Un tren nocturno
entre Londres y Edimburgo, tres pasajeros y una novela que desata la
controversia. Alicia viaja sola. Terry, un profesor y escritor ya en la
madurez, y Bou, un pupilo suyo, lo hacen juntos, y una conversación entre ellos
despertará la curiosidad de Alicia.
La elección
del escenario ya nos da una idea del tono que envolverá esta íntima historia
en la que tres personas, en el acto más humano que puede haber como es el hecho
de interrelacionarnos, comparten sus historias, esas que una vez compartidas
comienzan también a formar parte del otro. Tres historias personales que se
entretejen poco a poco revelando las complejidades del ser humano.
Nos invita la
autora, a través de sus personajes, a reflexionar sobre las siempre
complicadas relaciones humanas, la traición, el peso de la culpa y el, en
ocasiones, difícil perdón. Tomando como hilo conductor la novela que ha escrito
uno de los personajes, explora cuáles deben ser los límites de la
autoficción. ¿Es ético convertir la confianza de alguien en material
literario? ¿Puede la ficción afectar la vida de los personajes reales? Estas
preguntas resuenan a lo largo del relato, invitándonos a cuestionar nuestra
propia percepción de la realidad.
Con un ritmo
cadencioso y una prosa poética, Marta Pérez-Carbonell nos guía por este viaje
introspectivo. Su narrativa, cargada de sensibilidad y elegancia, nos
invita a explorar nuestro yo más íntimo y convierte la lectura en un viaje
hacia lo más profundo del ser humano, donde las emociones se desnudan.
En definitiva,
Nada más ilusorio es la novela perfecta para los lectores que gustamos de
sumergirnos en atmósferas envolventes donde la línea entre la realidad y la
fantasía se difumina y donde las emociones se intensifican mientras los
personajes cobran vida en sus páginas reflexionando sobre las relaciones
humanas, la ética de la escritura y la complejidad de la vida misma. Una de
esas novelas que te acompañan mucho después de alcanzar su última página.
Parece interesante, pero, de momento lo dejo pasar. Un beso.
ResponderEliminarQué interesante, Manuela. me has pillado desde el principio, pero ya con esas reflexiones acerca de si es lícito usar la intimidad que nos han confiado como pretexto literario, los límites de la autoficción, la culpa... con eso ya me es irresistible apuntar esta novela que pasará por delante de varias otras.
ResponderEliminarUn beso.
Pues creo que me gustaría, pero tengo tanto pendiente que como no se cruce...
ResponderEliminarBesotes!!!
Fíjate que a mí no me tienta.
ResponderEliminarUn beso.
Estas cuestiones metaliterarias propias de profesores de literatura como la autora me atraen muchísimo, quizás porque durante toda mi vida laboral yo también lo haya sido. Es por esto que, amiga mía, tomo debida nota de autora y título. A ver si puedo leerlo.
ResponderEliminarUn beso