Capítulo
XXI: Donde se prosiguen las bodas de Camacho, con otros gustosos sucesos.
Y
continuamos en la boda de Camacho y Quiteria donde por sorpresa aparece el
despechado Basilio que, a través de todo un alarde de valentía e ingenio, y
contra todo pronóstico, consigue salirse con la suya y casarse con la bella
novia.
Evidentemente
esto no hace mucha gracia al rico Camacho, pero finalmente y gracias a la
intercesión de don Quijote el asunto se calma y los invitados de parte del
novio continúan con la celebración de una boda que no llegó a producirse,
mientras que Basilio y Quiteria, junto con sus amigos y acompañados de don
Quijote y Sancho Panza, se vuelven a su aldea para celebrar su amor.
Capítulo
XXII: Donde se da cuenta de la grande aventura de la cueva de Montesinos, que
está en el corazón de la Mancha, a quien dio felice cima el valeroso don
Quijote de la Mancha.
Tras
pasar unos días de descanso y fiesta a cuenta de los recién casados, don
Quijote y Sancho Panza se ponen de nuevo en camino, esta vez acompañados por un
guía que les llevará hasta la cueva de Montesinos, lugar que don Quijote tiene
mucho interés en conocer.
Ayudados
por una soga a la que atan a don Quijote, Sancho Panza y el guía le ayudarán a
bajar a la cueva. Pasado un tiempo prudencial deciden izarle de nuevo y cuál
será su sorpresa cuando don Quijote vuelve dormido y al despertar pide algo de
comer antes de contar las maravillas que ha visto.
Capítulo
XXIII: De las admirables cosas que el extremado don Quijote contó que había
visto en la profunda cueva de Montesinos, cuya imposibilidad y grandeza hace
que se tenga esta aventura por apócrifa.
Por
el título del capítulo ya os podéis imaginar que poca credibilidad se da lo que
don Quijote contó que había visto abajo y no sólo porque aun habiendo
transcurrido una hora desde que bajó él creyera haber pasado tres días, sino
porque la historia que cuenta incluye haber estado de charla con el propio
Montesinos y haber visto allí abajo a su amada Dulcinea.
Capítulo
XXIV: Donde se cuentan mil zarandajas tan impertinentes como necesarias al
verdadero entendimiento desta grande historia.
Comienza
el capítulo con una aclaración del traductor sobre lo acontecido en el capítulo
anterior y es que el asunto no es para creerlo a pies juntillas. Y continúa con
nuestros amigos poniéndose de nuevo en camino para dirigirse a una venta que,
por una vez y para gran sorpresa de Sancho Panza, don Quijote no tomará por
Castillo, sino por lo que realmente es.
Gracias, otra vez, por "devolverme" a estos amigos. Abrazos.
ResponderEliminarLe has dado un buen empujón
ResponderEliminarBesos
Cómo os admiro con esta lectura. Para mi en estos momentos es impensable ponerme con el Quijote, pero está claro que la forma de leerlo entero es como lo estáis haciendo, poco a poco. Ánimo.
ResponderEliminarUn beso.
Que grata sorpresa que don Quijote no la lie creyendo ver castillos!
ResponderEliminarBesos
Un buen empujón!
ResponderEliminarBesotes!!!
Que productiva :o
ResponderEliminarUn beso