No
me lo pensé dos veces cuando me ofrecieron la lectura de esta novela, en un
primer vistazo vi que tenía todos los ingredientes de los libros que suelo
devorar y no me equivocaba, cuarenta y ocho horas ha durado en mis manos. Hoy
os hablo de La chica de antes.
Sinopsis
Por
favor, haga una lista con todas las posesiones
que
considere imprescindibles en su vida:
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Es
una casa espectacular. Elegante, minimalista. Toda ella respira buen gusto y
serenidad. Justo el lugar que Jane estaba buscando para empezar de cero y ser
feliz.
Aunque
lo extraordinario es que se la ofrecen por un alquiler irrisorio. Solo tiene
que completar un peculiar formulario de solicitud y aceptar sin condiciones las
reglas impuestas por su propietario y creador, un enigmático arquitecto.
Al
poco de instalarse, Jane descubre que algo le pasó allí a la inquilina
anterior, Emma. Y empieza a preguntarse si no estará repitiendo las mismas
elecciones, los mismos errores, las mismas sospechas que la chica de antes.
¿Qué
estás dispuesto a aceptar para poseer lo que nunca imaginaste?
Mi opinión
Una
casa fuera de lo común, muy avanzada tecnológicamente hablando, con un diseño
que deja con la boca abierta, segura, cómoda, en un buen barrio y con un
alquiler muy asequible. ¿Cuál es la pega? Su dueño, el arquitecto que la
diseñó, o mejor dicho las normas, algunas delirantes, que impone a quien quiera
vivir allí: ni cojines, ni alfombras, ni libros, ni revistas, ni niños… Un
clausulado que espantaría al más templado, pero que Kate y Jane, con tres años
de diferencia, deciden aceptar.
Saltando
entre el presente y el pasado, con capítulos
alternos para cada hilo temporal con su respectiva protagonista como
narradora, J.P. Delaney desgrana dos
historias paralelas con un punto en común, esa fantástica casa que poco a
poco, conforme avanza la lectura, se va volviendo claustrofóbica tanto para sus
habitantes como para esta lectora. Pero no es esto lo único que une a las dos
protagonistas porque tanto Kate como Jane llegan a Folgate Street, 1
arrastrando pesadas cargas del pasado
que no las dejan avanzar y ven este cambio de domicilio como el comienzo de
una nueva vida, como una segunda oportunidad que no van a desaprovechar.
La chica de antes genera inquietud y ansiedad
en el lector
desde las primeras páginas porque nada puede ser tan perfecto y los continuos
saltos entre el antes y el después, entre Kate y Jane, con sus paralelismos y
sus diferencias, fueron tejiendo una
tela de araña en la que irremediablemente quedé atrapada. Una lectura
adictiva que con una narración en primera persona te introduce en la historia
de dos mujeres muy distintas entre sí que con una diferencia de tres años están
viviendo los mismos momentos. Lejos de resultarme reiterativa esta repetición
de hechos, con incluso las mismas palabras, me ha parecido un recurso muy interesante del autor para mostrar cómo ante una situación idéntica, las reacciones son totalmente opuestas y, por lo tanto, también sus
consecuencias. Sirve también esta reiteración para terminar de dibujar de forma
indirecta el perfil obsesivo, perfeccionista y controlador del protagonista
masculino de la novela y dueño de la casa, Edward Monkford.
Y
es que si algo me ha gustado de La chica de antes han sido precisamente sus personajes perfectamente perfilados, muy lejos de lo que suele ser habitual en el género, consiguiendo el autor que aun no compartiendo sus decisiones podamos
entenderlas ya que a través del dibujo que hace de las protagonistas nos mete en su piel y en su psiquis,
aunque en todo momento nos preguntaremos si las conocemos tanto como creemos.
De Kate y Jane nos haremos una idea rápidamente y conforme avanzamos en la
lectura sus perfiles irán evolucionando,
mostrándose poco a poco al lector, especialmente en el caso de Kate que me ha parecido
uno de esos personajes que traspasan el papel, sorprendiéndome en cada
capítulo. Destaca también la recreación
de atmósferas viviendo el lector con la misma angustia e incertidumbre con
la que conviven sus protagonistas y sintiendo en todo momento cómo la casa irradia la presencia controladora y
obsesiva de su dueño, una casa que termina convirtiéndose en un personaje
más de la novela.
La
chica de antes es uno de esos libros en los que sabes desde el primer momento
que algo ha ocurrido y que algo más va a ocurrir, lo que te impele a leer de forma casi compulsiva convirtiéndose en un
auténtico pasapáginas en el que no puedes dar nada por hecho. Esta
necesidad de saber, unida a capítulos cortos y a la abundancia de diálogos,
hacen que la novela prácticamente se lea sola mientras crece una sensación de
desasosiego tal que no dejas de hacer conjeturas intentando anticiparte a un
desenlace que me ha dejado totalmente satisfecha, aunque bien es cierto que no es difícilmente deducible. No cabe duda que el autor maneja con soltura la tensión narrativa que va aumentando página a página desvelando
secretos que salen a la luz cuando el lector cree tener más o menos encauzada
cualquier teoría que haya dado por buena mientras pasado y presente se
entrelazan.
En
definitiva La chica de antes es una novela muy adictiva, ágil y realmente
entretenida. Una trama original y
perturbadora, impecablemente
desarrollada
con una importante carga de suspense y con unos personajes muy bien perfilados que no dudo en recomendaros si buscáis
unas cuantas horas de lectura sin poder parar.