Loba negra - Juan Gómez-Jurado

Me encantó Reina roja. Cuando os hablé de ella hace poco más de un año comentaba que me había dejado con ganas de más así que cuando supe que este mismo año tendríamos de nuevo con nosotros a Antonia Scott y Jon Gutiérrez solo me dediqué a contar los días para poder leerlo. Hoy os hablo de Loba negra.

Mi opinión

Por expreso deseo del autor hoy no os cuento nada de nada sobre el argumento e hilo conductor de Loba negra y eso que me ahorro la verdad, porque intentar resumir de qué va la novela es francamente difícil y siempre se corre el riesgo de, además, fastidiar algo a aquellos que aún ni siquiera han leído Reina roja.

Como os he dicho al principio estaba deseando leer esta novela, no solo por saber si se resolvía la incógnita con la que el autor nos dejó boquiabiertos en la primera entrega, sino porque sus dos protagonistas me conquistaron por completo. Y puede que esas altas expectativas que tenía sean en parte responsables de que me convierta en la oveja negra, el garbanzo negro, (aquí parece que todo es negro), de los lectores de Loba negra porque siento decir que no me ha convencido.

Tuve mis primeros problemas con el narrador, no me gustó su tono que por momentos se me antojaba un tanto arrogante. Ni me gustó que en ocasiones usara términos en euskera, o localismos andaluces, que solo entendería en un diálogo o en un narrador protagonista. Que siga repitiéndome, como ya hiciera en Reina roja, que Jon no está gordo, me agotó. Que Sabina, Alaska, Radio futura y probablemente alguno más que no he reconocido, me asaltaran con frases de sus canciones en cualquier párrafo, terminó por convertir en desesperación lo que las dos primeras veces me pareció un buen guiño.

Y es difícil disfrutar cuando no te gusta cómo te están contando las cosas, a mí por lo menos, y esto es algo muy personal, me es imposible abstraerme de algo así. Me quedaban los protagonistas, esos que en mi reseña del año pasado llamaba prometedores porque creía que podían dar mucho más juego y tampoco he terminado de reconocerlos aquí, me han resultado ajenos y poco creíbles, Antonia demasiado neurótica y frágil, Jon pasteloso en sus diálogos con ella. El resto de personajes, aunque en general y salvo Lola, no se salen de los arquetipos propios de su papel, cumplen su función y están al servicio de una trama en la que prima la acción por encima de todo porque una cosa hay segura, leyendo Loba negra es imposible aburrirse y su estructura en capítulos cortos es una continua invitación a no parar de leer.

Y no quiero alargarme más. Estoy segura de que sois muchos los lectores que disfrutaréis de esta novela y, como siempre os digo cuando mi opinión no está en la línea de la mayoría, no dejéis de leer otras que a buen seguro os contarán sensaciones muy distintas a las mías.

Ficha técnica