Hay libros que se me han realmente difíciles de reseñar y son
precisamente los que más me gustan, los que más me hacen sentir, los que
despiertan diversas emociones en mí, esas que, o bien son difíciles de
transmitir con palabras, o bien me hacen correr el peligro de desnudarme
demasiado públicamente. Hoy os hablo de Nuestra casa en el árbol.
Sinopsis
Tras la muerte de su marido, Ana decide que la vida de ciudad, las mil
extraescolares, los problemas educativos, los infinitos deberes repetitivos y
la dislexia galopante de su hijo mayor son demasiado para ella. No puede más. No tiene tiempo para vivir del modo que el sistema le impone y a la
vez estar con sus niños. Entendiendo que ella es la mejor «profesora de
extraescolar» para ellos, decide romper con todo. Escapa de un mundo derruido y
lleno de dolor, vende todo lo que la ata a Madrid y se marcha al sur de Inglaterra, al
hostal inglés que su marido le dejó en herencia.
Allí, en Hamble-le-Rice, un bucólico pueblo de pedernal junto a la desembocadura del río Hamble, Ana crea un mundo de humor, un entorno irreverente y liberal,
en una antigua escuela de carpintería situada en el borde mismo
del agua.
Sus hijos, Michael, Richard y María, gracias a su vida en plena libertad, extraerán de sus aventuras y experiencias personales sus propias vocaciones y
destinos, demostrando que la excelencia puede alcanzarse a través de la
sencillez, sin sacrificar la infancia en favor del futuro.
Mi opinión
Cuando Ana enviuda decide mudarse con sus tres hijos, Michael, Richard y
María, a Inglaterra y convertir Joiners House, esa casa junto al río que fuera
el hogar familiar de su marido en Hamble-le-Rice y más tarde casa de veraneo
para ellos, en un Bed & Breakfast. La construcción de una casa en un árbol del
jardín se convierte para Ana en un proyecto que va mucho más allá de regalarles
a sus hijos un lugar especial en el que jugar y es que una de las
características que sus hijos atribuyen a Ana, la de no ser literal, puede
aplicarse a Nuestra casa en el árbol, una
novela en la que las metáforas campan a sus anchas para ofrecernos una fábula
para adultos porque la casa que construye Ana no puede ser una casa
cualquiera porque cada árbol, como cada niño, como cada persona, es singular y,
por lo tanto, se merece una casa a medida, al igual que cada niño precisa de la
educación y la formación que mejor se adapte a sus capacidades y necesidades.
La historia corre a cargo de un narrador protagonista usando la voz de
uno de los niños e intercala fragmentos del diario de la madre que completan
lo que una voz en primera persona no puede transmitir al lector puesto que no
conoce todo. Los que fueron tres maravillosos e inteligente niños, llenos de
ingenio y curiosidad, ya son adultos y la vuelta a Hamble-le-Rice para un
funeral es el punto de partida para viajar al pasado, para volver a la infancia que forjó a los adultos que son hoy y en ese viaje al pasado la autora afronta
temas tales como la pérdida y la capacidad para levantarnos y continuar
caminando a pesar de las zancadillas que nos pone la vida.
Pero sin duda el tema principal de Nuestra casa en el árbol es la visión
que nos ofrece Lea Vélez sobre la maternidad, la educación y la libertad, muy
distinta a la convencionalmente aceptada y para hacerlo ficciona su propia
vida. Unos niños de curiosidad insaciable y de inteligencia fuera de lo común
son el medio para cuestionar y criticar la
educación estandarizada que premia la memorización y la ejecución de tareas
repetitivas y poco creativas, la educación cuyo único fin parece ser aprobar
un examen, frente a la educación basada en fomentar las competencias e
intereses de cada niño. Un sistema que a menudo tacha a los niños con altas
capacidades de vagos y faltos de interés, cuando la realidad es que el
aburrimiento y la frustración se adueña de ellos en cuanto pisan las aulas.
“ - ¿Y a qué vas al colegio?
- Yo voy al colegio a llorar.”
No es solo sobre la educación formal en las escuelas sobre lo que te
hace reflexionar este libro, aunque en general ninguno estemos del todo
conformes con el sistema. Es sobre la responsabilidad que tenemos madres y
padres de formar a nuestros hijos y de proporcionarles las claves que los convertirán
en los adultos que serán el día de mañana, donde he encontrado todas esas
emociones de las que os hablaba al principio. No es tarea fácil educar a un
hijo, a menudo olvidamos que todo lo que
somos se fraguó en nuestra infancia y olvidamos también cuánto podemos
aprender nosotros mismos de ellos. La arrogancia propia del adulto nos lleva a
menudo a tratar a los niños como seres incompletos sin darnos cuenta de que su
inocencia y su pureza son la clave de un
camino de aprendizaje que todos, padres e hijos, debemos recorrer sin
perder nunca de vista la singularidad de cada uno. Un camino en el que las
debilidades y los tropiezos son oportunidades; un camino en el que no se trazan
rutas a seguir, sino que cada paso que damos juntos ayuda a construir una vida;
un camino, una educación, que no te dice lo que hay que hacer, te da las armas
para saber decidir qué hay que hacer. Un camino en el que no se esconde el
dolor porque él, al igual que los momentos dichosos, también forma parte de lo
que somos y seremos. Un camino y un objetivo, porque nuestro principal proyecto en la vida debe ser no perder la felicidad
que sin duda, y a pesar de los avatares que nos sacuden, nos es intrínseca.
“Nacemos sabios. Nacemos felices. Nacemos completos. Nacemos perfectos
como las flores. La felicidad existe y está aquí, pero hay que regarla.”
Sentirse en casa de Ana, construir junto a ella la casa en el árbol,
tablón a tablón, no un kit para montar en un pispás; asistir atónita a las
preguntas y conversaciones de sus hijos; formar parte de esta familia
conviviendo con ellos en su universo tan particular, es algo que consigue la
autora con las descripciones precisas, los diálogos brillantes y las grandes
dosis de sentido del humor. Estos son los ingredientes con los que el lector se
sumerge en una novela que a golpe de
imágenes, metáforas y simbología nos invita a reflexionar a la vez que
disfrutamos de la calidez de una prosa que cuida el buen hacer literario
sin dejarse en el camino la fluidez de lectura perfectamente combinada con
pasajes de marcado carácter intimista. Una
novela que se siente más que se lee porque solo sintiéndola podemos llegar a la
magia que Lea Vélez ha puesto en nuestras manos.
Nuestra casa en el árbol es un
canto a la libertad, al amor y a la infancia. Un canto construido a base de
ingenio y de sentido del humor. Un libro que hay que sentir y vivir a pesar de
que ello pueda implicar una autocrítica a menudo dolorosa.
Me ha parecido una novela muy especial. Por todo lo que comentas la he disfrutado mucho. Estoy de acuerdo contigo.
ResponderEliminarCualquiera diría que te ha resultado difícil de reseñar. Chica, te ja quedado una reseña estupenda. Transmites tanto como, me imagino, el.propio libro. Menos mal que ya lo tengo porque si no tenía que ir corriendo a por el
ResponderEliminarManuela, qué reseña más preciosa. Te habrás quedado a gusto, jajaja. No sabía si leerla, pero parece que debo, no?
ResponderEliminarBesos
Un libro que merece la pena ser leído para quitarnos la venda de los ojos. La infancia requiere atención y la educación debería ser acorde a las capacidades. Sin duda un libro crítico que hace reflexionar muchísimo.
ResponderEliminarBesos
Huyo de este tipo de libros pero este me ha dado buenas vibraciones. Besos
ResponderEliminarAntes o después lo leeré porque sigo a la autora por las redes sociales y se cuánto está luchando por la educación de sus niños y lo mal que lo pasan. Besos
ResponderEliminarNo es una novela que estuviese entre mis prioridades pero me has dejado con muchas ganas de leerla
ResponderEliminarBesos
Sigo a Lea por las redes sociales, no me importaría leer la novela, tarde o temprano lo haré. Bonita reseña.
ResponderEliminarBesos
No sé si estoy para este tipo de libros.
ResponderEliminarUn beso ^^
Te ha quedado genial la reseña.
ResponderEliminarYo de momento no creo que me anime...no me atrae del todo esta vez
Un beso!
Pues la verdad es un libro que había dejado pasar pensando que era otra cosa, pero después de leerte me has despertado curiosidad.
ResponderEliminarUn beso ;)
Después de lo que hablamos el otro día, tengo que buscarle el momento preciso para leerla. Besos.
ResponderEliminarsí, llevamos mucho tiempo sin tener una educación "de verdad"... No parece que nos vayamos a poner de acuerdo en qué es lo mejor y mientras tanto así vamos... Tendrían que tener en cuenta más la diversidad e individualidad de cada niño, pero parece algo "utópico"...
ResponderEliminarDe hecho hace poco leí un libro ilustrado donde los niños "defectuosos" y que no eran "normales" eran ingresados en Sanatoria, un organismo psiquiátrico... El autor, que había sido profesor, nos regalaba de esta manera otra metáfora sobre la educación en nuestro país... A ver, está claro que son dos libros muy diferentes, pero con un tema de denuncia similar...
Un saludo!! ;)
Pues yo no me animo; no sé bien por qué pero intuyo que no voy a disfrutarla.
ResponderEliminarUn beso
Estupenda reseña, me quedo con ganas de leerlo. Besos.
ResponderEliminarCreo que leí la reseña de Albanta -no estoy segura- y la anoté en ese momento. Veo que es un libro que no deja indiferente por lo que no me importaría leerlo. Besos
ResponderEliminarMe ha encantado la reseña. No conocía el libro pero me has convencido para empezar a leerlo. Me interesa mucho el tema de la educación (soy profesora) y coincido en que la forma de aprender y enseñar tiene que cambiar, no puede fundamentarse todavía en lo memorístico y repetitivo. La maternidad, el compromiso que adquieren los padres con la educación de sus hijos... Definitivamente me lo tengo que leer.
ResponderEliminarGracias por la reseña y por descubrirnos literatura interesante :)
Besos
La reseña capta y retrata perfectamente de que va el libro y tiene tantas referencias que hay que leerlo con lápiz y cuaderno para tomar notas. No os lo perdais
ResponderEliminarLa reseña capta y retrata perfectamente de que va el libro y tiene tantas referencias que hay que leerlo con lápiz y cuaderno para tomar notas. No os lo perdais
ResponderEliminarTodos decís maravillas de este libro pero yo no creo que lo lea. Al menos de momento
ResponderEliminarHe quedado enamorada de tu reseña, muchas gracias por traernosla.
ResponderEliminarUna reseña brutal, enhorabuena Manuela, se nota que la novela te ha encantado y te ha inspirado incluso para reseñarla.
ResponderEliminarA mi ya me tenéis convencida, me gusta y me interesa mucho lo que aborda y creo que también el cómo lo hace.
Besos.
Pues me apetece, me gusta mucho el tema y todas las reflexiones que mencionas, creo que lo compraré para leerlo más adelante, sin prisas, porque ahora mismo con el ritmo que llevo no lo disfrutaría igual. Estupenda reseña, guapa.
ResponderEliminarbesos
Menos mal que no se te da bien reseñar buenas lecturas...te ha quedado una reseña preciosa Manuela! Me parece muy interesante el concepto tan diferente de educación que deja ver este libro, y como ya le dije a Albanta me recuerda a la película "Capitán fantástico" que vi hace poco y me encantó. Pero sobre todo me quedo con esa frase en la que dices que el dolor es parte parte fundamental de lo que somos...no hay que evitarlo, también es necesario.
ResponderEliminarBesitos
Hola! Te entiendo perfectamente, los libros que más me gustan son los que más me cuesta escribir la reseña ya que siento que me quedo corta a la hora de explicar lo que me ha parecido el libro. Este no lo conocía pero con lo que cuentas sobre él me lo llevo anotado para leerlo muy pronto.
ResponderEliminarBesos!
Se nota que has disfrutado con cada página de este libro. Lo tengo que leer, sin duda.
ResponderEliminarBesotes!!!
Hola, Manuela. Gracias por la reseña, me viene bien saber más de esta novela ya que hace unos días un amigo escritor me la recomendo, y sin duda tendré que leerla.
ResponderEliminarUn beso y feliz noche.
Apuntadísimo está, y sin dudarlo!
ResponderEliminarVaya reseña Manuela, hija!
Besos
Me has gustado mucho la reseña que has hecho y me ha entrado curiosidad por el libro y por la autora.
ResponderEliminarSaludos
te has ganado una nueva seguidora en tu blog :) me has atrapado con esta reseña
ResponderEliminarMuy interesante. Tomo nota, porque me ha llamado la atención y creo que es un tema sobre el que todos deberíamos pensar. Abrazos.
ResponderEliminarHola! Me ha encantado el inicio de la reseña porque tienes razón, cuando un libro te cautiva no sabes ni por dónde empezar.
ResponderEliminarEl ambiente del pueblo y las nuevas experiencias siempre me gusta, la sinopsis me atrae y viendo lo que te ha gustado no descarto leerlo.
Me quedo por aquí! Un saludo desde th3readersdiary.blogspot.com
Pese a que me gusta todo lo que he leído de Lea, con este tengo mis dudas. veremos. Me alegro de que lo hayas disfrutado. Un besote!
ResponderEliminarSigo a Lea en Facebook y es (casi) como si me hubiera leído este libro. Conozco su historia, la de sus hijos, cómo vive el que sean diferentes (y yo siempre entiendo las diferencias en positivo), lo que opina sobre la educación (opinión que comparto plenamente) y sé que a mí también me sería muy difícil comentar este libro, que sé que leeré, pero como me ocurrió con el anterior de Lea, seguramente no comente y me quede para mí las sensaciones.
ResponderEliminarLo has hecho muy bien ;)
Un abrazo
Preciosa reseña, Manuela. Chapeau. Aunque, por lo que nos cuentas en ella, en un principio no me veo leyéndola. O leerlo, pero no reseñarlo, porque veo que es de las novelas que después cuesta expresar los sentimientos que nos produjo su lectura. Besos.
ResponderEliminarAy, estoy confusa. Por un lado parece realmente emotivo y precioso pero por otro las constantes metáforas no me gustan mucho. Lo dejo en el aire pues.
ResponderEliminarUn besazo, me alegro de que te haya encantado ^^
A mi no me ha gustado nada. Los niños no son como Lea los describe aquí, al menos una inmensa mayoría de ellos.
ResponderEliminarLa comparación del sistema educativo español con el inglés es tramposa, ya que compara un colegio publico español con un Montessori en UK.
La viuda lucha para sacar adelante a sus hijos superdotados desde una situación privilegiada ya que dispone de un hotel B&B que le permite estar presente al 100% en el proceso educativo de sus hijos con total desahogo económico.
Una historia poco creíble, jipi y muy injusta con los profesores, que resultan ser todos unos patanes aliena-niños.
Una novela ñoña y cansina, por repetitiva, en la que casi no pasa nada. Se lee rápido.