El
verano pasado tuve el placer de conocer la prosa de David de Juan Marcos con su novela La mejor de las vidas. Me
había propuesto que nada de líos estivales con las lecturas pero Lidia de Juntando más letras me embarcó en la
organización de una lectura conjunta conjunta al lado de Concha y Bea de De
lector a lector y Laky de Libros que hay que leer. Y de nuevo ha sido ella la
que nos ha liado otra vez y gracias a la que he podido disfrutar de una fantástica lectura. Hoy os hablo de El ladrón de vírgenes.
Sinopsis
«Cómo
iba a saber que aquel hombre traía la muerte consigo. Debí darme cuenta por su
olor a cebolla rancia. Debí darme cuenta cuando la leche cuajaba a su paso en
los cubos de metal. Cuando las palomas morían desplumadas por la tiña, o porque
allá por donde pasaba doblaba los racimos y dejaba una pestilencia a plomo de
preludios de tormenta de verano.
He
de reconocer que en nuestras pesadillas siempre supimos que volvería, que algún
día subiría el caminito en forma de culebra cercado de castaños y sus botas
embarradas cruzarían con un ímpetu desordenado la única puerta de la casa por
donde entraba el sol. Se sentaría en la mesa de tarugos sin pulir con la
cuchara de latón y esperaría a que se le sirviera de comer como si nada hubiera
pasado.
Como
si no nos hubiera arrancado la alegría del pecho. Era mi padre».
Después
de quince años de misteriosa ausencia, Andrés Pajuelo regresa a su casa para
proyectar el robo de una serie de valiosas obras de arte religioso. Para ello
necesitará la ayuda de sus dos hijos, del melindroso prometido de su hija y de
un enigmático gigante experto en teología y en arte sacro. Cuando todo parece
estar listo para ejecutar el último y más lucrativo de los robos, es acusado de
varios asesinatos. Para sorpresa de toda su familia, Andrés reconocerá al
instante su culpa ahorcándose en público.
El
ladrón de vírgenes es una reflexión sobre las mentiras que encierra toda
religión y sobre la importancia de la religiosidad en la condición humana. Un
análisis sobre los límites de la traición, la lealtad y la fuerza de las
promesas. Un certero homenaje a la tradición oral de contar historias.
Mi opinión
Si
con La mejor de las vidas viajamos hasta Cambridge, con El ladrón de vírgenes
David de Juan Marcos nos llevará de la mano hasta la España más profunda y lo
hará con la voz de Cirilo, apenas un niño en el momento en el que acontecen los
hechos que se encargará de narrarnos en primera persona. Una banda de ladrones
de obras de arte protagoniza una novela en la que el lector menos avezado se
quedará con los robos, el expolio y los asesinatos, pero el más atento e
interesado descubrirá reflexiones sobre la naturaleza humana y sobre la
espiritualidad y la religión enfocadas todas ellas desde distintos puntos de
vista tanto individuales como colectivos, pasando por la veneración y la
creencia en las cualidades mágicas y divinas de las más diversas reliquias y
analizando las distintas formas que cada persona tiene de vivir su religiosidad.
Si
algo destaca en El ladrón de vírgenes es la prosa delicada, poética y rica en
matices con la que nos obsequia el autor. Una prosa en la que todo se aúna para
crear una armonía que envuelve al lector. Al igual que ya ocurriera en su
anterior novela, es imposible no detenerse una y otra vez para releer frases
que se graban y permanecen en nuestra memoria lectora y todo ello con un cambio
de registro con el que me he quitado la espinita que en mi reseña de La mejor de las vidas os comentaba se me había quedado clavada al no haber elegido el
momento adecuado para una novela que es exigente con el lector, extremo que
también encontramos en ésta pero de una forma menos acusada ya que tanto los
hechos narrados como el ritmo que el autor imprime a la historia distan mucho
de la anterior.
No
descuida tampoco David de Juan Marcos la construcción de personajes y a pesar
de su corta extensión encontramos en El ladrón de vírgenes todo un elenco de lo
más variopinto, con perfiles perfectamente caracterizados, entre los que
destacan Julio Ramón, un sacerdote católico experto en arte, que abandona su fe
de su fe y Cirilo, el narrador, un niño que está abriéndose paso hacia la
madurez. Ambos protagonizan diversos diálogos en los que además de hablar de
arte sacro y religión, profundizarán en otros aspectos que casi podríamos
considerar lecciones de vida y crecimiento.
Y
todo ello en una novela a medio camino entre el misterio y las aventuras, aunque bebe de
otros muchos géneros, y en la que efectivamente los robos, los crímenes y los
engaños se suceden uno tras otro poniendo de relieve algunas de las bajezas
humanas y hablándonos de traición y venganza hasta llegar a un desenlace
sorprendente en el que muchas de las certidumbres adquiridas por el lector a lo
largo de la lectura adquieren otra luz tras varios giros argumentales
inesperados.
En
definitiva, he disfrutado con la lectura de El ladrón de vírgenes, una novela
en la que tanto o más que lo narrado, importa la forma en que se hace y en eso
este autor no falla con un estilo pulcro y una prosa preciosista y una historia
que no dudo disfrutaréis.
De entrada el tema no me atrae demasiado. Y acabo de salir de una lectura muy densa y reflexiva y ahora me apetece algo más ligero.
ResponderEliminarA mi me ha maravillado este libro, ha salido de la zona de la anterior novela pero sin dejar a su lado su estilo de escribir. Besos
ResponderEliminarPues le tengo muchas ganas, pero aún no lo tengo en mis manos ¡Qué mal! Deseando leerlo.
ResponderEliminarUn besito.
Yo sin duda me quedo con el estilo narrativo del autor, no me canso de decir lo mucho que me ha sorprendido para bien.
ResponderEliminarBesos.
No me importaría leerlo. Un besote
ResponderEliminarLa prosa de este autor es lo que más me ha sorprendido. Besos
ResponderEliminarPues justo preciosista es la palabra que he utilizado en mi reseña y creo que justo por eso es una gran novela pero no la veo apta para cualquier lector. A mí me ha gustado aunque reconozco que la he leído poquito a poco a pesar de su corta extensión.
ResponderEliminarBesos
Creo que este libro lo voy a dejar pasar.
ResponderEliminarUn beso.
No me llama mucho la atención y con todo lo que tengo pendiente sumar uno más, pues no lo veo. Lo dejo pasar.
ResponderEliminarBesos
Con este autor no me animo. Creo que esa exigencia que necesita no se la puedo dar y no la disfrutaría.
ResponderEliminarBesos
Hoy te leo en diagonal que todavía estoy con su lectura, pero desde luego el estilo y la prosa del autor son su punto fuerte.
ResponderEliminarUn beso ;)
No veo el número de páginas. Me ha llamado la atención. Parece curioso. Un beso.
ResponderEliminarMe gusta que los autores se esfuercen en la prosa si eso no desluce la historia. Es tan importante el qué como el cómo. Me apunto la novela para quitarme la espinita con el autor, cuya ópera prima abandoné.
ResponderEliminarUn besito.
No me llama mucho la atención; con el anterior que me llamaba más no me animé así que dudo que lo haga con este.
ResponderEliminarUn beso
De momento no creo que me anime con él, a pesar de las reseñas positivas no me atrae especialmente
ResponderEliminarBesos
Coincido totalmente contigo. Besos.
ResponderEliminarHa sido un placer leerlo. Los personajes están muy bien caracterizados, y la prosa, preciosa. He disfrutado mucho.
ResponderEliminarBesos
El tema de la religión me llama, lo tendré en cuenta.
ResponderEliminarNo me atrae, Manuela, que no suelo leer libros de este estilo. Me alegro de que lo hayas disfrutado tanto.
ResponderEliminarbsos!
A mí su anterior sí que me gustó y conseguí disfrutarlo, así que me encantaría volver a su estilo...además es muy diferente su trama.
ResponderEliminarBesitos
Pues no me importaría leerla que parece una lectura interesante, un beso
ResponderEliminarOs he seguido en twitter y por eso ya me apetecía, pero después de ir leyendo reseñas aún más. Ya está en mi lista.
ResponderEliminarUn beso
Hola! No conocía de nada este libro pero la verdad es que tiene muy buena pinta. Ahora mismo no porque no tengo tiempo, pero si lo leeré más adelante.
ResponderEliminarBesos!
Coincido contigo. La prosa de David es una maravilla y este libro es más fácil que el anterior, una buena forma de conocer su estilo
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