Capítulos breves y una trama perfectamente urdida nos conducen por la historia de estas dos mujeres. Dos historias que el autor desarrolla de forma paralela hasta que confluyen en unas páginas finales sorprendentes. El presente y el pasado de dos mujeres en una situación casi límite, de la que depende su futuro más inmediato y quizá toda una vida, sirven al autor para invitar al lector a diversas reflexiones sobre el respeto a los que no piensan como nosotros, sobre la fe, sobre la contraposición que en ocasiones encontramos entre ciencia y religión, sobre la confianza…
Iván de Cristóbal nos habla de todo aquello que nos define, nuestros valores y convicciones, y de nuestro comportamiento cuando estos principios chocan frontalmente con los de otros, de la necesidad de empatía a menudo eclipsada por la soberbia.
Otro tema muy de actualidad que se aborda en Sala de espera es el de las estafas amorosas, esas ante las que todos nos echamos las manos a la cabeza preguntándonos cómo no lo supieron ver, cómo no detectaron nada extraño. El autor nos muestra a una mujer inteligente y formada, víctima de un embaucador, que solo después reconoce aquellas banderas rojas que debieron ponerla en alerta pero que obvió arrastrada por la pasión que en aquel momento la dominaba.
Una novela tan
breve como adictiva que se puede
leer prácticamente del tirón, yo lo hice en dos ratos y no duró en mis manos ni
24 horas, con la que explorar nuestras convicciones y reflexionar sobre cómo nuestras
acciones condicionan nuestra vida, todo ello narrado con una prosa sencilla
que transita sin fisuras entre la emotividad y la ironía.