarios en los que se desarrolla la acción y dando
como resultado una novela con la que se aprende además de proporcionar
entretenimiento.
Además
del protagonista principal, acompañan a Amosis una serie de secundarios bien
perfilados y descritos, con una minuciosidad que los hace creíbles. Estos
personajes secundarios representan a las distintas clases sociales y económicas
de la época y cada uno de ellos tiene un papel importante en el desarrollo de
la historia, pero si tengo que destacar a alguno, éste sería sin duda Abdú, un
esclavo para Amosis al principio, y mucho más que un amigo al final, y un
personaje que pone el contrapunto a toda la corrupción que se pasea por las
páginas de “El camino de los dioses” representando no solo la espiritualidad,
sino también una serie de valores como la honestidad y la lealtad.
Pero
si de algo trata esta novela es sobre la
ambición y el ansia de poder, sobre la
naturaleza humana que tan poco o nada ha cambiado a pesar del paso de los
siglos. Y todo esto nos lo cuenta Antonio Cabanas a través de Amosis, ese niño
que aprendió a disfrutar de la lectura de la mano de Odiseo y con el que
viviremos amor y aventuras mientras nos habla de políticos corruptos y de
banqueros desalmados, capaces todos ellos de cualquier cosa con tal de llenar
sus arcas.
A
través de un narrador omnisciente en tercera persona y con un lenguaje sencillo
nos trasladaremos a la época a través de las profusas descripciones que predominan sobre los diálogos que
realmente son pocos en la novela. Otro aspecto que no ayuda a que la lectura
sea más ágil es el hecho de haber incluido las notas al final del libro en
lugar de hacerlo a pie de página. El propio autor en el prólogo indica que se
ha hecho así para hacer la lectura más fluida, pero a mí personalmente me ha
resultado más farragoso el hecho de tener que ir hasta el final para ver qué
significaban determinadas cosas.
En
definitiva, “El camino de los dioses” es una magnífica novela de ficción histórica tras la que se siente un
importante trabajo de documentación que, en ocasiones, puede ralentizar la
lectura por lo que es recomendable adentrarse en ella con el ánimo adecuado.
Todos los que se animen descubrirán una
novela que, además de entretener, es eminentemente instructiva.