Un amor - Alejandro Palomas

Me hizo muchísima ilusión que fuera Alejandro Palomas el premiado este año con el prestigioso Premio Nadal. Porque no, yo no soy mucho de leer premios, pero éste es el único que nunca me pierdo y, además, que me gusta Alejandro, me gusta cómo escribe, me gusta cómo habla, cómo mira, cómo sonríe… Así que sí, me hizo especial ilusión, como si el Nadal lo hubiera ganado un querido amigo. Hoy os hablo de Un amor.

Mi opinión

Nos conocimos en Una madre, pasamos un fin de año juntos y entré a formar parte de esta familia con la que estreché lazos en Un perro mientras navegábamos y sorteábamos los naufragios que amenazaban con hacernos zozobrar, pero seguimos a flote, con nuestros más y nuestros menos y, en esta ocasión, con Un amor nos toca celebrar. Doble celebración además, porque la boda de Emma y el cumpleaños de Amalia coinciden este sábado y los preparativos de ambas celebraciones y la celebración en sí misma, vuelven a ponernos  a prueba y vuelven a hacernos vivir a todos, personajes y lectores, la montaña rusa de emociones a la que Alejandro Palomas nos invita a subir en cada uno de sus libros.

Y yo, que padezco de vértigo y de cierta aversión a que me arañen el corazón, me preparo y me armo de valor porque ya sé que no salgo indemne de sus libros. Me recuerdo a mí misma que este autor tiene la capacidad innata de removerme hasta las entrañas con esa manía suya de escribir desde dentro, dejándose pedacitos de alma en cada página, al menos así lo siento cuando leo porque de otro modo no me explico que me haga pasar del llanto a la risa en un abrir y cerrar de ojos. Así que hasta que no me siento fuerte, incluso animada por haber ganado esa lucha interna entre el ansia por volver a leer a Alejandro Palomas y el miedo a que vuelva a dejarme con el agotamiento emocional con el que acabo todos sus libros, me siento y abro Un amor. Sí, estoy preparada. Ilusa de mí…

Fer vuelve a ser el narrador en Un amor. Sensible y tierno no podíamos tener mejor voz que la elegida por el autor para volver a sumergirnos en su mundo, a atraparnos con unos personajes que parecen saltar de las páginas para sentarse a nuestro lado en el sofá con todos sus sentimientos, con todos sus errores y todos sus aciertos. Plasmados negro sobre blanco me hacen vivir momentos divertidos, hilarantes en algunos casos, pero también se exponen, se desnudan ante mí, los siento vulnerables y me hacen ser consciente de mi propia vulnerabilidad. Yo, que me creía tan preparada para la lectura, quiero abrazarlos porque mientras leo añoro un abrazo que me reconforte y que me consuele cuando ponen palabras a muchos de mis miedos, en esta ocasión, a uno de mis mayores miedos, ese con el que he vivido siempre, pero que permanecía adormecido, silenciado por la felicidad de la cotidianidad y que hace unas semanas volvió a golpearme, se vino a vivir conmigo, se ha instalado hasta en mi cama y no deja que descanse ni mi mente, ni mi cuerpo, ni mi corazón.

La lectura de Un amor ha sido dolorosa, sí. Pero también ha sido una lectura dichosa porque es un canto a la vida y un canto al amor, al amor de una madre, al amor de unos hijos, al amor de unos hermanos, de unos amantes, de unos amigos… A la vida que a veces se nos olvida vivir demasiado ocupados en lo que creemos debe ser nuestra vida. Un amor es un llamamiento a exprimir cada día, a vivir y a amar sin mesura aunque la vida a veces duela porque el verdadero dolor es olvidarnos de vivir y amar. Amalia, Fer, Silvia y Emma vuelven a recordárnoslo a golpe de emociones, sentimientos y sentido del humor porque si la lectura me ha hecho llorar en algunos momentos, también me ha deparado muchísimas risas y hasta carcajadas con Amalia, esa madre que seguramente colmaría mi poca paciencia, pero que me inspira una ternura tal que mientras leo solo quisiera abrazarla y dejarme abrazar por ella.

Ya os lo decía antes, Alejandro Palomas escribe desde dentro y a golpe de sensibilidad, de ternura y de verdad crea novelas intensas y emocionalmente agotadoras, novelas que se viven y se sienten porque solo así se puede leer a quien sin duda vive y siente lo que escribe. 

Un amor se me ha metido en la piel. Durante la lectura he necesitado parar muchas veces, coger aire. Tras la lectura he necesitado reposar, calmarme. Y sigue sin darme un respiro.

Ficha técnica