Debo
ser de las pocas personas que aun sabiendo de la faceta televisiva de Carlos
del Amor nunca ha visto ninguno de sus reportajes por lo que era simplemente un
nombre que me sonaba, sin más. Tampoco leí el libro de relatos, “La vida a
veces”, que publicó hace dos años, ya sabéis que los relatos no son lo mío.
Pero esta novela, la primera que escribe, llamó inmediatamente mi atención ya
que su argumento partía de una premisa que despertó mi lado más cotilla.
SINOPSIS
El
2 de agosto dejé el coche en el garaje. Estaba desierto. Al llegar al portal,
abrí la puerta y maldije una nueva avería en el ascensor, tan bonito y antiguo
como poco práctico. Vivo en un sexto piso de un edificio de siete plantas, así
que emprendí la escalada resignado. En el tercero, di una patada a algo,
encendí la luz del rellano y vi un enorme manojo de llaves.
Es
pleno verano, Madrid está vacío y hay un periodista que tiene tiempo y ganas de
curiosear. Las llaves están hechas para abrir puertas, buzones, coches, sueños.
Y vidas ajenas. Aun así, lo que menos se imagina es que se va a encontrar con
una historia de amor y con una misteriosa muerte que se verá inevitablemente
abocado a investigar. La vida de los otros puede resultar sorprendente.
EL
AUTOR
En
la solapa interior del libro podemos leer que Carlos del Amor (Murcia, 1974) es
periodista y su carrera profesional está vinculada al área de Cultura de los
Servicios Informativos de RTVE. Su especial manera de enfocar la información en
el Telediario le ha convertido en una de las voces más personales, reconocibles
y seguidas del panorama periodístico. Colaborador habitual en diversos
programas de radio, ha cubierto los principales festivales de cine del mundo y
entrevistado a numerosas personalidades de la cultura. Asimismo, ha publicado
artículos en diferentes revistas, e imparte clases y charlas en numerosas
universidades. Es un contador de historias. Y así lo demostró en su primer
libro: “La vida a veces” (Espasa, 2013), que tuvo una magnífica acogida tanto
de la crítica como de los lectores.
MI
OPINIÓN
Un
periodista cultural se ve obligado a pasar el mes de agosto en Madrid, con
todas las ventajas e inconvenientes que ello conlleva porque la ciudad está
vacía así que no es complicado encontrarse con lo que se encuentra el
protagonista de esta historia y es que su edificio está vacío, todos los
vecinos están de vacaciones. Él ve una buena oportunidad para dedicarse a
ponerse por fin con ese libro sobre su abuela que sus editoras están esperando,
pero el hallazgo fortuito del manojo de llaves de la portera pone a su
disposición la posibilidad de sacar a la luz todas las sombras que nuestros
vecinos suelen ocultar tras la puerta de su casa. Cuando lleno de curiosidad
comienza a visitar las viviendas de sus vecinos no tiene ni idea de todas las
historias que encontrará.
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Carlos del Amor |
Hay
un piso que despierta especialmente su interés dado que el propietario no lo
habita y sólo pasa por allí una vez al año. Casualmente se trata de un
periodista jubilado y hurgando entre sus cosas descubrirá una historia de amor
que pervive después del fallecimiento de uno de los enamorados. Una historia de
amor que será el hilo conductor de "El año sin verano" o casi podría
decirse que será la excusa para tejer una novela coral porque realmente estamos
ante una historia llena de pequeñas historias, narradas todas ellas con gran
sensibilidad que es justo lo que destila esta novela, sensibilidad por los
cuatro costados, la cual se hace especialmente patente en algunos párrafos, como
aquel en el que el autor habla de cómo el alzheimer fue venciendo poco a poco a
Margarita, una de las vecinas: Pero son muchas las historias cotidianas que
cobran una luz especial gracias a la prosa intimista de Carlos del Amor y
gracias al mimo que se nota que pone en cada palabra y en cada descripción,
tanto de imágenes como de vidas y sentimientos.
La
narración en primera persona por parte del protagonista permite al autor
incluir también sus dudas al enfrentarse a una primera novela y así iremos conociendo
retazos de un proceso creativo que no termina de arrancar y que llena de miedos
e inseguridades al autor al ver cómo su idea original, esa que con tanto
entusiasmo recibieron sus editoras, va quedando en un segundo plano hasta
desaparecer engullida por la realidad que le arrojan las casas de sus vecinos
en sus incursiones nocturnas, una realidad que rellena con su imaginación para
completar un cuadro que terminará siendo "El año sin verano".
Alternando
esa narración en primera persona, encontraremos también un narrador omnisciente
que será el encargado de contar a lector quiénes fueron en su pasado y quiénes
son en el presente esos vecinos fisgoneados. De este modo, dispondremos de más
información que el protagonista para tejer las historias que componen una
novela que aúna diversos géneros, desde la novela coral ya comentada, pasando
por la novela romántica, la policíaca y de intriga, pero siempre primando ese
carácter intimista del que os hablaba.
Carlos
del Amor se perfila como un narrador de esos que tanto me suelen gustar, esos
que llegan al interior de sus lectores con un estilo original, a través de
palabras sencillas y de una prosa cálida, sin alardes, sin grandilocuencias,
para contarnos historias del día a día, para narrarnos vidas en las que a veces
la suerte sonríe, y otras veces no tanto. Para hablarnos de lo cotidiano y de
lo extraordinaria que puede ser esa cotidianidad.
Ficha
técnica
Título:
El año sin verano
Autor:
Carlos del Amor
Editorial:
Espasa
Nº
de páginas: 247
ISBN:
9788467043716